30 de noviembre de 2016

Caballero Luna: Bienvenido a Nuevo Egipto de Jeff Lemire y Greg Smallwood. Un atractivo punto de arranque para Marc Spector

























Personaje de culto donde los haya, Caballero Luna ha pasado por mil y una revisiones en los últimos años, intentando ganarse un lugar en las librerías y recuperar ese aura que consiguió en la innovadora etapa de Moench y Sienkiewicz de los años 80. Yo, que tengo unos gustos particulares, disfruté de la vilipendiada etapa de 12 números realizada por el equipo creativo formado por Bendis y Maleev y me dejaron indiferente los seis números de Ellis y Shalvey, exceptuando el elegante cambio de vestimenta del anti-héroe.



 Mi falta de interés por lo narrado por Ellis, en un ejercicio muy parecido a lo entregado en su Global Frequency, tebeo que tampoco me llamó la atención en su momento, hizo que me desentendiera del volumen de Brian Wood y el siguiente realizado por Cullen Bunn. 



Pero en este reinicio continuo del cómic americano, donde autores, personajes y colecciones son redefinidas cada poco tiempo, le llega el turno a Marc Spector para intentar volver a llamar la atención del aficionado, con una etapa de la mano de Jeff Lemire y dibujada por Greg Smallwood.



Lemire comienza su etapa con una premisa que aunque poco original -el héroe encerrado en un manicomio dudando de su cordura- es completamente lógica con un personaje como Spector, un millonario vigilante repleto de traumas y con una escisión de personalidad digna de estudio por cualquier psicólogo y psiquiatra que se precie. 



 El guionista de La Extraordinaria Patrulla X juega con ese conocimiento previo que el lector tiene del personaje para adentrarse en una fuga psicogénica que le sirve para homenajear la historia primigenia del personaje narrada por Moench y Sienkiewicz y traer de vuelta al conjunto de personajes que acompañaban al vigilante en sus primeras aventuras.



Para el lector veterano es un lujo encontrarse de nuevo con Gena, Frenchie o Marlene, también encerrados en dicho manicomio, pero aun más atractivo es el trabajo gráfico de Greg Smallwood acompañado del acertado color de Jordi Bellaire, que imprime al tebeo de un estilo elegante y completamente diferente al resto de títulos de la editorial.



Apoyado en el diseño gráfico de Samllwood y su excelente uso del espacio negativo entregando algunas de las páginas más bellas de la historia reciente del cómic americano, Lemire juega con personajes y lectores en una historia que mezcla realidad y alucinación de manera ejemplar y que deja un cliffhanger que obliga al lector a esperar con interés el segundo volumen de las nuevas aventuras de un Marc Spector/Steve Grant cuyo destino únicamente sabe su actual escriba, Jeff Lemire. 

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