Tras 25 años de historias ininterrumpidas, seguir contando relatos alrededor de la figura de John Constantine era una tarea hercúlea. Sobre todo, si tus predecesores habían sido escritores como Alan Moore -el padre de la criatura-, Jamie Delano, Garth Ennis, Warren Ellis, Brian Azzarello o Mike Carey, por nombrar a unos pocos de la caterva de grandes guionistas y estrellas que pasaron por la cabecera más longeva que ha tenido la línea Vertigo.
Pero si Peter Milligan en los dos anteriores volúmenes, descubría al lector que todavía quedaba mucho que contar acerca de Constantine, este tercer volumen final no le queda a la zaga. Dividido en cuatro sagas de entre 3 y seis ejemplares de duración, más un número unitario, Milligan continúa desarrollando e impactando al lector con esa extraña relación a cuatro entre Gemma, la sobrina de Constantine mortificada por la violación del doppelganger de su propio tío, Piffy, joven esposa de Constantine e hija de Terry Greaves, mafioso y tercera pata de esta historia a cuatro, culminando con un John Constantine al que su pasado y malas decisiones le harán sufrir lo que no está escrito.
Junto a este cuarteto donde Milligan se atreve a desarrollar asuntos tales como el maltrato e incluso la sombra del incesto, el inglés se saca de la manga, pero sin perder la credibilidad un nuevo miembro de la familia Constantine, que si quizá no es la historia más redonda del volumen, aporta sangre nueva a un título, cuya reinvención constante fue la clave de su éxito.
Milligan finaliza su fructuosa y larga etapa con una historia en tres partes, donde vuelve a enfrentar a Constantine con la sombra de la muerte. Milligan consigue engañar varias veces al lector, con un desenlace que se plantea desde las primeras páginas, pero que consigue llevar por diferentes derroteros para rematarlo con una bella página homenaje al personaje y al ingente talento que ha pasado por las páginas del mismo.
El volumen de la magnífica y completa edición que ha sacado a la luz ECC, se completa con un annual del propio Milligan e ilustrado por un atmosférico Simon Bisley y una más que interesante miniserie titulada “Ciudad de Demonios”, guionizada por Si Spencer, autor de la excelente y minusvalorada The Vynil Underground e ilustrada por el emergente y brillante Sean Murphy. La primera, una historia melancólica sobre los fantasmas y los errores del pasado y la segunda, una atrevida e irónica visión hacia los terrores del siglo XXI y sus dosis de paranoia y miedo al diferente. En definitiva, un volumen final que está a la altura de lo mejor que entregó una cabecera que se merece un puesto de honor en la historia del medio.
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