Hay dos tipos de aficionados. Aquellos que son reacios al cambio, de cualquier tipo, pero luego lloran porque las grandes editoriales les cuentan una y otra vez lo mismo y aquellos entre los que me incluyo, que disfruto con el pasado pero que necesito, al igual que el género, que entre savia nueva y nuevas influencias, para que el género crezca y reciba a nuevas generaciones de lectores.
Hasta hace bien poco tiempo, me daba pena que si quería introducir a algún sobrino a mi querida afición, la tarea era ardua y costosa. Porque quitando el cómic franco-belga o el Bone de Jeff Smith, me era imposible recomendar o regalar algún tebeo de superhéroes que no fuera un clásico de los 60 o 70, que a un niño de los 2000 se le iba a hacer cuesta arriba. Porque los títulos actuales estaban hechos para los treintañeros y cuarentones que seguíamos leyendo tebeos y poco tenían ya de "todos los públicos" obras como el Daredevil de Bendis, la Civil War de Millar, el Capitán América de Brubaker o el Batman de Snyder, por poner unos ejemplos al azar de obras populares.
Pero estos últimos años Marvel ha dado un paso al frente con obras como Ms. Marvel, el Spiderman de Miles Morales de Bendis o esta Moon Girl y Dinosaurio Diabólico. Tebeos que pueden atraer a una nueva generación de lectores, sacarlos de los horripilantes Gerónimo Stilton y a medida que crezcan leer los tebeos anteriormente mencionados para que el género de los superhéroes en su versión impresa no muera tras su última generación de fieles lectores.
Moon Girl y Dinosaurio Diabólico es una obra perfecta para iniciarse. Incluso diría que mejor que la aclamada Ms. Marvel. La responsable, su dibujante Natacha Bustos. Esto no quiere decir que el guión de Amy Reeder y Brandon Montclare no sea bueno, ya que han creado una sencilla pero emotiva historia con una encantadora protagonista y su dinosaurio de compañía que trae al recuerdo la fabulosa Big Hero 6 de Disney, inspirada en un concepto de Marvel Comics.
De la obra de Kirby queda el dinosaurio y sus enemigos, pero la hazaña conseguida por estos autores es el de introducirte en un nuevo universo y en una protagonista que parece que la llevas conociendo toda la vida desde las primeras páginas del tebeo. Y si antes mencionaba a Natacha Bustos como el elemento clave para el éxito de la obra, es porque la dibujante hace un trabajo soberbio de composición, de diseños, de expresiones corporales y faciales, de creación de un entorno, que aunque tenga fabulosos elementos del cine de animación, se nos hace completamente real gracias a la humanidad de su reparto.
En este primer volumen, los autores sientan las bases de lo que será la colección. Pero también sirve como obra autocontenida para el disfrute de niños y mayores, por supuesto unos adultos que no hayan perdido su capacidad de maravillarse y fantasear y que sigan guardando en un rincón de su alma ese pedacito de niño que todos debemos mantener por muy adultos y cínicos que nos convierta el mundo que nos ha tocado vivir.
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