Si a David Fincher se le da algo muy bien son los thrillers. Lo atestiguan títulos tan emblemáticos de las tres últimas décadas como Seven, The Game o Zodiac. No solo por su capacidad para ambientar sus películas en esa atmósfera turbia y malsana, sino también por saber sacar partido a guiones cuasiperfectos donde la ambigüedad están a la orden del día.
Incluso su magistral La Red Social, para mi el mejor título que ha realizado Fincher, se podría considerar un thriller, ya que la historia de la creación de Facebook era un relato narrado a muchas bandas y donde el director dejaba a la elección del espectador el tomar partido por las muchas incógnitas que habrían los protagonistas de una de las obras fundamentales de los últimos 10 años.
Y tras la insípida "Los Hombres Que No Amaban a Las Mujeres", volvemos a encontrarnos con una obra que aúna una magnífica dirección con un guión casi sin aristas. Y eso es gracias a Gillian Flynn, escritora de la novela original, que se convierte en la nueva y perfecta aliada de Fincher como lo fue en el pasado Andrew Kevin Walker o Aaron Sorkin.
El guión de Flynn y la dirección de Fincher atrapan al espectador durante las dos horas y media que dura el largometraje. Un metraje que no cansa en ningún momento, gracias a la narrativa basado en varios puntos de vista y con saltos en el tiempo que van encajando las piezas de un puzzle maquiavélico que deja al espectador satisfecho pero con un regusto malsano al terminar la proyección y que acerca al cineasta a la obra de autores como Hitchcock o Paul Verhoeven.
La mención de estos dos autores no es gratuita, ya que aparte de ser ambos maestros del suspense y creadores de atmósferas malsanas, también se les recuerda por su malsano sentido del humor. Y es que por primera vez en la obra de Fincher, encontramos sentido del humor, un sentido del humor ácido y nada complaciente, pero que aleja la trama del thriller al uso.
Fincher vuelve a dirigir con verdadera precisión de cirujano, con una narrativa compleja estructuralmente, pero visualmente clásico, alejada de los geniales excesos de sus primeros trabajos como Seven o El Club de la Lucha y que la acerca a obras más maduras y clásicas visualmente que no de estructura como Zodiac o La Red Social, que refuerza el sólido guión de Flynn. La única concesión al efectismo es en una de las últimas escenas del filme, donde los parecidos con Verhoeven se acrecentan y que pocos espectadores olvidarán tras verla.
Pero una buena dirección y un buen guión necesitan de buenos actores para que el resultado sea memorable. Y aquí tanto Ben Affleck como Rosamund Pike dan el do de pecho. Affleck, llevando el 80% del peso de la película en sus hombros y demostrando a sus haters que es tan buen actor como director y que todavía le queda mucho por demostrar. Y lo de Rosamund Pike es magistral. Cada escena en la que sale roba la pantalla con su magnetismo y su interpretación queda desde ya en los anales de su género... y hasta aquí puedo leer para no estropear las múltiples sorpresas que nos depara la cinta.
En definitiva, un thriller impecable, un Fincher en plena forma, uno de sus mejores trabajos y una de las cintas imprescindibles del 2014. ¿Se puede pedir más?
peliculón...Rosamund Pike genial...después me arrepentí de no haberme leído el libro antes,al menos fui con poca información.
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