A Roma con Amor de Woody Allen (To Rome with Love, 2012)
Los fans de Woody Allen sabemos que debido a lo prolífico de su trabajo, tenemos que dividir sus obras en obras maestras, trabajos correctos y bodrios infumables. Entre las primeras, y en los últimos años, el cineasta neoyorkino nos ha entregado trabajos tan destacables y magistrales como Midnight in Paris o Match Point. De los bodrios, sus fans hemos tenido que soportar cosas como Vicky Cristina Barcelona. Este nuevo viaje turístico de Allen a Europa, en concreto a Roma, tras sus incursiones en Londres, Barcelona y París, se encuentra en sus trabajos de categoría media, al estilo de Todos Dicen I Love You. Todas las filias y fobias de su larga carrera vuelven a estar presentes en un trabajo ligero, tan divertido como intrascendente, pero que deja para el recuerdo un para mi sorpresa inmenso Roberto Benigni, una perfecta y divertida Penelope Cruz (aunque está en el segmento menos interesante del filme) y Alec Baldwin como conciencia del que es esta vez la imagen del joven Woody Allen de antaño, Jesse Eisenberg, el Marck Zuckerberg de La Red Social de Fincher.
Cosmopolis de David Cronenberg (2012)
Cronenberg vuelve a sus orígenes, tras tres obras convencionales en la apariencia, para filmar la adaptación de la novela de Don Delillo y adentrarnos a sus seguidores en las atmósferas frías y turbias de obras como Crash y Videodrome. De nuevo personajes deshumanizados, un presente-futuro desolador y una crítica muy inteligente al capitalismo desacerbado que nos ha tocado padecer. Todo ello aderezado con sus toques de violencia extrema, su sexo anti-erótico y la omnipresente Nueva Carne, esta vez traspasado a nuestra realidad en forma de dispositivos electrónicos, tables y smart phones que hemos acogido con total naturalidad. El problema es que Cronenberg se excede en su radicalismo y tras una primera media hora fascinante y subyugadora, nos queda una hora de metraje de difícil digestión. Una decepción para el fan de su obra, seguramente adorado por los seguidores más acérrimos y que deja para el recuerdo un estupendo trabajo actoral de Robert Pattinson y la limusina, que se convierte en un personaje más del filme y que tras su desaparición deja al filme huérfano.
todo lo que tiene de entretenida la primera lo tiene de lenta la segunda! me quedo con Woody Allen antes de Cronenberg sin duda!!! :)
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