2 de julio de 2012

Batman: Death by Design de Chipp Kidd y Dave Taylor


A veces hay buenas ideas que hay que dejarlas en eso, ideas. Porque lo que a priori en nuestra cabeza es una gran obra, traspasada al papel no queda tan bien, y menos si somos novatos en la materia. Y eso le ha pasado a Chipp Kidd.


Todo buen aficionado a los superhéroes y sobre todo a Batman, sabe que Chipp Kidd es un auténtico erudito y fanático de los héroes de DC y Batman en particular. Lo atestiguan libros como el que Kidd realizó sobre la serie de animación del Batman de Timm o el que hizo sobre merchandising, sin olvidar el fabuloso Mithology dedicado al trabajo de Alex Ross en DC Comics.


Pero Kidd no es un guionista profesional, por mucho que sea un historiador del medio con unos conocimientos fuera de toda duda, y eso se nota en este Batman Death by Design, de premisa y presentación atractiva no, atractivísima, ya que no hay que olvidar que Kidd además es un diseñador como la copa de un pino.


Y la novela gráfica tiene un envoltorio espectacular, y a medida que pasas las primeras páginas, repleto de diseños de la cubierta y bocetos, parece que nos vamos a encontrar con algo grande. Y las primeras páginas dibujadas por Dave Taylor, con un Batman de los años 30 y una Gotham City que sería la envidia del malogrado Anton Furst son esplendorosas. Pero ahí se queda todo.


Si le tuviera que encontrar un símil con algún trabajo fallido reciente que quisiera revisitar la era de la Golden Age para los lectores contemporáneos, lo primero que me viene a la cabeza es la fallida cinta protagonizada por Jude Law y Gwyneth Paltrow llamada Sky Captain. Si esa película se inspiraba en los matinees de los años 30 y los diseños del Superman de Max Fleischer, esta obra se acerca al Metrópolis de Fritz Lang y los primeros tebeos de Batman de Bob Kane. Y las dos fallan porque más allá de la nostalgia por el material, poco hay que rascar en los respectivos homenajes.


Cierto es que algunos aspectos positivos hay. Desde el ya mencionado ambiente arquitectónico de la ciudad, o la representación de un Batman más cercano a Douglas Fairbanks que al oscuro vigilante de la era post-Miller o ese Joker metido con calzador pero que está directamente inspirado en la propia inspiración de Bob Kane o Bill Finger, el actor Claude Rains. 


El resto es aburrido con solemnidad. Kidd no sabe escribir tebeos, y la sobreexposición de información, el abuso de diálogos interminables para explicar una trama complicada que no compleja hace que la lectura del tebeo, pasada la buena impresión inicial de su diseño, sea una auténtica tortura. Sin dejar de mencionar la aparición con calzador del Joker, que no pega nada en esta insulsa historia que únicamente podría interesar a estudiantes de arquitectura.


Y un poco de lo mismo para el dibujante Dave Taylor. Impresionante la ambientación y el diseño de la arquitectura de la ciudad. Pero falla estrepitosamente en la caracterización de personajes, no sabiendo distinguir muy bien quién es quién. Y ya cuando intenta dar ritmo a las plomizas conversaciones de los personajes escritas por Kidd hace más mal que bien.


Una pena porque este podría haberse convertido en una de esas pequeñas joyas que atesoramos los fans de Batman. No ha sido así, pero por lo menos nos queda la dicha de ojearlo de vez en cuando para maravillarnos con algunas vistas de la ciudad de Gotham, porque en honor a la verdad es lo poco destacable de un tebeo fallido.

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