25 años han pasado desde que el sello Image llegara a nuestras vidas. Un universo Image que apareció debido al ímpetu y la arrogancia de unos jóvenes “hot artists” que tras vender millones de ejemplares de los quizá peores tebeos que el género de superhéroes ha sido capaz de entregar a los aficionados, pensaron, no sin razón, que porqué tenían que repartir el pastel con magnates codiciosos, si ellos podían ser los magnates.
Y fue así como Image Comics apareció como un huracán en el mercado del cómic estadounidense. Una editorial comandada por Todd MacFarlane, Rob Liefeld, Erik Larsen, Jim Valentino, Marc Silvestri y Jim Lee. Este último, junto a Marc Silvestri, inauguraron Homage Studios, ya que dentro de Image coexistían los diferentes sellos de los miembros fundadores. Poco después, los caminos de Silvestri y Lee se separaron y ambos fundaron sus propios sellos, con mayor y menor fortuna. Silvestri, Top Cow y Lee, Wildstorm Studios.
En su sello, Jim Lee creó a los Wildcats, un supergrupo excesivo y cromado, que bebía en muchos aspectos de su paso por los X-Men de Chris Claremont, pero a los que adornó con elementos de conspiranoia, extraterrestres, organizaciones gubernamentales secretas que querían dominar el mundo, etc… De dichos Wildcats, aparecieron posteriormente otros títulos que con mayor o menor fortuna fueron dando forma a un sub-universo que en los 90 hizo mucho ruido, como Stormwatch, Gen 13, Team 7, Deathblow, etc…
Pero el ruido y la furia de sus inicios no se podían sostener sin escritores que dieran forma y sentido a unos tebeos que al quitarles el novedoso y efectista color digital, las splash pages de dos y cuatro páginas o el incesante desfile de cuerpos siliconados y venas hinchadas, no conseguían transmitir al lector a partir del tercer ejemplar, las ansias por seguir comprándolos.
Por ello, Jim Lee, el más inteligente de todos los fundadores de Image, decidió contratar a guionistas de renombre para que dieran forma a ideas que no eran malas, pero que guionistas como Brandon Choi no eran capaces de sacarles partido. Y así llegó Alan Moore a las páginas de Wildcats y demostró, sin esforzarse mucho, que esto de los tebeos no era solo juntar unas cuantas splash pages y unos pocos pin ups.
Moore se quedó lo suficiente para crearle una base a ese universo Wildstorm y cobrar el sustancioso cheque que Jim Lee le ofreció. Pero de nuevo, una vez desaparecido el guionista de Northampton, el universo Wildstorm se volvió a quedar huérfano y sin rumbo. Pero hete aquí, que apareció Warren Ellis, un guionista inglés que estaba comenzando a despuntar en Marvel y en el sello Vertigo de DC, sobre todo con su punzante Transmetropolitan y Jim lee puso el ojo en él. El guionista era irreverente, tenía buenas ideas y encima no cobraba lo que cobraba Moore.
Ellis le entregó uno de los títulos que menos vendía de su línea editorial, el cual languidecía en las librerías, Stormwatch y le dejó que hiciera con el lo que quisiera. Y vaya si lo hizo. Stormwatch pasó de ser el título que nadie leía, sino el título que había que leer a finales de los años 90. Y es que Stormwatch era un tebeo moderno, que sabía aunar la espesura e inteligencia de la invasión inglesa de finales de los 80, con la espectacularidad y el arrojo bien entendido que intentó llevar a cabo la primera generación Image.
De Stormwatch, salió como continuación y evolución mejorada el mítico The Authority de Ellis y Hitch, creando una nueva manera de entender el tebeo de superhéroes como gran blockbuster cinematográfico que influiría en la manera de hacer tebeos en el siglo XXI, con ejemplos tan memorables como Los Ultimates de Millar y Hitch, por poner un ejemplo.
Pero el sello Wildstorm comenzó a languidecer a principios del nuevo siglo, quizás porque los aciertos de Ellis se trasladaron a las grandes editoriales que entendieron que no podían volver a los tebeos de los 70 y los 80 y aunque Lee entregó una fascinante coda a sus Wildcats en la imprescindible etapa de Joe Casey, junto a los dibujantes Sean Philips y Dustin Nguyen, su universo y sus personajes durmieron el sueño de los justos.
Y tras varios intentos fallidos de traer de vuelta a dichos personajes, con autores como Grant Morrison al frente, o ese tímido y fracasado intento de integrarlos en la continuidad del universo DC en sus Nuevos 52, este año, que se cumplen 25 años del sello, DC y Jim Lee les vuelven a dar una oportunidad.
Y así llega a nuestras librerías The Wildstorm, una maxiserie de 24 ejemplares, dividida en cuatro arcos argumentales de seis ejemplares cada uno, que acaba de terminar su primer acto. El responsable de la obra y de la línea editorial es de nuevo Warren Ellis, al estilo del sello Young Animal comandado por Gerard Way, también para DC Comics.
El resultado, tras leer el primer arco argumental es más que interesante y promete una historia que bebe de sus orígenes, pero que da un paso al futuro y entiende que no puede ahondar en la nostalgia de unos tebeos por los que el tiempo no ha pasado bien por ellos. Tampoco Ellis pretende repetir o emular los éxitos de su anterior etapa la frente de Stormwatch y Authority, mirando más el minimalismo y la composición de tebeos más introspectivos, como el Watchmen de Moore o los trabajos de Chris Ware, para aproximarse al universo Wildstorm desde una perspectiva más realista, dentro de los márgenes que permite el género de la ciencia ficción.
Por ello, los uniformes extravagantes y el spandex no hacen acto de presencia en las páginas del tebeo y sus abigarrados personajes, reconocibles para los que leímos los tebeos originales, mantienen su esencia pero sin elementos efectistas que nos hagan distraernos de lo más importante, la historia.
Y en este primer acto, Ellis desarrolla un primer acto que te va atrapando lentamente desde un primer y fascinante plano secuencia que nos muestra a los protagonistas de nuestra obra. Unos personajes que en principio parecen discurrir por líneas argumentales paralelas, pero que antes de que acabe el primer ejemplar, ya estarán inexorablemente unidos.
Ellis consigue aunar a lectores nuevos y a veteranos, con personajes y situaciones que hacen referencia a lo que vimos en los tebeos originales, pero dándoles una vuelta de tuerca que guiña al ojo al lector veterano, pero sin perder por el camino al lector que se adentre por primera vez en este universo de ficción.
El guionista se apoya en el buen hacer de Jon Davis Hunt, un dibujante sin florituras pero excelente narrador, que sabe darle el ritmo que necesita la historia que nos está contando Warren Ellis, una historia que está muy influída por la excelente y olvidada etapa de Joe Casey al frente de estos personajes.
Así que si eras seguidor de Zealot, Spartan, Voodoo, Henry Bendix, Deathblow y demás personajes de los años 90, te encontrarás con los mismos personajes, pero desnudados de todos los elementos excesivos con los que fueron adornados por Lee y cía, pero perfectamente reconocibles. Y si eres un lector que se adentra por primera vez en dicho universo, te encontrarás con una historia de conspiraciones, alienígenas y secretos del nuevo orden mundial, que te atrapará desde las primeras páginas del primer ejemplar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario