No se vosotros, pero desde hace ya tiempo, las obras de Mark Millar me dan mucha pereza. Poco queda de ese irreverente autor que nos sorprendió a finales de los 90 y principios del nuevo siglo, con tebeos tan influyentes, para lo bueno y para lo malo, como su etapa en The Authority o sobre todo sus famosos The Ultimates, una nueva versión de Los Vengadores, que ha quedado como su mejor trabajo hasta el momento.
Luego llegaron la fama y un ego que cada vez se hizo más grande, cuyo cenit sucede en el momento que publica Kick Ass, se desentiende de las grandes editoriales y en un ataque de soberbia absoluta comienza a crear lo que se conoce como el Millarverso, cuyo inicio comenzó de manera irregular en el año 2004, cuando publicó a la vez Wanted, The Unfunnies y Chosen, la segunda de ellas inacabada y culminó en el momento que junto a Kick Ass comenzó a publicar otros títulos como Némesis, Superior y este The Secret Service que nos ocupa.
The Secret Service original, dibujada por el mítico Dave Gibbons (Watchmen) no he tenido la ocasión de leerlo, por la desidia anteriormente expuesta que me provocan las actuales obras de este guionista escocés. Pero lo que si me llama la atención es su contrapartida cinematográfica, gracias a Mathew Vaughn, el director de la adaptación del primer Kick Ass y sobre todo por su magnífica aproximación a los X-Men en First Class.
¿Y qué nos encontramos en este The Secret Service versión cinematográfica? Pues una muy entretenida cinta de dos horas, que recupera el encanto del cine de espías de los años 60 como las cintas de Bond de Connery, Maxwell Smart o incluso Los Vengadores (la serie televisiva inglesa), pero por supuesto remozado con la mala baba y violencia descarnada que se espera de un tebeo de Mark Millar.
Olvidemos aquí las nuevas versiones del cine de espías realista comenzado por Jason Bourne en su trilogía cinematográfica y continuado por las tres entregas hasta la fecha del Bond de Daniel Craig. Kingsman va en contra de todas ellas, devolviendo el género a unas cotas de diversión que parecían olvidadas en aras de un realismo impostado. En resumen, es la diferencia que existe entre Los Vengadores y Los Guardianes de la Galaxia, con la trilogía Batmaniana de Nolan o Man of Steel.
Lo mejor de Vaughn, que al igual que hizo con Kick Ass, mejora los planteamientos de Millar, reduciendo sin eliminarlos los golpes de efecto violentos de las obras originales, con una dirección y un estilo que reformula el arte pop de los años 60 con el ritmo y las posibilidades digitales de la nueva era, apoyándose en un reparto que funciona a la perfección, convirtiendo a Colin Firth en el agente secreto más elegante y letal que te puedas imaginar, descubriéndonos a un nuevo talento como Taron Egerton como el novato Eggsy, entregándole un villano over the top a Samuel L. Jackson y sabiendo hacer uso de dos actores de tanto prestigio como Michael Caine y Mark Strong en sus papeles secundarios de lujo.
En definitiva, nos encontramos con un largo muy divertido, una mejora de la fórmula presentada en Kick Ass, pero un punto por debajo de lo que Vaughn nos ofreció en sus X-men: First Class, la que para mi por el momento es el mejor trabajo del director inglés.
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