De la nueva hornada de series televisivas que han comenzado este 2017, hay que destacar dos nuevos títulos cuyas raíces provienen del mundo del cómic, la primera de los cómics de X-Men, en particular de la etapa al frente de los Nuevos Mutantes de Chris Claremont y Bill Sienkiewicz y la otra de uno de los grandes iconos de Estados Unidos, Archie.
La primera de ellas, Legion, ha sido una de las mayores sorpresas que me he llevado en mucho tiempo. Una serie de la que no tenía muchas expectativas, debido al desconocimiento de quien estaba detrás de ella, pero que tras su estreno la semana pasada, solo pude escuchar alabanzas, entre ellas, las de los mismísimos Chris Claremont y Bill Sienkiewicz, creadores de Legión desde sus perfiles de Facebook.
La curiosidad pudo conmigo y me dispuse a ver su episodio piloto. El resultado, una verdadera maravilla, un capítulo sin mácula, donde veo por primera vez como debe ser la traslación del lenguaje del cómic al mundo audiovisual, donde el montaje, el uso de los planos y las superposiciones remite a la manera de narrar propia del tebeo y más específicamente a los experimentos narrativos que Sienkiewicz comenzó a experimentar en Los Nuevos Mutantes y que en el piloto es plasmado a través de lo anteriormente mencionado, al igual que el uso del color y la inteligencia en el uso tanto narrativo como visual del slow motion para reflejar de la mejor manera el impacto de una buena splash page en el noveno arte.
Además, como historia de origen es fabulosa, con una narrativa desestructurada que va construyendo un puzzle que va del presente al pasado y a la vez a la mente disociada de su protagonista, en una historia que es una mezcla perfecta y original de Alguien voló sobre el nido del cuco, el cine de horror, de conspiraciones y el género superheróico, dando como resultado una evolución del género en el ámbito audiovisual como lo fue el trabajo de Sienkiewicz en los años 80 y los primeros trabajos de los autores de la línea Vertigo como el Shade de Peter Milligan y Chris Bachalo.
La otra sorpresa agradable es Riverdale el traspaso del universo Archie al mundo de las series juveniles, teniendo como referente las nuevas series que reciente aparición que han hecho madurar, para un público juvenil de la mano de Mark Waid y Roberto Aguirre Sacasa, que es también el artífice de este traspaso de Archie y su universo, junto a otros personajes como Jossie y las Pussycats al medio televisivo de imagen real.
Entremezclando con talento y gusto el trabajo de Waid y el de Aguirre Sacasa con su tenebrosa y adictiva "El Más Allá de Archie" junto con toques marca de la casa de la cadena CW predominantemente juvenil (la cantidad de veces que le vemos el torso desnudo a Archie) al estilo de Gossip Girl y sumándole pinceladas autoparódicas que remiten al Scream Queens de Ryan Murphy y el surrealismo bello y tenebroso del Twin Peaks de Lynch y Frost, dan como resultado un serial sexy y atractivo.
Una vuelta de tuerca a un universo eterno, donde el sueño y la pesadilla americana se dan la mano y que atrae al público adulto a través de esa autorreferencialidad que le permite el chiste privado de unir en una misma serie al Luke Perry/Dylan de la famosa Beverly Hills 90210 de Aaron Spelling como el padre de Archie, junto a Madchen Amick/Shelly de Twin Peaks como madre de Betty, auténtica arpía salida de Melrose Place o Dinastía, reflejando esa extraña y sugerente mezcla entre lo "arty" y lo "trash", entre la intrascendencia y lo universal.
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