21 de mayo de 2018

Batman White Knight de Sean Murphy: El revisionismo y el homenaje sentido, al servicio de la evolución
















Tras treinta años de múltiples interpretaciones del personaje creado por Bob Kane y Bill Finger, sumado a los 50 años previos a que Frank Miller y luego también el cine, potenciara la aparición progresiva de títulos, series, miniseries y reinterpretaciones del personaje más sobreutilizado de la historia del cómic, parecía difícil que ningún autor pudiera sacarle más partido al cruzado de la capa. 






Pero he aquí que Sean Murphy, tras su primera obra como autor completo para el sello Vertigo, titulada Punk Rock Jesus, se ha liado la manta a la cabeza y ha entregado una miniserie en ocho entregas, que redefine el universo de Gotham, en particular a Batman, Joker y Harley Quinn, para arrancar un fin de ciclo que se siente como el principio de una nueva iteración e universo alternativo del hombre murciélago que incluso se desearía que se convirtiera en la continuidad oficial. 






Los motivos son muchos y variados. En primer lugar, por la caracterización de espejos que consigue de Batman y el Joker, en una escala de grises que permite diseccionar a ambos iconos y donde todo lo que creíamos sabido y aprendido, se tambalea al demostrarse que es posible darle una nueva e inteligente vuelta de tuerca. Y Murphy, que ya en la mencionada Punk Rock Jesus, dio muestras de su interés por el contexto socio-político contemporáneo, aquí lo introduce con inteligencia y pericia, asociando al murciélago con el 1% y los movimientos reaccionarios y conservadores, mientras que el payaso príncipe del crimen, o su alter ego Jack Napier, se convierte en símbolo y reflejo de los movimientos indignados que pueblan nuestra sociedad actual. 






Todo esto lo engloba Murphy en un relato estructurado milimétricamente y cuya puesta en escena gráfica permite sentir y respirar una Gotham City que oscila entre los negros y grises expresionistas del Batman de Burton, junto con los colores ocres y anaranjados de la versión Nolan, consiguiendo que interpretaciones tan discordantes se sientan una. Pero el homenaje inteligente no termina ahí, ya que el fan avezado encontrará mil y un detalles e easter eggs, sobre todo del ya mencionado Batman de Burton y el animado de Bruce Timm, demostrando en que momento del tiempo quedó el autor prendado del personaje. 






Para terminar, destacar que la guinda del pastel es la asombrosa capacidad de Murphy para saber sacar partido de una continuidad fracturada por las mil y una reinterpretaciones y reinicios que ha tenido que sufrir el personaje a lo largo de ocho décadas, consiguiendo fundir en un relato de no más de doscientas páginas y dar una explicación lógica y con sentido de las diferentes iteraciones de personajes como Harley Quinn, los múltiples Robin que pueblan el bat-universo, no solo para entregar un festival de guiños y nostalgia, sino que partiendo de ahí, crear un universo cohesionado, que desestructura a los dos grandes antagonistas del mundo del cómic y a partir de ahí a todo su entorno, para dar un paso adelante, abriendo la puerta para una línea temporal paralela que ojalá sea continuada para saber más de un concepto que abre múltiples y apasionantes puertas, demostrando que un personaje con ochenta años de edad, todavía puede dar mucho de si, en manos de autores tan avezados e inteligentes como Sean Murphy.

1 comentario:

  1. Estoy comprando la serie........y me está encantando. Una vuelta de tuerca tan inteligente que asombra. Sin duda de lo mejor de los últimos años para mi.
    Un saludo

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