Hace ya más de tres años, tras la finalización del crossover Vengadores Vs. X-Men, comenzó la que sería un tónica de los últimos tres años de la editorial, el reinicio. En este momento, con la iniciativa Marvel Now como punto y aparte, el entusiasmo entre los lectores era evidente. Tras años de largas etapas y buenos resultados, era el momento de rotar equipos creativos y publicar nuevas colecciones que sirvieran de abanderadas de este cambio estilístico y narrativo de la editorial.
La elegida para dicho cambio fue Imposibles Vengadores, una fusión de héroes y mutantes liderados por el Capitán América, que serían el ejemplo de la paz y cordialidad que debía existir entre humanos y mutantes. Los encargados de dicha colección eran dos estrellas del momento como fueron Rick Remender, tras su fulgurante paso al frente de Imposibles X-Force y John Cassaday, dibujante de auténtico culto, pero lento en los plazos de entregas.
Remender, aunque no consiguió alcanzar las cotas de magnificencia de sus X-Force, entregó un primer volumen más que recomendable, recuperando la esencia que hace grande y diferencia a Marvel del resto de editoriales. El problema, que la que parecía que era la serie sobre la que iba a girar el resto de la editorial, sus series y eventos, fue fagocitada por la etapa de Jonathan Hickman al frente de los títulos de Los Vengadores y Los Nuevos Vengadores.
Y mientras Hickman proyectaba lo que iba a ser sus Secret Wars y Remender iba viendo como su magnífico tebeo se quedaba en un triste segundo plano, le dieron como premio de consolación el evento Axis, quizá el peor trabajo de Remender, incluso diría que hecho con mala baba por el magnífico guionista.
Tras esto, Remender continuó con un corto volumen dos, donde tuvo que salvar de aquella manera la relación de Mercurio y la Bruja Escarlata con Magneto, una cuestión más administrativa que narrativa, mientras el escritor se daba cuenta que debía abandonar el barco lo antes posible y moverse a territorios más atractivos para él.
Y llegaron las Secret Wars y con su finalización, también finalizó el trabajo de Remender en Marvel, aterrizando con sus series de creación propia en Image Comics. Pero Marvel quería, sin una buena razón de peso, que este título que tenía un fin muy específico en un momento determinado, debía continuar.
A la coexistencia entre humanos y mutantes, Marvel ha añadido el otro concepto con el que están muy pesados y que nadie les ha pedido: Los Inhumanos y las Nieblas Terrígenas. Un concepto muy cansino pero que creen que por insistencia lo acabarán por colar. El resultado, un nuevo personaje femenino Inhumano, cero interesante y que propicia el primer y horrible arco argumental de este nuevo volumen.
El guionista encargado de este nuevo volumen es Gerry Duggan, conocido sobre todo por su trabajo con Masacre, por lo que no es de extrañar que lo encajen con calzador como la estrella de esta nueva formación del equipo, que mantiene del grupo original al Capi a Pícara y a Mercurio, encajando con calzador a Masacre, una Antorcha Humana que no saben que hacer con ella, al Doctor Vudú al cual no le sacan ningún partido y de reclamo un Peter Parker que no pasa de las diez primeras páginas del primer ejemplar.
La primera saga es un despropósito argumental y tonalmente. Intenta ser una pseudo-historia de terror a la Stephen King, con un humor al estilo JLA de Giffen y DeMatteis sin conseguirlo, con personajes que en ningún momento suenan y actúan como son realmente. A eso hay que sumarle el inapropiado arte de un excesivamente caricaturesco Ryan Stegman, que convierte la lectura de esa primera historia en cinco partes en un suplicio.
A continuación, tenemos un receso en dos ejemplares autoconclusivos, donde Duggan, acompañado por un Pacheco a medio gas, se acerca aún más al humor de la JLA mencionada anteriormente sin conseguirlo y avanza brevemente el arco argumental heredado de la etapa Remender, cuando dicha historia debía haber sido la historia de arranque y no esa horripilante historia del Inhumano-Hombre Planta-Ecológico.
Tras este impasse para tomar aire, la colección vuelve a tener que tomar aire sin haber contado absolutamente nada reseñable con el crossover Punto Muerto, en paralelo con Los Vengadores de Waid, pero que no es necesario para leer la excelente historia principal acontecida en el fabuloso Capitán América de Nick Spencer.
Y tras ocho números que van de lo horrible a lo intrascendente y piensas para que has perdido tu tiempo y dinero en esta colección, llega el milagro. De repente, Duggan entiende lo que es un título Vengador. De repente los personajes están bien definidos y escritos. Y de repente, Stegman desaparece y en cambio tenemos el fabuloso arte de Pepe Larraz. La historia, "El Hombre que Vino de las Estrellas".
En resumen, esta saga en cuatro partes, de la que falta un número final, quizás es el mejor tebeo Vengador al estilo clásico en mucho, pero que mucho tiempo. Duggan aprovecha la muerte y fusión de Hank Pym con Ultron en su novela gráfica "La Cólera de Ultron" para entregar un tebeo de Vengadores como los de antes, al estilo de Jim Shooter, Roy Thomas o David Micheline. Un tebeo que respira épica, emoción y misterio. Un tebeo donde los fans veteranos se verán recompensados con un equilibrio perfecto entre intimismo y espectacularidad, entre conversaciones y batallas épicas.
No se que le ha pasado a Duggan. Es cierto que Masacre me sobra y la Inhumana aún más. Pero si Duggan es capaz de mantener el nivel de está última saga, seré capaz de perdonarle el horror de tebeo que vino con anterioridad. Esta última historia es pura magia Marvel y el arte de Pepe Larraz es para paladearlo y disfrutarlo una y mil veces. Esperemos que la colección siga este nivel ascendente.
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