28 de diciembre de 2018

Bumblebee de Travis Knight: Un efectivo y encantador retorno a las esencias originales






















Tras la pentalogía perpetrada por Michael Bay, a los Transformers ya no los reconocía ni la Toei que los parió. Porque aquello que dirigió (es un decir) Michael Bay no tenía nada que ver con aquellos juguetes de Mattel, tebeos de la Marvel y serie animada de Toei que recordamos aquellos que disfrutábamos los sábados por la mañana de las aventuras de unos robots que se transformaban en vehículos (el sueño de todo infante de los 80) y cuyas aventuras surgieron de la iniciativa juguetera de Mattel. Por supuesto, el concepto base de la lucha de Autobots y Decepticons en el planeta Cybertron (¡!) era absolutamente peregrino y simplista, pero era todo lo que necesitaba el serial matutino para hacer las delicias de los niños de la época, incluido el que esto suscribe. Pero lo que ejecutó Bay fue un sinsentido que le funcionó relativamente en las primeras tres ocasiones y en las dos últimas necesitó ser salvado por el incipiente mercado chino para que sus gargantuescos y arrítmicos mastodontes repletos de ruido y furia de cromo y metal siguieran infectando los multiplex de todo el mundo. Cine atrofiado donde el primerísimo primer plano de tuercas y engranajes ocultaban la inversión multimillonaria del ejercito americano para que algún inconsciente se apuntara a sus listas y combatiera al eje del mal en nombre del capital y la codicia, mientras mujeres objetificadas embutidas en latex y botox les hacían obviar la idiotez supina y la arrogancia fruto de la ignorancia que define la filmografía de Bay y donde sus Transformers le hicieron tocar techo. 






El encanto, la humildad y la inocencia que transpiraba la serie de dibujos original y sus múltiples iteraciones en otros medios (los inicios de la transversalidad narrativa de la cultura pop) brillaba por su ausencia donde la inmensidad de los robots y sus megalómanas batallas quedaban incluso ahogadas por la idiotez humana de unos protagonistas humanos que les robaban el protagonismo a sus parternaires cibernéticos y robaban la paciencia del espectador enterrado bajo capas de metal, hierro y CGI. Visto que el formato no daba más de si, pero siendo una franquicia que más de treinta años después de su creación sigue ilusionando a nuevas generaciones y continua siendo objeto de deseo fetichista de adultos con miedo a crecer, Paramount ha decidido rebootear la franquicia, mirando a sus orígenes. 






El encargado de dicho reboot ha sido Travis Knight, director de títulos de animación tan interesantes e inteligentes como Coraline y Kubo, donde sabía equilibrar el espectáculo con la creación de personajes rebosantes de humanidad. Su salto a la gran pantalla con Bumblebee, el Transformer más cercano y humilde de la cohorte de robots que pueblan las estanterías de Mattel, ofrece una adaptación auténtica, con el tono y el espíritu de la serie de animación original (los cinco primeros minutos de la cinta, que transcurren en Cybertron, es lo más cercano a las sensaciones que el aficionado talludito experimentó los sábados por la mañana viendo la serie original. A partir de una escena que aúna nostalgia con un uso espectacular y efectivo de los efectos digitales, la película se acerca al espíritu y al tono de El gigante de hierro de Brad Bird y al E.T. de Steven Spielberg, con atisbos de ironía de agradecer, cercanos al Mars Attacks de Tim Burton, sobre todo en su representación del estamento militar y científico, salido de una peli de ciencia ficción de la guerra fría americana. A esa distensión y a ese tono familiar e inofensivo, apoyado por una puesta en escena que recrea con éxito las formas sencillas que no pobres de un serial de animación de los 80, la película juega sus mejores bazas en el equilibrio entre espectacularidad ( los enfrentamientos entre robots son representados de manera elegante, funcional y precisa, salvo en el enfrentamiento final, que hereda algunos leves defectos de las versiones Bay) y humanidad (el corazón de la obra es la relación entre el personaje interpretado por Hailee Steinfeld y Bumblebee). Por supuesto, el tono de la adaptación es tan inocuo como el de la serie homenajeada, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva.

Por lo tanto, el mayor o menor interés de la propuesta, dependerá de la edad del espectador o el amor que le tenga al material de partida. Un trabajo honesto, perfecto en su equilibrio entre intenciones y resultados. Un perfecto entretenimiento navideño para toda la familia, que abre las esperanzas a un nuevo universo Transformers, repleto de magia y alejado de las atrocidades perpetradas por Michael Bay desde hace más de una década.

1 comentario:

  1. pero yo que conozco ni los transfomers ni la serie ni vi las anteriores películas... ¿como la pasaría con ésta? o ni vale la pena el intento?

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