Si como yo, eres de aquellos que crees el Hellblazer de Garth Ennis es el modelo de todos los Constantine que han venido después de él, seguramente piensas lo mismo que yo acerca de la etapa de Paul Jenkins. Una etapa que vino justo después que la del autor irlandés y que fue el primer trabajo profesional de Paul Jenkins.
Si en el primer volumen publicado por ECC de la etapa Jenkins el autor nos planteaba los preceptos en los que se iba a basar su recorrido por el personaje y su entorno, este segundo volumen no hace más que reafirmar lo expuesto.
Y aunque el volumen comienza con el dibujo invitado de un por entonces desconocido Charlie Adlard -ahora ultrafamoso dibujante de Los Muertos Vivientes de Kirkman- la etapa hasta el número 120 está dibujada por Sean Philips, actualmente conocido por sus memorables trabajos junto a Ed Brubaker y que aquí demuestra que gráficamente y en cuestión de tono, la colección nunca antes o después ha estado en mejores manos artísticas.
En cambio, y aunque Jenkins tenga aciertos puntuales, personalmente la etapa no me llega a cuajar. La primera gran saga del volumen, que bebe de los mitos artúricos tiene una premisa fascinante, pero quizá no sea del todo paladeable a todos aquellos no seamos anglosajones. Si es destacable la creación de un nuevo entorno de amigos y pareja. Y si el grupo de amigos podría dar más de si, pero aumenta el rango de interacción del solitario personaje, su nueva pareja no nos puede hacer olvidar la que ha sido su gran novia, la Kit creada por Garth Ennis en su etapa.
A destacar también el número 120, especial que conmemora los 10 años de existencia del título en las librerías, donde Jenkins rompe la cuarta pared, homenajea el legado dejado por los anteriores narradores de la vida del personaje y que deja vislumbrar atisbos de lo que sería su proyecto más arriesgado, El Vigía para Marvel Comics, publicado en el año 2001.
Curiosa también es la miniserie de dos números donde Jenkins reúne de nuevo a Constantine con Tim Hunter, el joven mago presentado y creado por Neil Gaiman en Los Libros de la Magia, acompañado por el interesante arte de Paul Lee.
Y tras el ejemplar de aniversario y la miniserie junto a Tim Hunter, Jenkins afronta su recta final de la colección en nueve episodios, esta vez acompañado por el dibujante Warren Pleece. Un autor que no alcanza las cotas de Philips, pero que devuelve a la colección ese tono áspero, sucio y sangriento de autores como Steve Dillon o Carlos Ezquerra.
Jenkins remata dos líneas argumentales de sus predecesores en la colección. Lo primero, la línea argumental y los maltratos del padre de Constantine planteados por Jamie Delano y segundo pero no menos importante la trama de Lilith y Constantine que desarrolló Ennis a lo largo de su fascinante etapa y que culminó en la saga "Un Cínico a las Puertas del Infierno".
Finalmente, Jenkins deja al personaje casi en tábula rasa para que posteriores autores hagan con él lo que quieran. De nuevo un Constantine solo, menos humano y de nuevo con las llamas del infierno llamando a su puerta.
Pues a mí puede que sea la etapa que más me gusta -que no quiere decir necesariamente que piense que es la mejor-; simple y llanamente es la que más me ha emocionado.
ResponderEliminar