Que Grant Morrison es un guionista excepcional queda fuera de toda duda, al menos para mi. Pero también es verdad que es un autor muy irregular, con grandes aciertos pero también con grandes resbalones y lo demuestra su actual situación con las dos series que realiza para DC Comics, en concreto con sus dos personajes más icónicos, Batman y Superman, sobre todo en vista de los dos últimos ejemplares de Action Comics y el segundo volumen de Batman Incorporated.
El tercer número de Incorporated ha tenido la mala suerte de ser relacionado con el incidente de Oklahoma en el preestreno de The Dark Knight Rises y su publicación ha sido retrasada por DC Comics al día de hoy en Estados Unidos. Los que compramos material de importación hemos tenido la suerte recibirlo mucho antes que el público americano. Pero quitando las relaciones con los crímenes, debido a las tres primeras y subyugantes páginas con las que comienza el ejemplar, este es un ejemplo perfecto del buen hacer de Morrison.
En escasas 20 páginas, como ya demostró en el genial revelador número 2, Morrison atrapa desde la primera a la última página de un número que no tiene desperdicio alguno. Desde las maneras de infiltrarse Leviathan en la sociedad de Gotham, a la reaparición del alter ego de Bruce Wayne Matches Malone, a la nueva encarnación de Robin por parte de Damian, los momentos de horror que entroncan esta serie con Los Invisibles o la nueva mujer fatal de la galería de mujeres de Batman como es Lumina Lux. Sin olvidar por supuesto los divertidos toques de humor de los que hace gala el galés y el trabajo artístico de un Chris Burnham en todo su apogeo, convirtiéndose en el sucesor perfecto para los guiones de Morrison cuando Quitely y su exasperante lentitud no están disponibles.
La otra cara de la moneda se encuentra en Action Comics, la colección de Superman que supuestamente Morrison intentaba resucitar y ha conseguido enfangar. Un año después de su aparición y con un comienzo prometedor, no ha conseguido despegar excepto por algún acierto puntual. Una pena, cuando Morrison, unos años antes había conseguido casi el Superman definitivo, en su excepcional All Star Superman junto a Quitely. Aquí en cambio está espeso, disperso, con más errores que aciertos y sin una línea clara argumental, saltando de idea en idea, pero sin demostrar que tiene un plan hacia el que quiera dirigir al personaje. Por supuesto que no le ayuda un Rags Morales en horas bajísimas y que exceptuando el excelente trabajo que hizo en el primer ejemplar de la colección ha ido cuesta abajo y sin frenos, teniendo que ser ayudado por una gran cantidad de dibujantes de muy dudosa calidad. El resultado, un tebeo que no llega ni al mínimo exigible del escocés. La noticia de su abandono de la colección en el número 16 de la misma da aun menos esperanzas de recuperación.
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