Este verano, al fin los lectores de Marvel en particular y los lectores de buenos cómics en general, hemos sido obsequiados con un volumen integral con la tristemente corta serie regular de Pájaro Burlón, de la mano de la novelista Chelsea Cain en la que ha sido su primera, y espero no última, incursión en el noveno arte.
Pájaro Burlón, o Bobbie Morse, no ha tenido una cronología muy gloriosa que digamos. Comenzó como novia de Ka-Zar, para continuar siendo la novia y posterior esposa del mucho más famoso Ojo de Halcón, estando siempre a la sombra del héroe y cuya historia dentro del universo Marvel ha pasado por todos los estados, incluido la muerte.
Bobbie necesitaba un autor que supiera sacar de ella todo aquello, tanto positivo como negativo, que la hacía única, como hizo John Byrne con Hulka en los 90 y reivindicarla como a una heroína a seguir y adorar.
Cain sienta las bases del personaje en un especial dedicado al personaje, dentro de los festejos del 50 aniversario de la creación de Shield, acompañada por una artista de auténtico lujo como es Joelle Jones, para redefinir la personalidad y las características diferenciales de una superheroína sin pelos en la lengua, autosuficiente y muy pero que muy divertida.
Y es en su corta serie regular, donde Chelsea Cain consigue brillar, y con ello la protagonista del comic book, con dos arcos argumentales que saben sacar punta a las convenciones del género, tanto de superhéroes como de espías, en un trabajo que aúna reivindicación, humor y la ruptura de la cuarta pared y la estructura habitual de este tipo de relatos, sobre todo en su primer arco argumental, donde nos encontramos con cinco capítulos que pueden leerse de manera autoconclusiva, pero que toman aún más forma y significado, si se leen en su totalidad, con la peculiaridad que podrían leerse en cualquier orden, sin alterar su significado.
La habilidad de Cain es tan grande, que incluso en en un segundo arco argumental que está supeditado tangencialmente con los acontecimientos de Civil War 2, es capaz de sacarle punta y continuar desarrollando su arco argumental y el desarrollo de su personaje principal, incluso con injerencias editoriales.
Y quitando polémicas absurdas que solo pueden sentar mal a todos aquellos que siguen viviendo en la edad de piedra, Pájaro Burlón es un pedazo de tebeo, divertido como pocos y con el que no me había reído tanto desde los tiempos de la JLI de Giffen y DeMatteis, que demuestra que no hay malos personajes, sino autores más o menos dotados, consiguiendo poner en primera línea de actualidad a un personaje maltratado a lo largo de las décadas y que merece una segunda serie regular, por supuesto con Chelsea Cain a los mandos. Un tebeo que sigue dando esperanzas a la veces adocenada producción de las dos grandes.
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