Desde que Dick Grayson abandonara el nido a principios de los años 70 en la etapa de Batman realizada por Denny O'Neill y Neal Adams, el anteriormente conocido como Robin ha tenido que luchar por separarse de la sombra del murciélago y su condición de sidekick. El camino hacia esa independencia comenzó en los clásicos Nuevos Titanes de Wolfman y Perez, donde aparte de convertirse en el líder del grupo y enamorarse de Starfire se dio cuenta que debía tener una identidad que le separara del manto del murciélago, convirtiéndose en Nightwing.
Y aunque han pasado muchos Robin por la vida de Bruce Wayne, Dick Grayson siempre ha tenido que volver al entorno de su padre adoptivo y socio aventurero e incluso continuar la leyenda del Caballero Oscuro como el mismísimo Batman, tanto en los años 90 durante la recuperación de Bruce tras Knightfall como más recientemente en la etapa Morrison tras la supuesta muerte de Batman, haciendo a la vez de mentor y hermano mayor de Damian, el hijo de Batman y cuarto Robin en la genealogía batmaniana.
Todo cambió tras su supuesta muerte en Maldad Eterna, el único evento reseñable de Los Nuevos 52, que desembocó en Grayson, donde nuestro protagonista se convertía en una mezcla de Jason Bourne e Ethan Hunt en uno de los títulos más laureados de la polémica época, guionizada al alimón por Tom King y Tim Seely.
Ahora que King toma las riendas del rey de Gotham, Seely se embarca en solitario para escribir el nuevo status quo del personaje en una serie que tiene como principal atractivo un primer número ilustrado por uno de los grandes artistas de la actualidad, Yanick Paquette. En dicho especial, Seely hace un memorable repaso del entorno actual del personaje y su historia, continuación directa de lo acontecido en su universo tras los Nuevos 52 y le embarca en una misión encubierta donde debe infiltrarse en el que quizás es el concepto más interesante que Scott Snyder ha introducido en el Bat-universo, La Corte de los Búhos.
A partir de ahí, Seely consigue un tebeo dinámico, que mira para adelante sin olvidar el glorioso pasado del personaje y sabe equilibrar la acción y el suspense propio del género de acción y espionaje sin dejar de lado los momentos íntimos como esas maravillosas escenas del personaje con Bruce, Damian o Barbara.
Pero no todo puede ser mirar al pasado y Seely incorpora al universo batmaniano a un nuevo personaje, anti-héroe o villano aún por descubrir llamado Raptor que sirve como espejo distorsionado tanto del propio Grayson como de su mentor Bruce Wayne, dando como resultado algunos de los mejores momentos del serial.
No puedo terminar sin destacar el fabuloso arte del dibujante regular de la colección, Javier Fernández, que con su trazo limpio y dinámico y su fascinante composición de página hace que sea una delicia para el lector seguir la historia planteada por un Tim Seely en plenas facultades.
En definitiva, uno de los tebeos imprescindibles no solo del Bat-Universo, sino de DC Comics en general. Una obra tan interesante como modesta que demuestra una vez más que Dick Grayson es algo más que la sombra de Batman y uno de los mejores personajes salido de la icónica editorial.
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