Una de las grandes sorpresas del pasado año fue Déjame salir (Get Out, Jordan Peele, 2017), la ópera prima del actor, guionista y director Jordan Peele. Una producción modesta que se atreve a satirizar con el racismo inherente en la sociedad norteamericana, pero sin caer en los tópicos habituales y lanzando un dardo envenenado incluso a los en apariencia demócratas liberales que pueblan el país. Todo esto bajo la apariencia de una horror movie que es mucho más de lo que parece a simple vista, de idéntica manera que el hogar y la familia del sufrido afroamericano protagonista de la función.
Con ecos de La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, George A. Romero, 1968) o La semilla del diablo (Rosemary's Baby, Roman Polanski, 1968), aderezado con toques de un episodio de la imprescindible Twilight Zone de Rod Serling -no es casual que el próximo proyecto de Peele sea traer de vuelta dicho serial a las audiencias del siglo XXI- Peele construye un artefacto que sabe perfectamente en que terrenos está jugando, hablando de tu a tu al espectador y sobre todo al aficionado al género, a través de un guión y sobre todo una puesta en escena que está medida y planificada a la perfección, donde la profundidad de campo, los primeros planos levemente deformados o los planos generales de escalofriante simetría no solo aportan más información que los aparentes diálogos banales de este grupo de yuppies liberales de la tercera edad, sino que crean una atmósfera con ecos que van desde Darren Aronofsky a Stanley Kubrick.
Y si en los dos primeros actos, el suspense, la sutileza y los ecos -incluso a obras tan trash como el Society (1989) de Brian Yuzna- emergen de los poros de este inclasificable trabajo, con referencias incluso al humor de la mencionada cinta y la representación de lo que oculta la beatiful people, demostrando la ingente carga satírica que atesora la obra, en su tercer acto nos adentramos en los terrenos del gore, el slasher e incluso la ciencia ficción, donde Peele hace una apología del poder del hombre negro, representándolo incluso, en un giro que da la vuelta de nuevo a la percepción de la obra, con la mirada represora e ignorante de la alt-right adoradora de Trump. Porque si nuestro protagonista se refleja en la obra a través de la mirada distorsionada de unos vampíricos liberales, en el acto final se convierte en la bestia que proclaman y temen los radicales ultraderechistas que se niegan a desaparecer. Pero incluso ahí, Peele sabe reírse de nuevo de ellos, consiguiendo en sus minutos finales darle de nuevo la vuelta al memorable e ideológico final de la ya mencionada La noche de los muertos vivientes, demostrando que el 2017 ha dado a luz a un cineasta inteligente, mordaz y con una mirada diferente que sabe aunar como nadie el terror de género con la crítica social más ácida.
No me atrevo a ver este film..........unos la ponen bien, y otros le dan unos palo acojonantes....a mi no me da el feeling como para ponerme con ella....quizás dentro de algún tiempo, pero por ahora al congelador.
ResponderEliminarUn saludo