Cómo nos acostumbramos a las cosas buenas y cómo las aprendemos a valorar de verdad cuando desaparecen. Esa es la sensación que he tenido al leer el último volumen de la larga etapa de Mark Waid al frente de la nueva encarnación de El Hombre sin Miedo. Una etapa que nos lleva acompañando en España desde el verano de 2012 y que en Diciembre de ese 2015 que acaba de terminar se despidió en su octavo volumen.
Waid arrancó su etapa junto a autores tan imprescindibles como Paolo Rivera, Marcos Martín y Javier Rodríguez. Tres artistas que apoyados en la nueva visión de Waid, llevaron a nuestro abogado ciego favorito a un nuevo entorno, que sin olvidar su glorioso y oscuro pasado, quisieron humanizar e iluminar para que los lectores tuviéramos otro sabor en las grises aventuras de un Matt Murdock que parecía abocado eternamente a las tinieblas.
Y tras saber equilibrar el tono de uno de los personajes más carismáticos de Marvel e iniciar una nueva senda dentro de la editorial, de la que se han beneficiado títulos tan destacables como el Ojo de Halcón de Fraction y Aja o la Hulka de Soule y Pulido, Waid unió esfuerzos con el dibujante que quizás se haya convertido en su media naranja creativa, Chris Samnee.
El acierto de esta etapa fue humanizar a Matt Murdock, un Murdock que había sufrido mucho en el pasado, pero que intentaba de todas las maneras posibles escapar de las sombras de su vida pasada. Para ello, Waid sin evitar caer en las garras de un reboot que obviara su glorioso pasado, equilibró la ligereza y el "sense of fun" de su primera encarnación con los acontecimientos que comenzó Miller y que llevaron a sus máximas consecuencias autores tan talentosos como Bendis o Brubaker a principios del siglo XXI.
Este volumen final que engloba los últimos nueve números del actual volumen de la colección, continúa las aventuras de este nuevo y revitalizado Matt Murdock en la ciudad de San Francisco, una ciudad que es tan importante para el tono de la serie, como lo fue en su momento la ciudad de Nueva York para Miller. Una ciudad que se convierte en co-protagonista de la historia, al igual que la otra pareja que acompaña a Murdock en estas nuevas aventuras, su novia y socia de bufete Kirsten y su siempre fiel Foggy Nelson.
En este último bloque de historias, Murdock se deja atrapar en la pasión por la fama del estado de California, llevando a extremos insospechados la revelación de su identidad secreta, dando un respiro de ligereza y optimismo a la historia, hasta que un cúmulo de acontecimientos que escapan del control del personaje, acaban por desestabilizar de nuevo su frágil alegría.
Esto servirá al duo Waid/Samnee para entregar una última saga que se tambalea entre las luces y las sombras, que obliga a Murdock a tener que pactar con su mayor némesis y que atenaza al lector en una historia que no puedes dejar de leer y de disfrutar del increíble arte de Samnee y que deja finalmente una sensación de haber sido testigo de un momento mágico en la historia del personaje. Un tebeo que será releído una y mil veces, un hito en la historia de la editorial y el ejemplo perfecto de como debe ser tratado este universo en este nuevo siglo.
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