Hace cinco años, Scott Snyder irrumpió como un vendaval en la industria del cómic americano de la mano de Stephen King en el último gran título aparecido bajo el amparo del sello Vertigo, la aclamada American Vampire, una obra ambiciosa que sigue apareciendo en la actualidad que servía para colocar de nuevo al vampiro en el lugar que le correspondía en el género de terror tras su domesticación en mano de la industria del entretenimiento.
Cinco años después las cosas han cambiado mucho y Snyder se ha convertido en una gran estrella del cómic americano, sobre todo por su etapa al frente de Batman junto a Greg Capullo. Y quizás las exigencias de una industria que necesita de revulsivos efectistas cada tres meses para mantener las ventas, han provocado que la frescura de su American Vampire no haya brillado de la misma manera en su etapa al frente del Caballero Oscuro, motivado sobre todo por una necesidad del autor de epatar con cada final de saga, rizando el rizo hasta límites insospechados.
Quizás por ello haya intentado Snyder volver a los orígenes y volcarse en un proyecto personal mientras su Batman le aporta el dinero necesario para embarcarse en un tebeo como este de Wytches, esta vez bajo el sello Image, que se ha convertido en el hogar de lo mejor que pueden aportar los autores americanos más innovadores, como lo fue en su momento el sello Vertigo que ha quedado relegado a un segundo plano.
Y junto al dibujante Jock, con el que ya colaboró en su etapa al frente de Detective Comics, Snyder se acerca a su maestro Stephen King en la que al igual que con su odisea vampírica, recupera el mito de las brujas para unas audiencias que ya no las tienen miedo.
De King, Snyder toma aquello que ha hecho popular al escritor de Maine, esa perfecta mezcla entre la aparente cotidianidad de un pueblo rural como cualquier otro de la geografía americana, una familia de clase media también aparentemente normal y una amenaza sobrenatural que se va adentrando en el aparentemente tranquilo American Way of Life.
Pero sin Jock este tebeo no conseguiría esa sensación de intranquilidad constante que atenaza a los protagonistas, un sentimiento de extrañeza que se va haciendo más angustioso a medida que pasas las páginas y empiezas a conocer los secretos y los miedos de un reparto que tiene mucho que ocultar y que Snyder va descubriendo al lector en el momento apropiado, manejando los tiempos de manera ejemplar y dejándote con una sensación de querer más constante.
En definitiva, Snyder vuelve a recuperar el brillo en un tebeo de terror ejemplar, magníficamente ilustrado por un Jock con un estilo más pulido y certero. Una historia que te hará ver a las brujas de nuevo con pavor y te hará estremecer con esa mezcla perfecta entre el terror contemporáneo de King y el terror orgánico de autores como Clive Barker o David Cronenberg.
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