Vivimos tiempos felices los aficionados a la ciencia ficción en el terreno de la historieta. De la mano del sello Image, los lectores estamos disfrutando de títulos tan potentes como Saga o Ciencia Oscura, tebeos que beben de la ciencia ficción más aventurera a lo Burroughs con toques de ciencia ficción contemporánea. Pero la nueva adquisición del sello en materia de ciencia ficción es el ejemplo perfecto de space opera y ciencia ficción dura, donde la aventura y la exploración se dan la mano con la robótica de Brian Aldiss o las paradojas temporales dignas de la Battlestar Galactica de Ronald D Moore.
Ese título es Descender y sus autores y co-creadores Jeff Lemire y Dustin Nguyen. De Lemire, decir que es un autor que cuanto menos mainstream sus propuestas, mejor resultado consigue y Nguyen es un todo terreno, elegante y con un estilo muy particular que ha ido puliendo su estilo hasta el resultado de esta obra.
Una obra que es un summum del trabajo de dos creadores que se atreve con una aproximación tan gargantuosa como íntima, donde el fin de la humanidad del futuro a manos de una raza de entidades robóticas Kirbyanas, contrasta con la melancólica odisea de Tim-21 un androide con aspecto de niño con reminiscencias del David de la Inteligencia Artificial de Steven Spielberg.
Todo ello, adornado con un estilo gráfico muy particular, donde Nguyen lleva un paso más las aguadas de su último trabajo para DC Comics, Little Gotham, donde las viñetas y las páginas se convierten en lienzos de colores pastel que contrasta con la frialdad de un universo definido al detalle.
Lemire sabe dosificar la información al lector, arrancando a fuego lento, presentando a su elenco de personajes con mimo y cariño, jugando con las rupturas temporales, recurso trillado en la narrativa contemporánea pero que usado con inteligencia te sigue atrapando para a su vez ir aumentando el universo expuesto.
Humanos jugando a ser Dios, futuro post-apocalíptico, pero con una patina de kitsch que lo acerca a la ciencia ficción y la space opera europea de Valerian o Jean Claude Forrest junto a una nueva revisión del clásico tema de si los androides son más humanos que los propios humanos, dan como resultado un trabajo que quizás no alcanza los altos niveles de adicción de la ya mencionada Saga, pero que satisfará al lector de ciencia ficción, o a cualquier aficionado que le apetezca adentrarse en una historia que leídos los dos primeros volúmenes, tiene tintes de que el camino y la aventura merecerá la pena
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