27 de mayo de 2016

X-Men Apocalipsis: Singer hunde a los mutantes en los abismos de la serie Z























Que Singer no ha vuelto a ser el mismo desde que abandonara X-Men en el año 2003 y entregara ese perfecto somnífero que fue Superman Returns en 2006, es algo que todos hemos asumido. Lejano queda ese cineasta inteligente y con estilo que sorprendió con su ópera prima "Sospechosos Habituales" a mediados de la década de los 90.

Singer tuvo que volver a la saga mutante después de que Matthew Vaughn entregara un soplo de aire fresco que había sido dilapidado por las muy mediocres X-Men Decisión Final y Lobezno Orígenes, con una película que llevaba al límite de la excelencia el buen trabajo que había conseguido Singer presentando la relación entre Xavier y Magneto, convertida en una tragedia épica.








Pero Vaughn, en algo muy habitual en su carrera, abandonó el proyecto de dirigir la secuela de ese First Class y Singer, necesitado de volver a ser relevante y considerado por los grandes estudios, decidió dirigir ese Days Of Future Past, estrenado en 2014, que aunque no hizo olvidar el estilo y la clase de la obra de Vaughn, fue una muy digna secuela y adaptación de la clásica historia creada al alimón por Claremont y Byrne llamada Días del Futuro Pasado.

Por lo que la vuelta de Singer a la franquicia en esta X-Men Apocalipsis, no fue recibida con alborozo por el aquí firmante, pero si con la tranquilidad de que Singer no iba a realizar una obra maestra, pero si una nueva aventura de los Hijos del Átomo que te mantuviera entretenido a lo largo de dos horas.



Pero lo que no podía imaginarme es que Singer entregara no solo su peor película, sino una obra que es incluso inferior a la mediocridad perpetrada por Brett Ratner en la tercera entrega de la saga X-Men y a la altura de clásicos como el Lobezno: Orígenes de Gavin Hood.

Singer comienza la película con un prólogo que es un buen preámbulo de lo que entregará en las eternas dos horas y cuarto de una película que dura el largometraje. Un prólogo en apariencia épico pero que respira un espíritu de serie Z de baja estofa, eso sí, embadurnado en una orgía digital que hace incluso menos soportable el resultado final.

Una película que nunca consigue arrancar, que intenta tratar muchos temas sin profundizar en ninguno, desaprovechando un cast con nombres tan potentes como Fassbender, McAvoy o la propia Lawrence, completamente fuera de personaje, con evoluciones nada creíbles, no solo como adaptación de las viñetas, sino con lo planteado en las entregas anteriores.



Mucho cameo, mucho fan-service para ocultar la nada argumental, la nada narrativa. Una obra sin ningún momento memorable, repleta de momentos risibles y de verguenza ajena, con una acumulación de escenas sin ninguna evolución narrativa y estructural, donde la aparición de nuevos personajes con tanto que decir como Mariposa Mental, Tormenta o Arcangel, solo sirven como action figures en el decorado de una versión de los Power Rangers.

Y que decir del supuesto villano de la función, Apocalipsis, interpretado por un excelente actor como Oscar Isaac, que demuestra que el Hollywood más comercial no sabe que hacer con un actor que se merece mucho más. Y al final, más de lo mismo, una escena de destrucción masiva con unos efectos digitales y una corrección de color hecha deprisa, corriendo y mal, que hace aún menos soportable una pelea random salida de la peor aventura de superhéroes cinematográfica.



En definitiva, una película que destruye franquicias al estilo del Batman y Robin de Schumacher. Una muestra más de que Singer se ha quedado anticuado, que ha perdido las habilidades de su yo pasado. Una película vulgar, que sería la versión cinematográfica de los despropósitos comiqueros de la franquicia mutante de autores como Chuck Austen o los peores momentos de los X-Men de Nicieza o Lobdell. 

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