La llegada en 1999 de The Authority fue un revulsivo para el género superheróico tal y como lo conocíamos hasta el momento. Warren Ellis, de las cenizas de Stormwatch, un supergrupo gubernamental ideado por Jim Lee para su sello Wildstorm, pasó de ser un tebeo ciertamente secundario a convertirse en punta de lanza de un resurgimiento del sello.
Pero no solo fue eso, sino que se convirtió en el modelo para contemporarizar un género que necesitaba devolver el sentido de la maravilla de la misma manera que el último blockbuster hollywodiense a una nueva generación necesitada de emociones fuertes. Todo en The Authority era más grande, más ruidoso, más apabullante y también muy inteligente. Gran parte de su éxito fue debido a su dibujante, Bryan Hitch que pasó de ser un remedo de Alan Davis a convertirse en el dibujante redefinidor de una época. Sus viñetas eran gargantuescas, gigantéscas, repletas de detalles en splash pages en widescreen donde el trazo de Hitch realizaba con sus figuras escorzos imposibles que no se veían desde los tiempos de Kirby, Steranko o Adams que parecía que se salían de las viñetas. Esto, junto a las amenazas multidimensionales y cósmicas más grandes que la vida que ideaba Ellis, convirtieron a The Authority en el modelo a seguir para una industria que fusionó el "realismo" y oscuridad de la década de los 80, con la alta definición y el dolby surround del siglo XXI.
No es extraño que el siguiente pasó de Hitch en su carrera fuera The Ultimates, la versión post-moderna de Los Vengadores que ideó Mark Millar y donde el escocés llevó hasta el paroxismo y con inteligencia sobrehumana los preceptos del Authority de Ellis. Aquí, Hitch alcanzó la cumbre de su arte con triples y cuadruples splash pages donde los míticos héroes Marvel eran representados como jamás habíamos visto.
The Ultimates fue el ejemplo de lo mejor y lo peor de Hitch. Si entre sus aspectos positivos estaban su virtuosismo y detallismo y su comprensión absoluta de lo que hacía funcionar un género superheróico épico, también fuimos testigos de su lentitud y pereza profesional y la irregularidad de sus entregas a medida que los plazos de entrega se le agolpaban.
Lo que no conocíamos de Hitch era su faceta como guionista. Y la descubrimos hace un año y medio, cuando DC Comics en su fallido lanzamiento llamado DC You, le dieron libertad creativa para desarrollar como autor completo una segunda colección de la Liga de la Justicia. Dicho trabajo, aunque inacabado por el momento (típico de Hitch) nos desvelaba a un más que correcto guionista con una historia "bigger than life" donde los conceptos de Dioses y Superhéroes y su influencia en una sociedad como la nuestra, daban como resultado un buen trabajo.
Y con DC Rebirth, la editorial ha vuelto a entregarle a su grupo más emblemático, pero viendo sus retrasos como dibujante, esta vez solo como guionista, con Tony Daniel como artista principal y por el momento con un fill-in de nuestro Jesús Merino. Argumentalmente, Hitch redunda de nuevo en una amenaza cósmica de proporciones descomunales, asemejando de nuevo el tebeo de superhéroes a las películas de catástrofes.
El resultado gráficamente es tan correcto como esperado. El especial con el que arranca la etapa, dibujado por Hitch, es una demostración de la habilidad del dibujante para entregar páginas icónicas y héroes épicos. Tony Daniel sorprende en sus dos primeros ejemplares, con unas páginas cuidadas con mimo, pero que a medida que pasan los números y las fechas de entrega se acumulan (la serie es quincenal) hace que el producto final se resienta.
Y tras leer la primera saga titulada "La Maquina de la Extinción", que tras su final revela que no es más que un prólogo a una saga más extensa, decir que Hitch sabe entregar un tebeo de acción entretenido e intrascendente, pero que quizás necesita de una parte más humana en las relaciones entre sus miembros, para que el tebeo no sea más que una sucesión de batallas épicas perfectamente orquestadas. Hay elementos que están ahí y que de desarrollarse pueden dar como resultado un buen tebeo, pero por el momento, mucho ruido y furia, pero poca alma para que el tebeo se convierta en un indispensable en las compras regulares de los aficionados y estar a la altura de etapas míticas de la colección como la de Grant Morrison, Mark Waid, Joe Kelly o la última historia del grupo de manos de Geoff Johns "La Guerra de Darkseid".
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