Tras una fabulosa etapa guionizada por Mike Carey y dos cortas etapas de la mano de la guionista Denise Mina y el guionista Andy Diggle, el ocultista más carismático del noveno arte arrancaba su final del camino de la mano de uno de los guionistas artífices del nacimiento de la línea Vertigo de DC Comics, Peter Milligan.
Peter Milligan, autor de tebeos tan revolucionarios y visionarios como Shade el Hombre Cambiante o X-Tatix para Marvel Comics, quizá no ha tenido el prestigio de coetáneos suyos como Grant Morrison o Neil Gaiman, porque Milligan ha trabajado en encargos para las dos grandes de irregular resultado y escasa pasión que han devaluado su nombre.
Pero siendo quien era y la importancia que ha tenido en el desarrollo del cómic adulto de la industria americana, era imprescindible que pusiera su talento en manos de John Constantine, el personaje por el que han pasado la gran parte de autores ingleses de la época y algunos talentos mayores del americano.
El reto de Milligan, que se encargó de las historias del personaje tras 250 ejemplares a sus espaldas, era ser capaz de aportar una visión y un tono diferente a lo realizado por autores del talento de Garth Ennis, Paul Jenkins, Brian Azzarello o Mike Carey, donde cada uno de ellos aportó matices diferentes a un personaje muy agradecido.
Milligan, de la mano del dibujante Giusseppe Camuncoli, arranca su etapa con un Constantine quizá más amoral que nunca con una historia en tres partes titulada "Costra" que nos presenta a Pheebs, el nuevo interés amoroso de Constantine, del que duda si realmente le gusta o la necesita para intentar llevar una vida normal. Esta primera historia en un primer momento quizás no aporta nada nuevo al personaje y a su entorno, pero una vez leídos los siguientes ejemplares, se demuestra como un excelente prólogo para lo que está por venir.
Y tras un interludio en dos partes dibujado por Goran Sudzuka, que trae de vuelta a través de la peste que asoló a Europa, temas como la culpa y el abuso infantil, da paso a Enganchado, una fascinante historia donde los acontecimientos y relaciones planteados en Costra, explotan de manera brillante y trágica entregando una de las historias más atractivas de la historia del personaje, de manera breve, concisa y certera para finalizar este primera parte de las aventuras de Constantine de la mano de Milligan con un epílogo en dos partes dibujado con acierto por Simon Bisley, que cierra tramas pendientes, abre otras y sobre todo deja un futuro interesante y peligroso para nuestro canalla favorito.
El volumen lo cierra una novela gráfica aparecida bajo el sello Vertigo Noir, llamada Entradas Oscuras, guionizada por el novelista Ian Rankin y dibujada por Werther Dell'Edera. El planteamiento, prometedor, parece un episodio de Black Mirror salido de la mente de Charlie Brooker, donde se da una vuelta de tuerca muy negra a los reality shows que han inundado nuestras aparatos de televisión caseros, que se lee con intensidad, sobre todo en su primer acto. A partir de la gran revelación, el tebeo peca de previsibilidad y de no saber sacar partido a una premisa que podría haber dado mucho más juego si hubiera ido por derroteros más inteligentes, pero que se deja leer con agrado.
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