Dentro de las nuevas series que Marvel Comics está editando de la franquicia galáctica de George Lucas, me alegra encontrar series que amplíen conceptos aparecidos en las denostadas precuelas galácticas y no solo centradas en la idolatrada trilogía original. Una de esas series es el Darth Vader de Gillen y Larroca, que aunque cronológicamente se encuentra entre los episodios IV y V, no duda en utilizar para adentrarnos en la mente de Vader y sus motivaciones, lo construido por Lucas en las precuelas con gran acierto.
La otra serie que quiere aprovechar lo planteado en las precuelas es Obi Wan y Anakin, guionizada por Charles Soule que ya se encargó de la excelente miniserie de Lando junto a Alex Maleev y que también es el responsable del peor título de estas nuevas series como es la centrada en Poe Dameron, aunque poco puede hacer Soule con el background de cartón piedra y nulo interés que ideó Abrams junto a Lawrence Kasdan.
En esta miniserie, Soule se adentra, apoyado por el interesante pero excesivamente abigarrado arte de Marco Checchetto, en el tiempo transcurrido entre La Amenaza Fantasma y El Ataque de los Clones, una época muy importante para entender la transformación de un Anakin niño inocente al adolescente arrogante que posteriormente vimos.
Soule divide la narración en dos partes: La primera es una aventura en un planeta remoto y desconocido, de interesante diseño, para asemejar lo ocurrido en dicho planeta visitado por Anakin y Obi Wan con los sucesos posteriores que vivirán ambos protagonistas con la caída de la República y la llegada del Imperio. El resultado, correcto pero poco más, ya que el discurrir de la historia no sorprende, salvo detalles puntuales y escasos que disfrutarán los que somos seguidores acérrimos del universo.
La segunda parte de la narración es harina de otro costal y donde está lo verdaderamente interesante de esta miniserie, ya que son flashbacks previos a la historia principal, donde descubrimos las dudas de un Anakin adolescente, su carga como Jedi y los deseos de abandonar la orden que tanto ansiaba cuando era un esclavo, además de ser testigos en primera persona de las primeras manipulaciones de un Senador Palpatine perfectamente plasmado por Soule.
En definitiva, una miniserie irregular, con una historia principal entretenida sin más, pero con unos flashbacks fundamentales para los verdaderos fans de la saga, sobre todo de los fans de las precuelas, con un apartado artístico con conceptos y diseños interesantes, pero carentes de una narrativa clara y ágil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario