Jack Kirby. Un nombre que define el concepto de cómic de superhéroes desde que aunara fuerzas con Stan Lee en 1961 y entregara al mundo Los 4 Fantásticos y de ahí en adelante a la gran mayoría de personajes que habitan un universo de ficción que cambió la manera de entender y disfrutar los cómics de superhéroes. Por supuesto que Kirby llevaba en el medio desde los años 40, no olvidemos que fue el cocreador del Capitán América junto a Joe Simon para la precursora de Marvel, Timely, pero su verdadera explosión vino de la mano de Stan Lee, en un equipo creativo sin igual que realmente nos dieron los cómics más grandes del mundo.
Grandilocuente, exagerado y muy épico, el lápiz de Kirby complementaba y expandía las ideas de Stan Lee, además de ser algo más que un dibujante, un co-creador que tiene en su haber personajes y diseños tan emblemáticos como La Cosa, Galactus, Estela Plateada y la gran familia cósmica que creó durante 102 números junto a Stan Lee en el que quizás es el trabajo más emblemático del duo creativo, Los 4 Fantásticos.
Esa faceta cósmica no habría sido capaz Lee de haberla llevado a cabo con autores llamémosles más terrenales como John Buscema o Gene Colan. Lee era una parte importante de las obras, pero el toque Kirby tanto visual como conceptual era fundamental para que dichos tebeos sigan estando entre lo mejor que se ha realizado en la historia del cómic americano. Y por ello no fue casual que la relación entre ambos autores se fuera desgastando (algo que se repetiría una década después con Claremont y Byrne) y acabara con el abandono de Marvel por parte de Kirby para caer en el rival directo de esta, DC Comics.
En DC Comics, Kirby tuvo libertad creativa absoluta y creó su propio universo dentro del Universo DC, El Cuarto Mundo, una mitología absolutamente fascinante y que no tenía nada que ver con lo que se publicaba en los años 70 en las dos majors. Unos tebeos diferentes que no encontraron su público en su momento y que acabó con la cancelación de los títulos y el abandono de DC por parte de Kirby para volver a los brazos de Marvel Comics.
Y entre la multitud de títulos que realizó de nuevo en su segunda génesis en Marvel, un título destaca sobre todos ellos: Los Eternos. Un tebeo tan ambicioso que redefinía los conceptos del Cuarto Mundo que realizó en DC, mezclado con las teorías de Erich Von Däniken y su libro, "El Carruaje de los Dioses", un título que causó un gran revuelo y fama en los años 70 y que proponía que nuestros orígenes y nuestras creencias religiosas provenían de una raza extraterrestre superior que nos había creado en la Tierra.
Y de eso tratan Los Eternos, un título completamente diferente a lo publicado hasta el momento en Marvel Comics, pero que también fue víctima de la cancelación prematura (19 números y un annual). Los motivos, muchos y variados.
En primer lugar, Los Eternos es un cómic diferente. Un cómic que casi es precursor de lo que sería la línea Vertigo de DC Comics, ya que es un tebeo que era difícil de procesar para los lectores de la época. Porque aunque se suponía que se encontraba dentro de la cronología del universo Marvel tradicional (y posteriormente tras la marcha de Kirby, fueron integrados dentro de series como Los Vengadores o Thor), Kirby iba por su cuenta. Pero no solo eso, Kirby, creador de mundos y conceptos sin parangón en la historia del cómic, no era tan habilidoso en la creación de personajes atractivos. Por eso, su fusión creativa con Stan Lee dio lo mejor de dos mundos, la cotidianidad y humanidad de Lee con la magnificencia y la escala épica y cósmica de Kirby.
Y eso hace que Los Eternos sean pura épica y grandeza cósmica, pero ninguno de los personajes son capaces de enganchar al lector de la historia. Los personajes son fríos y distantes, algo normal cuando hablamos de entidades y razas superiores a los humanos, pero sus personajes humanos están carentes de calidez humana. Lo bueno de todo esto, es que los conceptos y las incógnitas que va planteando Kirby a lo largo de los primeros números de la colección, sobre todo esos imponentes Celestiales, además de un grafismo desatado y vanguardista te hacen disfrutar de algunas de las mejores páginas que haya realizado El Rey, y eso es decir mucho viendo el conjunto global de su obra.
Pero llega un momento, a mitad de la colección, quizás por las modestas ventas de un tebeo que era difícil para los lectores de la época, que Kirby comienza a usar (no sabemos si por decisión propia, o por imperativos editoriales) personajes y conceptos del universo Marvel tradicional como La Cosa, Hulk y Shield (los dos primeros son pero no son). El problema, que la serie comienza a ser lo que no era, pero tampoco es un tebeo típico de la Casa de las Ideas, por lo que se queda en tierra de nadie, la trama principal (el conflicto con Los Celestiales) se va alargando y la colección va decayendo en sus últimos números con una especie de conclusión precipitada que deja un sabor agridulce al lector. Por supuesto, y como he dicho en un párrafo anterior, los conceptos y los personajes se integraron en el universo Marvel tradicional, pero ya no de la mano de Kirby.
Eso no quita para que este tebeo sea un "must" absoluto para los lectores Marvel y los seguidores de Kirby en particular. Porque pocas veces se ha visto, sobre todo en sus primeros doce números, un tebeo tan loco pero tan creativo a la vez, lleno de ganas, originalidad y ambición. Que las ambiciones de Kirby no estaban quizás a la altura de sus capacidades como guionista sería entrar en un largo debate, pero lo que si es verdad es que es mejor equivocarse a lo grande que entregar mediocridades que se olvidan al momento de leerlas. Los Eternos, con sus altos y bajos, sus luces y sombras, son 100% Jack Kirby... y eso es decir mucho. No lo dejéis escapar, y menos con la fantabulosa edición que nos ofrece Panini Comics. Una de las ediciones del año.
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