Scott Snyder continúa su nueva etapa al frente de Batman en el título que DC Comics le ha hecho a su medida, All Star Batman, con una nueva saga, llamada "Ends of the Earth" un relato en cuatro partes que vuelve a demostrar las virtudes y defectos del guionista.
Arropado por tres dibujantes, Jock, Tula Lotay y Giusseppe Camuncoli, cada uno de ellos aportando un tono diferente a los distintos estilos y villanos que pululan por la historia, Snyder vuelve a hacer aquello que cree está predestinado a hacer, redefinir a Batman, pero ahondando una y otra vez en los mismo clichés repetitivos.
La historia comienza con Batman yendo a parar una plaga bacteriana prehistórica que quiere despertar Mr. Freeze para acabar con la humanidad. Y el ambiente proporcionado por Jock, que dibuja el primero y el último capítulo, es fabuloso, con una Antártida que parece salida de La Cosa de John Carpenter y una maravillosa interpretación gráfica de ambos contendientes, pero a Snyder no se le ocurre mejor manera para demostrar que el está por encima del guionista medio, que contar la historia como si fuera un relato en prosa, o cuento ilustrado. Y el ritmo es moroso, repleto de descripciones y pensamientos redundantes.
El segundo capítulo, con el que es el gran descubrimiento de la saga, la dibujante Tula Lotay y co-protagonizado por Poison Ivy, es el mejor de las cuatro partes en las que se divide la saga. Y lo consigue porque es un relato atractivo, con una magnífica caracterización de Pamela Ivy y su relación con Batman que no peca de pretencioso.
Pero la cosa se vuelve a torcer de nuevo en el tercer capítulo, ilustrado por un Giusepe Camuncoli que no es santo de mi devoción, pero que aquí hace un fabuloso trabajo, teniendo como némesis a El Sombrerero Loco. Y por supuesto Snyder no puede dejar pasar la ocasión de intentar redefinir al personaje, cuando no lo consigue y olvidándose de la que si que fue la verdadera redefinición del mismo en la memorable Gotham Central de los eso sí magistrales guionistas Ed Brubaker y Greg Rucka.
No contento con eso e intentando epatar al lector, Snyder reutiliza un truco que otros autores como Peter Milligan o Neil Gaiman ya usaron con el personaje con mucha mayor fortuna que Snyder. Para más inri, Snyder decide que para que el relato aparente una trascendencia, importancia y calidad que no tiene, nos lo vuelve a contar como cuento ilustrado.
Y llegamos al final, con la revelación con alfileres del villano en la sombra que ha orquestado todo el plan de una historia pillada por alfileres para que Snyder toque a villanos del personaje que no había tenido oportunidad de jugar con ellos. Y el resultado es indiferente y sofisticadamente vulgar, salvándose por supuesto de nuevo, el fabuloso trabajo de Jock a los lápices.
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