El cuarto mes de las Secret Wars viene repleto de novedades para todos los gustos, tanto en su serie regular como en los mil y un spin-offs que van apareciendo en paralelo, recuperando sagas clásicas tanto de los años 70, 80 y 90, como de los últimos 10 años.
Comenzamos con la serie regular, con un sexto ejemplar que sirve de preámbulo para el clímax final que ocupará los tres últimos números del macroevento. Un ejemplar que solo puede calificarse de genial, donde Hickman en meras 22 páginas nos desvela el origen y disolución de estos nuevos 4 Fantásticos, las dudas de Valeria y el descubrimiento por parte de los personajes supervivientes del antiguo universo Marvel del origen de Mundo de Batalla. Sin olvidar esa página final que solo puede calificarse de inesperada y majestuosa con el descubrimiento más sorprendente sobre el Muro que separa Mundo de Batalla. Sin palabras.
Y si en esta década Secret Wars está siendo el evento más relevante, en la década pasada nadie le tosió a Civil War, el tebeo de Millar y Niven que cambió la manera de entender el universo Marvel del siglo XXI. Y ahora, Charles Soule y Leinil Yu recogen lo sembrado por los autores anteriormente mencionados en una miniserie que leídos solo los dos primeros números, demuestra el talento de Soule para llevar los preceptos de Millar un paso más allá de lo contado en la miniserie original, en un tebeo que sorprende, se disfruta cada página y donde Soule plantea de manera magistral los dilemas de dos amigos que se perdieron por el camino, Steve Rogers y Tony Stark. Y además nos encontramos con el que puede ser uno de los mejores trabajos del irregular Leinil Yu.
Si Civil War fue laureada la década pasada, el Mefistazo de Quesada fue lo más odiado de la Marvel de entonces. Gracias a dios que Slott llegó al universo arácnido y el fandom se olvidó del sacrilegio de Quesada. Y Slott es el autor que ha decidido devolvernos a los Peter y Mary Jane casados. Pero no contento con eso les ha dado una hija. El resultado, un planteamiento alternativo perfectamente plasmado en cinco ejemplares, pero que gracias al talento de Slott podría convertirse en el camino a seguir para un Parker casado y con las responsabilidades de la paternidad. Un planteamiento donde la decisión de Peter y Mary Jane no solo le afecta al universo arácnido, sino a todo el universo Marvel en general. Una pequeña joya.
Y llegamos a las novedades mutantes. La primera de ellas, es un viaje en el tiempo en toda regla, con la nueva versión de La Era de Apocalipsis, el evento mutante de 1995 que hizo olvidar a todos los seguidores, al menos por un momento, que Claremont se había marchado y había dejado huérfanos a los mutantes y a los aficionados. Esta nueva miniserie devuelve con creces los excesos hiperbólicos de esos años 90, mucho ruído y mucho caos, en un tebeo que no por complejo cuesta seguir, sobre todo por el arte mimético de Gerardo Sandoval, clon absoluto del arte de Roger Cruz y Joe Madureira en dicha saga. El tebeo es un buen revival, pero me hace pensar que los buenos recuerdos que tengo de la saga original, quizás sea mejor dejarlo en eso, en recuerdos.
En cambio, Inferno es un desastre absoluto. Dennis Hopeless desaprovecha absolutamente los elementos interesantes de la obra original, sobre todo a Madelyne Pryor y se centra en una relación poco desarrollada entre Coloso y una Magik poseída y poco aprovechada, mezclando humor y terror con escasa fortuna. Y si el arte de Javier Garrón destaca en unas atractivas portadas, pierde fuelle en los interiores, con un dibujo que no sabe si quiere ser infernal o cartoony.
Finalizamos este primer repaso al cuarto mes de las Secret Wars, con un tebeo más que correcto y que devuelve a primera línea una saga que solo puede ser calificada de mítica, La Saga de Korvac. El mérito, que Dan Abnett, su guionista y gran conocedor de los Guardianes Originales, escoge los elementos más característicos del original de Shooter, pero con una vuelta de tuerca que ofrece guiños al lector veterano pero aportando una historia original y que junto a los Inhumanos de Soule y El Escuadron Supremo de Guggenheim y Pacheco, es el mayor exponente de la creación de un universo que se merecería una línea editorial paralela aparte.
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