De todos los últimos talentos que han aparecido en el cómic americano en los últimos tiempos, Rick Remender quizás sea el que mejor ha sabido fusionar el estilo de los tebeos clásicos de los 60 y 80 con un toque actual necesario en estos tiempos que corren. Cualquiera que haya leído sus espléndidas etapas al frente de X-Force o sus Imposibles Vengadores saben de lo que hablo. Tebeos que en un principio parecen sencillos pero que una vez que te adentras en ellos y con el paso de los meses se convierten en verdaderos trabajos de orfebrería donde todas las piezas encajan a su debido momento.
Pero a diferencia de contemporáneos suyos como Jonathan Hickman, ese encaje de bolillos no quita que sus protagonistas tengan vida propia, personalidad y no sean una mera excusa para demostrar lo bueno que es el guionista a la hora de estructurar una historia sin pensar que el lector seguirá leyéndote si siente algo por los personajes, algo que Hickman olvida en cada una de sus obras.
Y el magnífico equilibrio de la industria americana actual permite que estos nuevos talentos trabajen en ambos lados del espectro. Ganando un buen dinero con editoriales y personajes mainstream elaborando un trabajo de calidad en la mayoría de las ocasiones y a su vez desarrollando propuestas personales como este Black Science que nos ocupa y que es el primero de tres trabajos que está desarrollando para el sello Image.
Black Science es un cóctel donde Remender mezcla con los ingredientes adecuados su amor por el pulp, la ciencia ficción, la space opera y su amor por los 4 Fantásticos de Stan Lee y Jack Kirby. Porque nuestro protagonista es una visión distorsionada pero tremendamente parecida a ese Reed Richards obsesionado por la tecnología y la ciencia, los cuales le han deshumanizado y le han apartado de las personas, en particular de su esposa e hijos. Y hasta aquí puedo leer para no estropearos las sorpresas que la serie atesora en su interior.
Si el primer ejemplar nos retrotrae a la atmósfera de las novelas pulp de Buroughs y su John Carter y el trabajo gráfico de Matteo Scalera (que ya colaboró con Remender en una muy reivindicable etapa al frente de Vengadores Secretos) nos recuerda a las ilustraciones de un Frank Frazetta más sucio y turbio, a partir de su segundo ejemplar, la colección da un giro al desvelarse el nucleo de la historia y que si se le puede buscar un símil sería lo que pudiera haber sido el Sucker Punch de Zack Snyder si este se hubiera preocupado por escribir un guión a la altura del delirio visual y conceptual de su fallida película.
En Black Science la forma y el fondo van de la mano. Las ideas fluyen página a página con la misma intensidad que su guión, el cual nos va descubriendo a un elenco de personajes que a cada número que pasa se van haciendo más interesantes y vamos descubriendo poco a poco el gran universo que Remender ha preparado para la ocasión. Así que no lo dudéis, y si sois fans de la ciencia ficción conceptual, de la space opera, de los seriales de los años 30, o de todo a la vez, haceros en cuanto podáis con una copia del primer volumen recopilatorio. No saldréis defraudados.
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