12 de septiembre de 2014

Los Invisibles de Grant Morrison: Quizás el mejor cómic jamás publicado


























Afirmar tan rotundamente que una obra es la mejor obra jamás hecha, sea en el medio que sea, es una temeridad muy grande. Sobre todo cuando existen obras que objetivamente son mucho más redondas, más cerradas y de más fácil acceso que estos Invisibles que nos ocupan. Sobre todo viniendo de un autor como Grant Morrison, amado y odiado a partes iguales por los aficionados al mundo del cómic. Un autor que es tanto escritor como estrella de rock y donde muchas veces no sabes donde empieza la persona y acaba el personaje.



Grant Morrison llegó al mundo del cómic con la ambiciosa intención de ser el mejor escritor de cómics de la historia del medio y revolucionar el medio y su manera de sentirlo y contarlo como nunca se había visto antes. Muchos han visto en el escocés un remedo pop de Alan Moore, pero quitando que los dos son aficionados a la magia, poca relación puedo ver entre la obra del uno y el otro, obviando que las de ambos son dos excelentes trayectorias profesionales y que ambos nos han entregado a los aficionados algunos de los mejores tebeos jamás escritos.



Y Los Invisibles es su gran obra. Una evolución de los planteamientos con los que nos deslumbró en trabajos anteriores como Animal Man o su Doom Patrol y que ha influido posteriormente en trabajos personales suyos como The Filth u obras más mainstream como su larga etapa de Batman, Crisis Final o su trabajo más reciente para DC Comics, The Multiversity.



En Los Invisibles, Morrison aúna todas sus filias y fobias, todos sus intereses y su manera de ver el mundo, además de incluir en la misma todos aquellos acontecimientos, por bizarros que sean, que le han ocurrido al excéntrico autor. En cada uno queda el creer en lo que le ha ocurrido o no. Si es un charlatán o realmente cree que le han ocurrido o le han ocurrido todas esas experiencias extrasensoriales y "paranormales" que todo aquel que haya seguido su trayectoria conocerá.



Y todas esas experiencias forjan Los Invisibles. Una obra dividida en tres volúmenes, cada uno de ellos diferentes tanto en forma como en estilo, pero que unidos forman un canvas enorme donde el sentido de la vida, la definición de realidad, las conspiraciones, fenómenos extrasensoriales, paranormales e inexplicables se dan la mano para formar todos ellos juntos un trabajo que intenta dar explicación a la pregunta más importante que todos los seres humanos nos hacemos: ¿Cuál es el sentido de la vida?



Personalmente creo que Morrison lo consigue. Por supuesto con su particular estilo. Y advierto, este tebeo no está hecho para aquellas personas que quieren explicaciones masticaditas y de manual. Leer Los Invisibles requiere de esfuerzo, de concentración. Pero es un esfuerzo que queda recompensado a medida que avanzas en la lectura de una obra que no te suelta y que cuando acaba te deja una extraña sensación de vacío.



Pero no os penséis que el tebeo es una disertación aburrida sobre que es la realidad, cual es nuestro lugar en el universo, etc... No, Morrison crea una ficción donde un grupo de individuos subversivos organizados en grupos de 5 miembros en diferentes lugares del mundo, se enfrentan a fuerzas ocultas que controlan el mundo, un mundo que no es real y que ha sido manipulado para esclavizar sin que nos demos cuenta, a todos los humanos. Y si, se parece mucho a Matrix, pero eso es un tema para otro post... Solo una pista, Los Invisibles apareció en 1994 y Matrix se estrenó en 1999...que cada uno saque sus propias conclusiones.



La división en 3 volúmenes tiene su sentido, tanto en la manera que Morrison planteó la obra (basado en las etapas de la vida de Buda) como por la irregular trayectoria comercial que tuvo el título cuando apareció publicada por primera vez. Y si que es cierto que la lectura mensual de este título es complicada. Cada ejemplar y cada página del mismo, e incluso muchas veces cada viñeta aportan tal cantidad de información y conceptos, que si no lo lees de manera continuada, puede confundir y frustrar al lector ocasional. Pero si te adentras en el particular estilo narrativo de Morrison, estás perdido.



Cada volumen tiene una estructura narrativa y un estilo diferente. El primer volumen arranca de manera pausada, con un tono más gris, más inglés, presentando a los participantes de esta obra. El segundo volumen, ambientado en Estados Unidos, es más pop, más enérgico, más fácilmente digerible para los no iniciados en la obra de Morrison. Y el tercer volumen es el arco que devuelve a la obra el tono quizás más hermético del primer volumen, donde todos los misterios son resueltos, pero no de la manera que quizás esperamos.



Pero Los Invisibles no es una obra que se pueda contar. La tienes que experimentar. Y desde aquí os animo a todos a que lo hagáis. A que os dejéis llevar por la locura, que abandonéis vuestra parte racional y os dejéis llevar por los sentidos, porque Los Invisibles es una obra sensorial. Es posible que en su primera lectura no entendáis todo, o puede que tampoco en la segunda o tercera. Pero cada lectura de la misma abre una capa más en este crisol que son Los Invisibles. No os arrepentiréis. Os lo aseguro.

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