Aunque en la edición española este nuevo volumen de Ojo de Halcón tiene un número 5 en su lomo, tras los tres primeros que recopilaban la etapa Fraction/Aja y un cuarto con el primer volumen de la etapa Lemire y Pérez, nos encontramos ante un nuevo volumen que renumera el serial, tras los primeros 5 ejemplares con los que Lemire y Pérez intentaron seguir el legado dejado por la legendaria época de Fraction.
Yo fui de los que no aceptó bien el cambio. Y es que el anterior volumen me pareció un trabajo correcto pero que quedaba lejos del post-modernismo que imprimieron Fraction y Aja en el título que se convertía en la insignia de la modernidad de la Casa de las Ideas. Lemire y Pérez intentaban estar a la altura de sus precedentes pero quizá por miedo o respeto no se atrevían a tocar aquello que no hacía falta arreglar.
Este nuevo tomo y nuevo volumen es un salto cuantitativo. Y si Kate Bishop era un personaje secundario en la etapa Fraction, aquí se convierte en el centro principal de nuestras miradas, quedando Clint relegado a secundario de lujo, ahondando en la complicada relación que ambos tienen en la actualidad y de la que Lemire saca el máximo partido.
Lemire se atreve a saltar del presente al pasado y al futuro con soltura de prestidigitador, haciendo que la fusión de los tiempos le de muchas más capas de profundidad al relato, apoyado en el talento artístico de Ramón Perez, que pasa del preciosismo del pasado, a la línea clara del presente, al desmadre brusco salido del Copra de Michel Fiffe en la trama del futuro.
Todo esto y el brillo que Lemire consigue sacar a la protagonista del serial, convierte a un tebeo que llevaba el lastre de venir tras una etapa ya icónica, en un tebeo que se sustenta por si mismo, apoyado por un duo de profesionales en la cima de sus capacidades narrativas y artísticas. Ojo de Halcón y sobre todo Kate Bishop, están en buenas manos.
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