Entre la multitud de títulos salidos del final del evento Metal de Scott Snyder -bajo el sello The New Age of Heroes- un título sobresale por el resto: The Terrifics. Un tebeo que consigue emular y transmitir las sensaciones ya casi olvidadas de como eran los tebeos de los años 70 y 80, sin ser un mero pastiche de los referenciados. El triunfo hay que reconocérselo a Jeff Lemire que vive una nueva edad de oro gracias a su excelente Black Hammer bajo el sello Dark Horse y que vuelve de nuevo al universo DC tras su escasamente brillante trabajo durante The New 52.
Lemire emula el sense of wonder de Los 4 Fantásticos tanto de Lee y Kirby como sobre todo de John Byrne con un supergrupo de personajes unidos a su pesar y formado por personajes tan infrautilizados como Plastic Man, Mr Terrific, Metamorpho y un personaje de nuevo cuño, Phantom Girl, tan interesante como carismática. Esta entente de héroes le sirven a Lemire para ofrecer un sentido homenaje a una edad dorada y perdida del cómic book, donde era posible entregar un trabajo sólido y adictivo más allá de eventos multitudinarios y molestos crossovers. Así, libre de de las ataduras de la mal entendida continuidad y universalidad de estos mundos de ficción corporativos, Lemire tiene la libertad para ofrecer una serie modesta que es capaz de equilibrar las grandes aventuras cósmicas con una construcción de personajes donde las interacciones entre los mismos y los problemas asociados a dichas relaciones, otorgan al relato los mejores y más inspirados momentos del serial.
Lemire consigue que cada uno de los personajes, ya sean principales o secundarios, tengan su razón de ser dentro de la narrativa central. Todo ello sin necesidad de infinitos arcos argumentales, entregando tramas principales que se resuelven en dos o tres ejemplares máximo -rompiendo la regla del futurible paperback- sin olvidar que existe una trama global que se va desarrollando de manera firme pero pausada a lo largo de los seis primeros ejemplares de la colección y que seguramente no será del agrado del genio de Northampton.
En cuanto a su apartado gráfico, la serie arranca fuerte en sus tres primeros ejemplares. Nada más y nada menos que Ivan Reis que complementa perfectamente los guiones de Lemire, bordando tanto los momentos más espectaculares y bigger than life de escala cósmica, como las pequeñas interacciones interpersonales de los protagonistas. Su marcha al Superman de Brian Michael Bendis es paliada por un atractivo trabajo de Doc Shaner, completamente opuesto en sus formas y estilo al de Reis y al algo menor Joe Bennet que pretende igualar las habilidades de Reis sin conseguirlo. Pero en honor a la verdad, la habilidad de Lemire como guionista consigue que aún con el baile de dibujantes, la serie mantenga una unidad narrativa.
En definitiva, uno de los tebeos más frescos de la nueva DC, quizá algo enterrado bajo la gran cantidad de bombazos y títulos estrella que este último año está entregando la anciana editorial, pero que bien merece un lugar en la biblioteca de cualquier buen aficionado.
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