16 de junio de 2017

Han Solo de Marjorie Liu y Mark Brooks: Un agradable viaje al borde exterior

























Uno de los mayores handicaps de los nuevos tebeos de La Guerra de las Galaxias es la dificultad de encajar acontecimientos trascendentales en una línea editorial que está supeditada a un periodo muy estrecho de tiempo que encaja entre Una Nueva Esperanza y El Imperio Contraataca y que además está siendo reinventada a manos de Disney y Lucasfilm en esas Star Wars Stories que han comenzado con Rogue One y la futura Han Solo.



Y es que Han Solo es el personaje más carismático de la trilogía original, con perdón de Darth Vader. Es el personaje con el se identificaba o se quería identificar todo niño que pudo disfrutar de la obra original. Han era divertido, cínico, mujeriego y el personaje con los pies más en la tierra dentro de una galaxia inundada de señores del Sith, Jedis en baja forma y chavales elegidos más preocupados en convertirse en héroes que en disfrutar de la vida.



Es por ello que tras varias miniseries dedicadas a los personajes de la trilogía original como Leia, Lando o Chewbacca, tocaba el turno del personaje a priori con más posibilidades de obtener un éxito rotundo. El resultado, un tebeo tan divertido como intrascendente, que se situa por encima de las miniseries dedicadas a Chewbacca o Leia, pero por debajo de la excelente Lando de Charles Soule y Alex Maleev.



Los encargados de esta nueva miniserie de cinco ejemplares son la guionista Marjorie Liu y el dibujante Mark Brooks. La primera, consigue una aventura ligera que ahonda superficialmente en la incipiente relación entre Leia y Solo y las dudas existenciales de este último entre decidir si seguir con su carrera de mercenario y preocuparse por el mismo o unirse a una Rebelión que le atrae y repele a partes iguales.



El macguffin de la historia, recoger en varios planetas a tres espías aliados de la rebelión, entre los que hay la sospecha de un traidor, sirve a Liu para introducirnos en ese borde exterior tan mencionado en la saga original, pero tan poco desarrollado por un George Lucas que se centró mucho más en los dos viajes del elegido.



Ese universo repleto de seres de distintas razas que quiere plasmar Liu es apoyado por un más que estimable trabajo artístico de un Mark Brooks que nunca ha sido santo de mi devoción, pero que aquí entrega su mejor trabajo hasta la fecha, desde la representación de los distintos planetas, a las distintas razas, pasando por un Han Solo que es réplica del joven y carismático Harrison Ford.



En definitiva, un tebeo correcto, nada prescindible, pero tampoco imprescindible, que hará las delicias de los fans absolutos de Han Solo y de aquellos seguidores de la saga galáctica que son fans de los aspectos menos épicos de la inmortal saga.

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