La llegada de Dan Slott al arácnido favorito del mundo del cómic hace ya más de un lustro como autor completo, ha sido una de las mejores cosas que le ha pasado en lo que llevamos de siglo XXI. Slott tuvo que demostrar que había vida después del castigado "One More Day" perpetrado por Joe Quesada y supo hacer avanzar al personaje como ningún autor se había atrevido hasta el momento.
Con Slott, Peter Parker ha alcanzado tras su aparente muerte y la recuperación de su cuerpo de manos del Doctor Octopus, la cima de sus sueños. Ya no tiene que irle mendigando dinero a Jameson por las fotos de su alter ego y no necesita malvivir subsistiendo con trabajos precarios y temporales. Peter ha alcanzado ser aquello que solo veían Tía May y Tío Ben, un científico revolucionario a la altura de Tony Stark, Hank Pym o Reed Richards.
Ese cambio en el personaje le ha servido a Slott para abrir aún más el universo de Peter Parker. Un universo donde Manhattan y barrios colindantes se le han quedado pequeño al trepamuros. Ahora Spiderman vive en un mundo que estaba reservado a personajes como el Capitán América o Iron Man, casi un James Bond con el apoyo tecnológico de su propia compañía y el logístico de SHIELD.
Pero Slott nunca olvida de donde viene Peter Parker y al lado de un Nick Furia y una Pájaro Burlón, tenemos una tía May y un Harry Osborn. Y por supuesto, bajo la amenaza de un nuevo y renovado Zodíaco, se esconde la sombra de un Norman Osborn, un Octopus y una misteriosa figura que parece querer escarbar en el pasado más escabroso y dramático de Peter.
Slott mira al futuro sin olvidar el glorioso pasado del personaje. Enciclopedia Marvel y sobre todo arácnida con patas, Slott da la bienvenida a nuevos lectores pero guiñándole el ojo a los lectores veteranos. Por supuesto, a unos lectores veteranos que quieren y desean como yo nuevos tonos y estilos sin perder la esencia del personaje y no vivimos en una nostalgia exagerada que solo quiere replicas de lo ya leído, para luego quejarse de que siempre es lo mismo.
Slott se rodea del talento de un dibujante que no ha hecho más que evolucionar en su estilo y puliendo sus defectos. El resultado actual es una extraña pero interesante fusión del trazo de Klaus Janson pero sin la suciedad de este. La gran sorpresa, Matteo Buffagni, que se encarga de tres números de la serie regular con un estilo que se asemeja al maestro Stuart Inmonen.
En definitiva, un arranque de etapa prometedor, que puede desconcertar a muchos, aborrecer al fan talibán, pero donde Slott demuestra su habilidad en la creación de arcos narrativos a corto, medio y largo plazo, donde los destellos del futuro próximo de la colección solo hace sospechar que estos primeros nueve ejemplares de su nueva etapa son solo el principio de algo que puede ser muy grande.
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