En los últimos tiempos, el Hombre Murciélago, aunque el valor seguro de DC Comics en cuestión de ventas había entrado en un bucle eterno donde todo autor que se acercara a sus mitos debía seguir bajo una regla no escrita, los preceptos tanto de Frank Miller como los de la versión cinematográfica de Christopher Nolan. Esto provocaba que aunque sus predecesores habían conseguido triunfar, sus seguidores no se daban cuenta que el motivo de dicho triunfo había sido el romper las normas establecidas del personaje.
Quien si lo entendió en estos últimos años fue Grant Morrison, un escritor que siempre ha sabido nadar contracorriente. En cambio, la laureada y exitosa etapa de Scott Snyder, predecesora de esta que nos ocupa, aunque debo alabar la magnífica construcción y atrevimiento de la misma, he de decir que nunca me ha llegado a convencer del todo por varios motivos: La obsesión de intentar hacer la mejor historia del personaje y no conseguirlo y su aproximación a la figura de Bruce/Batman, que nunca me llego a creer.
Ahora es el turno de Tom King, guionista de títulos como Omega Men, The Sheriff of Babylon o la fastuosa La Visión para Marvel Comics. Uno de los grandes descubrimientos de la industria, un escritor que sabe dar una vuelta de tuerca a conceptos una y mil veces visto y que me recuerda a escritores y trabajos tan memorables como Alan Moore y su Cosa del Pantano o Grant Morrison y su Animal Man.
El camino que toma con el Caballero Oscuro es muy diferente pero igualmente de atrayente que el hecho con La Visión. Si esta última es lo más cercano a un tebeo de la línea Vertigo en su época dorada que ha tenido Marvel Comics en su historia, aquí se acerca al Cruzado de la Capa desde una perspectiva que aúna espectáculo blockbusteriano con un intimismo que humaniza a Bruce/Batman como pocas veces hemos visto.
El espectáculo nos sorprende, los giros argumentales nos enganchan y nos demuestran la habilidad de King para narrar en apariencia de manera sencilla, pero si analizas su trabajo ves que la estructura, el uso del tiempo y los diversos narradores nos hacen ahondar en una primera historia que solo es el prólogo de lo que se avecina, en una historia que solo es la punta del iceberg en un camino que se presenta apasionante.
Pero donde llega al corazón es en las conversaciones entre Bruce y Alfred, en la relación de Batman con dos jóvenes superhéroes que recorren un camino lleno de luces y sombras con un orígen tan parecido como diferente al de la creación de Bob Kane y Bill Finger. Todo ello transmitido a través de una historia sin tiempos muertos, bien medidos, donde el espectáculo y el desarrollo de personajes está equilibrado al milímetro.
Si a eso le sumas el trabajo artístico de un David Finch a plenas facultades y donde demuestra que además de plasmar los momentos más espectaculares que puedes encontrar en un tebeo de superhéroes en la actualidad, es capaz también de transmitir los sentimientos de los personajes salidos de la pluma de un King que sabe darles el tiempo necesario al reparto de protagonistas y secundarios.
En definitiva, el mejor tebeo salido del Rebirth de DC Comics junto al Superman de Tomasi y Gleason. Una obra que equilibra la oscuridad salida de la trágico origen del personaje, pero que sabe reirse de si misma con un uso del humor magistral y que saca al personaje de una zona de confort en la que llevaba estancada demasiado tiempo. No puedo esperar a ver lo que nos tiene preparados King en los próximos ejemplares de una etapa que se percibe tras sus primeros ejemplares como única.
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