Han pasado más de 24 horas tras la finalización de la ficción de la década. Más de 24 horas para digerir un final que tras su visionado a hecho correr ríos de tinta y odio hacia sus creadores, yo el primero. Para muestra, mi reseña del episodio final pocas horas después de verlo en directo.
El día de ayer estuve mascando el episodio final todo el día, dándole vueltas, ya que no conseguía que se me quitara de la cabeza. Me sentía estafado, creía que sus creadores se habían reído de todos sus fans, acometiendo un acto de cobardía en su recta final. En el fondo, y creo que todos sus seguidores estarán de acuerdo conmigo, nos sentíamos como los supervivientes del Oceanic a lo largo de todo su periplo a lo largo de 6 temporadas, noqueados, abrumados, engañados, unos títeres en manos de unos creadores mezquinos y sin escrúpulos, en definitiva, manipulados. Y no ha sido así,o por lo menos a medias.

La idea central de la serie, misterios aparte, ha sido a lo largo de 6 años, el enfrentamiento de dos posturas enfrentadas: la ciencia, representada en el personaje de Jack Shepard, un ser racional, médico para más señas, que no cree en el destino, en las profecías y en los propósitos trascendentales, y la fe, representada en el mejor personaje de toda la serie, el gran John Locke, un verdadero creyente, que desde el minuto uno de su aparición en la serie, considera el accidente y a la isla como un regalo milagroso, que su insustancial vida tiene un verdadero propósito, ya que como averiguaremos pocos episodios después, antes del accidente y poner un pie en la isla, estaba en una silla de ruedas. En el momento que cae en la isla, milagrosamente puede andar, por lo que considera que todos allí están por una razón y que esa isla es un regalo divino y que es mágica.
A lo largo de la serie, vemos como Jack pasa de un escepticismo total, de querer abandonar la isla, hasta que afronta su destino, da un salto de fe y se sacrifica por todos para morir en la isla en un bello plano final que cierra la serie. Por otro lado, John Locke se enfrenta a lo largo de toda la serie a varias pruebas que ponen a prueba sus creencias, teniendo varias crisis de fe, hasta su triste final en el que quiere suicidarse para posteriormente morir asesinado por Benjamin Linus.
Los espectadores de Lost también se dividieron en hombres de fe y hombres de ciencia. Yo he sido uno de los últimos, esperando en el fondo que todo tuviera una explicación científica y racional, que todos los misterios fueran revelados hasta el más mínimo detalle y no ha sido así, pero la resolución final, analizada con la cabeza fría, no ha dejado tantos enigmas abiertos como podía parecer a primera vista.
Ayer por la noche, volviendo a ver los diez últimos minutos de la finale, el momento de la iglesia de todas las religiones y la conversación entre Jack y su padre, lo vi claro. La serie ha cerrado el círculo y ha contado lo que tenía que contar.

En el episodio 6x15, cuando la guardiana de la isla le enseña al joven Jacob la fuente de luz, este le pregunta que es lo que es. Ella le responde que es una energía de la que todos llevamos un poco de ella en el momento de nacer y a lo largo de toda nuestra vida. El plano de Christian Shepard en la finale, abriendo la puerta de la iglesia e inundando la sala de una luz potente y amarilla, es la misma luz que la que hay en la isla en el pozo y que todos codician a lo largo de la serie,por lo que los Oceanic no se van al cielo desde el limbo en el que se encuentran tras fallecer, sino que todos ellos vuelven donde empezaron, vuelven a la fuente de luz, a la energía de la isla. El enigma de su destino y que es la isla (el mayor misterio de todos) queda revelado para aquellos que lo quieren ver y quieren dar ese salto de fe. El pozo de poder de la isla son ellos, son el amor absoluto, son el corazón de la isla, algo que hay que proteger a toda costa y la energía más poderosa del mundo. Eso es lo que hay que salvaguardar. Pero es una fuente de energía que, siendo como es el ser humano, a querido utilizar para sus propios fines y para explotarla (le ocurre al Hombre de Negro, y al no ser digno de ella ya que no se ha purificado, de esto hablaré ahora, es castigado con su conversión en un ser sin cuerpo que vaga por la isla, casi expulsado del paraíso, y lo mismo le ocurre a la iniciativa Dharma, la quiere, pero para explotarla y su castigo es la purga a la que son sometidos). Todos aquellos que quieren llevársela para usarla en beneficio propio o que quieren entrar de manera curiosa son castigados. A este energía solo puedes acceder si eres merecedor de ello, si eres invitado.
Y aquí llegamos a los protagonistas de nuestra historia, nuestros queridos Oceanic, individuos perdidos en el maremagnum que había sido su vida y que la isla les da una segunda oportunidad, donde todos ellos, unos más y unos menos, unos antes y otros después, comprenden sus errores y los enmiendan. Jack abre su corazón y su mente, Kate descubre lo que es preocuparse por alguien más que ella (Aaron), Sawyer aprende a confiar y vivir con los demás volviéndose alguien noble, dejando atrás su vida de estafador y sus ansias de venganza. Otros no tuvieron tiempo o no quisieron (Michael, Ana Lucía). Todos descubren que el motor de la vida es el amor, encontrar su Constante,que les llevará a la paz interior.

Por eso existe ese Limbo que hemos conocido en esta nueva temporada, aquel que creíamos que era una realidad alternativa, es el lugar donde todos ellos se encontrarán de nuevo, una antesala hacia la fuente de poder que está en la isla, y que al igual que el Limbo, y como explica el padre de Jack, es eterna y existirá siempre, esperándoles a todos. Todos los personajes tienen que mejorar como individuos, unos lo conseguirán antes que otros (por eso Ben no puede entrar todavía, ya que sus pecados han sido demasiado grandes y necesita mucho más tiempo en ese limbo para enmendar las cosas, pero se reunirá en un futuro con todos los demás). Pero esa fuente de luz les estará esperando siempre, y en el momento adecuado les invitará a entrar. Esa luz es el principio y el fin, el alfa y el omega, y ha estado y estará siempre y siempre tendrá que haber alguien que la proteja eternamente, es el lugar del que provenimos de una manera pura, y maleados todos por el mundo terrenal, tendremos que purgarnos para ser merecedores de volver a ella para descansar eternamente, y todo ello solo lo conseguiremos amando y siendo amados. Creo que no puede haber un destino más bello para nuestros protagonistas. Al final la isla es eso, el corazón del mundo y nuestros Oceanic su alma.

Por supuesto que sus creadores nos han hecho trampas, no han cerrado incógnitas (tampoco tantas como parece a simple vista), han hecho una sexta temporada bastante insulsa en la que han cometido muchos errores, pero viendo la serie como un todo, han cerrado el círculo, han contado lo que querían contar y en el fondo nos han hecho partícipes de un viaje maravilloso y nos han hecho dar un salto de fe en su resolución final. En cada uno de nosotros está el realizarlo o no.
Os invito a todos a que dejéis vuestras impresiones, ya que esta es mi visión de la serie, lo que veo o quiero ver en ella tras seis largos años, y en el fondo con lo que me quedo. Al final, y tras mi enfado inicial, es la sensación que he sacado, y a mi es lo que me vale. Para lo bueno y para lo malo, nunca ha habido ni habrá una serie igual que Lost. Puede que aparezca alguna mejor, pero como ella ninguna, y el ser única ya es algo que agradecer y celebrar.