Los volúmenes cuarto y quinto de la nueva reedición por parte de ECC de uno de los tebeos imprescindibles de la historia del cómic son una parte fundamental e imprescindible de una colección que ascendió a los altares del mundo del cómic a Alan Moore. La razón, que entre los dos volúmenes existe un cambio de tercio e intenciones por parte del inglés, que puede que no sean del gusto de todo el mundo.
El cuarto volumen de la colección finaliza el ambicioso arco argumental que comenzó en el tercero, "American Gothic" la saga que confirmó la habilidad de Alan Moore para transformar los relatos de terror con un aura de novedad y una suciedad pegajosa que se te queda en la mente y la retina mucho tiempo después de la lectura de estos tebeos.
Y si en su primera parte Moore transformaba mitos tan clásicos como el vampirismo, los muertos vivientes y la licantropía que servirían como metáfora de la diferencia de clases, el racismo o la sumisión de una mujer en el siglo XX, aquí el autor continúa con su repaso a los mitos del terror y su particular lectura de esa America miserable y que se mantiene en un peligroso equilibrio donde cualquier cosa puede hacer estallar la supuesta capa de civilización que América y en consecuencia nuestra civilización occidental se empeña en aparentar.
Míticos ejemplares atesora este cuarto volumen de la serie, con relatos tan inolvidables como esa casa encantada del midwest americano que mezcla con audacia y acierto las casas encantadas, la hipocresía de la clase media y el problema de las armas en una sociedad donde el salvaje Oeste todavía no ha sido superado. O el lisérgico viaje que experimentan unos seres humanos como tu y como yo, al comer un fruto de nuestro elemental protagonista y que saca a relucir todo lo bello y todo lo sucio que ocultamos en nuestro interior. Por supuesto sin olvidar el Parlamento de Árboles, un concepto que hace crecer a nuestro protagonista y que sigue vigente en las etapas actuales de la colección y que han influenciado a autores como Jeff Lemire, Charles Soule o Scott Snyder.
Pero quizás uno de los detalles que más me gustan de este tomo en particular y de la colección en general es la habilidad de Moore para hacer extraño lo cotidiano y dar una vuelta de tuerca al género superheróico, en este caso las famosas Crisis en Tierras Infinitas y saber llevar a su terreno una imposición editorial haciendo creíble y parte del particular universo de Swampy el macroevento por excelencia de los superhéroes y convertirlo en un terrorífico complemento de esta particular parcela del universo DC.
Moore terminó su Gótico Americano con un pie en esta saga pero con su mente en lo que iba a venir después y que comenzaría en el quinto volumen, donde el tono terrorífico iría dejándose de lado para iniciar una experimentación pocas veces vista en el cómic mainstream americano que fue alabado y odiado a partes iguales, pero que no dejó indiferente a nadie y que sería el paso a obras más complejas conceptualmente como Promethea o From Hell.
Y es que este tercer acto y final de su etapa al frente del personaje convierte a la colección en algo muy alejado de sus comienzos pero perfectamente comprensible viendo detenidamente el desarrollo del personaje y del autor. Sin spoilear a aquellos que tienen la suerte de disfrutar estos tebeos por primera vez, decir que Moore cambia el status quo tanto del personaje y la colección con una saga que tiene a Batman como co-protagonista y antagonista del titular de la serie, que la relación de Abby y La Cosa del Pantano da un paso más y donde nuestro personaje salta hasta el infinito y más allá para dejarnos en un punto que nos llevará al último, polémico pero fundamental sexto y último volumen de una serie imprescindible, cuyo final puede que te guste más o menos, pero que seguro no te dejará indiferente.
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