Los universos superheróicos siempre han sido una mina para realidades alternativas, futuros distópicos o reinterpretaciones/homenajes de otros universos de ficción. Un cajón de sastre que ha alcanzado su máximo exponente con estas Secret Wars que fueron el colofón de la larga saga que Jonathan Hickman planteó en su etapa Vengadora.
De todos los tie-ins que quedan por reseñar de este mes de diciembre, el más destacado es Secret Wars 2099, recopilado al completo en el cuarto ejemplar de la antología Secret Wars Crossover. En su interior, nos encontramos con una miniserie que sirve como continuación paralela de una línea editorial que apareció a principios de los 90 y que imaginaba como sería el universo Marvel en el año 2099. Peter David, uno de los artífices del mismo y creador de la versión del Hombre Araña de dicho universo y que en la actualidad está realizando, nos plantea un futuro donde Los Vengadores son más que nunca una marca patrocinada y controlada por una megacorporación. Eso sirve a David para mezclar la acción típica del genero de superhéroes, donde homenajea el primer enfrentamiento del supergrupo con Los Defensores, para además inyectar unas buenas dosis de paranoia a lo Philip K. Dick con homenajes a obras suyas como A Scanner Darkly o Minority Report. Un tebeo que bien podría tener continuidad tras el evento y cuyo único defecto es el trabajo gráfico de Will Sliney, competente pero irregular, sobre todo si se le compara con las fantásticas portadas de Dave Rapoza.
Y del futuro pasamos a la reinterpretación en negativo que Marvel creó de la famosa Liga de la Justicia, cuya nueva encarnación para Secret Wars ha venido de la mano de Marc Guggenheim y Carlos Pacheco y que finaliza este mes. Decir, que esta conclusión de la historia está a la altura de la fascinante premisa. Un whodunnit perfecto, donde Guggenheim sabe cerrar su historia de manera redonda, desarrolla unos personajes de los que quieres saber más de ellos y donde Carlos Pacheco entrega un trabajo gráfico repleto de homenajes inteligentes al pasado del género y que nos devuelve a un Pacheco que echábamos de menos.
Mientras tanto, Fuerza V sigue demostrando el talento de Bennet y Wilson para saber devolver la magia perdida al género con su perfecta fusión de clasicismo y modernidad, un desarrollo ejemplar de un reparto multitudinario y el uso moderado e inteligente de giros argumentales en un tebeo que remata su brillantez con el arte de Jorge Molina.
Thors levanta el vuelo en este tercer ejemplar, tras la irregularidad de su segundo número, donde la atención se centra en el magistral interrogatorio a Loki y la búsqueda del asesino de las Jane Fosters y Donald Blakes del multiverso. Aaron y Sprouse y Sudzuka entregan una buddy movie mezclada pero no agitada con el género de los serial killers que quedará como uno de los grandes aciertos de estas Secret Wars.
No puedo decir lo mismo del desarrollo de La Guerra de las Armaduras. Un tebeo que tiene un planteamiento y un arte original y diferente, pero donde James Robinson no ha sabido cuajar su buena idea en un tebeo interesante y que emocione. Lo mejor, el arte de Marcio Takara.
Y terminamos este último repaso mensual a las Secret Wars con otro tebeo que prometía mucho más, Futuro Imperfecto. Peter David está lastrado por las debilidades narrativas de un Greg Land que da eso sí, lo mejor de si mismo, en un número que mejora lo expuesto en los dos anteriores y deja abiertas las puertas gracias a un giro argumental que puede darnos dos ejemplares restantes que hagan que este regreso al Futuro de El Maestro haya merecido la pena.
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