Que Jonathan Hickman no se lo pone fácil a los lectores es un hecho. Que es uno de los mejores arquitectos de historias del cómic actual también lo es. Cualquiera que haya leído sus trabajos para Marvel, como su etapa de los 4 Fantásticos o Los Vengadores actuales, habrá comprobado que Hickman no da puntada sin hilo, que tiene muy claro lo que quiere contar y que le gusta marear a sus lectores con un sinfín de datos, historias entrecruzadas, personajes y detalles en apariencia nimios que luego tienen una importancia suprema tras 40 ejemplares.
Por supuesto, también existen los "haters" de Hickman, que huyen como la peste de sus obras, debido a esa atención exigente que necesitan sus trabajos y también, rompiendo una lanza a sus haters, porque Hickman se cree más listo que nadie y a veces, se le va la mano con sus ínfulas científicas y filosóficas, sumándole el problema de que en sus trabajos para Marvel nunca ha conseguido un equipo artístico regular lo que acaba afeando el conjunto de la obra.
Ese problema no lo ha tenido en sus proyectos personales, todos ellos alojados en Image Comics, donde ha contado con equipos artísticos que son más co-creadores que dibujantes de alquiler sin la implicación con la obra que se merece, con trabajos como Pax Romana, The Manhattan Projects o este East of West que nos ocupa.
¿Y podría recomendar esta obra a alguien que le tiene alergia a Hickman? En principio sería difícil, porque ya en su primer ejemplar, Hickman bombardea al lector con una historia en la que te adentras en un maremágnum de ideas y conceptos que mezclan con verdadera pericia una historia alternativa de los Estados Unidos que no ha abandonado el ambiente de ese lejano Oeste perdido, con profecías apocalípticas y mucha ciencia ficción.
Pero a medida que te vas adentrando en la lectura de los primeros 5 ejemplares recopilados en el primer volumen de la colección, comienzas a vislumbrar el gran tapiz que Hickman ha ideado y comienzas a conocer a unos personajes que por primera vez en la historia de Hickman se alejan de esa frialdad analítica que rodea a todos los personajes de su obra, en una historia donde la racionalidad y los sentimientos van de la mano.
El otro gran acierto de un tebeo que en sus primeros cinco ejemplares ya te engancha, es el arte de Nick Dragotta, que ya colaboró con Hickman en su etapa de los 4 Fantásticos, pero que aquí explota y entrega páginas asombrosas, magníficas en su composición, diseño de personajes y narrativa cuasi cinematográfica, haciendo de la lectura del tebeo, un placer para la vista y el cerebro.
En definitiva, una nueva prueba del buen hacer de Hickman, que sabe mezclar géneros antagónicos sin que se le vean las costuras, entregando uno de los tebeos más atractivos narrativa y visualmente que te puedes encontrar en el mercado actual.
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