15 de julio de 2017

Nameless de Grant Morrison y Chris Burnham: Impresionante obra de puro horror cósmico






















Si existe un autor contemporáneo en el mundo del cómic, capaz de aunar el horror innombrable de un Lovecraft con la paranoia psicótico de Philip K. Dick, ese es Grant Morrison, como pueden atestiguar trabajos como Los Invisibles o su menos conocida El Asco.



Pero Morrison es un autor irregular, con una imaginación y unos conceptos desbordantes que en trabajos de corta duración como Seaguy, Vinanarama, Joe el Bárbaro o su más reciente Happy, no alcanza la magnificencia de sus trabajos mayores como los mencionados en el primer párrafo, u obras como Animal Man o su Doom Patrol.



Por eso acogí este Nameless -una miniserie de seis ejemplares bajo el sello Image- con recelo y con miedo, porque aún teniendo una premisa intrigante y un arte tan repulsivo como atrayente, de la mano de un Chris Burnham que entrega su mejor trabajo, temía que el tebeo se quedara en una obra menor del autor escocés.



Craso error el mío, porque este Nameless aúna todas las filias y fobias del autor en 120 páginas aproximadamente, reventando el cerebro del lector en el proceso y convirtiendo este Nameless desde ya, en una de las obras cumbres de un guionista que tres décadas después de que arrancara su andadura, sigue demostrando que su trabajo sigue siendo igual de fresco, innovador e irreverente como en sus inicios.



¿Y qué es Nameless? Es terror, es ciencia ficción, es un estudio de nuestras creencias religiosas y de lo que significa ser humano y lo real, un terreno que trabaja Morrison con la misma pericia que David Lynch, obligando al lector a detenerse en cada página, en cada viñeta, en cada diálogo y volver atrás en la lectura para descubrir y disfrutar de cada uno de los apuntes y matices que la obra atesora.



Nameless incomoda, aterroriza y fascina a partes iguales. Y cuando lo terminas de leer te deja ese poso maravilloso que solo consiguen las obras maestras y te invita a volver una y otra vez a sus páginas para seguir indagando y descubriendo un tebeo que parecía un trabajo de paso, una obra menor y que acaba convirtiéndose en uno de los mejores tebeos de los últimos años y obra fundamental de un guionista que esperemos le siga quedando cuerda para rato, si sigue entregando trabajos tan fascinantes y apasionantes como este Nameless.

13 de julio de 2017

Intentando devolver el brillo a la Patrulla X: Les deseo mucha suerte






































Cuando comenzó el crossover entre mutantes e inhumanos, decidí, como con casi todos los eventos que desarrolla Marvel, hacer un seguimiento mensual, tanto de los ejemplares de la serie central, como de los tie-ins que fueran apareciendo en paralelo. Lo conseguí hacer dos meses, el tiempo suficiente, para darme cuenta que era una pérdida de tiempo.

Y era una pérdida de tiempo, porque este evento, que comenzó medianamente interesante -también porque no esperaba nada de él- no ha sido más que un apaño malo para quitarse y quitarnos de en medio a esa nueva iteración de Los Inhumanos que se había sacado de la manga Marvel en la última década y que no le interesaba a nadie.



Pero más importante aún, el devolver a la primera línea de batalla a un universo, el mutante, que había sido piedra fundamental de la editorial y su historia, pero que había sido relegado por una editorial más pendiente de su universo cinematográfico que de sus personajes en papel.

Ahora, Marvel intenta enmendar la plana, con una vuelta a las raíces, sin darse cuenta que las tres series centrales que estaban publicando en la actualidad -Extraordinaria, Imposibles y Nueva Patrulla X- eran unas series más que correctas, cuyos autores implicados estaban desarrollando conceptos interesantes y que tenían un largo camino si les dejaban hacer.



Pero como parece que ya no se estila lo de que un equipo creativo esté más de un año y medio en una colección -con las consecuencias que eso conlleva- Marvel se sacó de la manga un evento que convierte en obra fundamental y maestra a Civil War II -en esta por lo menos pudimos disfrutar del fantástico arte de David Márquez- para, en el proceso, cargarse la evolución de un personaje tan importante e interesante como Emma Frost, convirtiéndola de nuevo en una villana sin remordimientos y completamente desquiciada, tirando por la borda todo el trabajo que se lleva haciendo con ella hace más de 20 años, por autores como Scott Lobdell en Generación X, Grant Morrison en Nuevos X-Men o Joss Whedon en Astonishing X-Men, por mencionar unos pocos.

Y si lo de Frost no es de juzgado de guardia y deja en muy mal lugar a uno de los personajes femeninos más redondos de la franquicia, lo del cambio de opinión de Medusa, la reina de los Inhumanos, ya entra en los anales del humor absurdo, cuando toma una decisión radical, basada en un planteamiento que parece de última hora, pero que ya sabía desde el arranque de la historia ¿¿¿???



En definitiva, que IVX es una de las peores historias que se han escrito con la Patrulla X, a la altura de la infausta etapa de Chuck Austen, o ese regreso del gran Claremont en el año 2000 y que no entendió ni el patriarca mutante. Pero corramos un tupido velo y miremos al futuro, a ese Resurrxion que pretende devolver el encanto original Claremontiano a los personajes.

Por el momento, podemos ver hacia donde van los tiros con el número especial con el que nos plantean el tono y estilo de los títulos principales de la nueva línea editorial, comandados por Marc Guggenheim, Cullen Bunn y Greg Pak. Tres autores correctos, pero ninguno destacable como han sido en años anteriores Jeff Lemire, Brian Michael Bendis, Matt Fraction o Grant Morrison. Corrección sin brillantez.



Y lo que este especial nos pretende convencer es que esta es la Patrulla X que siempre has amado y querido, que se había enfangado en un pozo de pesimismo y oscuridad, dejando de lado su heroísmo, en pos de la amargura. De nuevo tenemos a una Kitty Pryde que nunca debió marcharse, de nuevo tenemos un equipo oro y un equipo azul, al estilo de las alineaciones de principios de los 90 -algo que no debe ser tomado como bueno, porque esos tebeos fueron de lo peor de la historia de la franquicia- y algo que si me alegra, la vuelta del Rondador Nocturno alegre y jovial, destruido en las dos últimas décadas por gente como Chuck Austen o Bryan Singer.

Poco más se puede decir con un especial que es más un afiche publicitario que un tebeo como dios manda. Habrá que esperar a ver que ocurre en las series regulares, de las cuales, las que mejor pinta tienen son las dedicadas a Jean Grey, escrita por Dennis Hopeless y dibujada por Victor Ibañez y Cable, del gran James Robinson y el también grande Carlos Pacheco. Seguiremos informando.

7 de julio de 2017

DKIII The Master Race: Miller y Azzarello transportan al universo DC de la Edad Oscura a la Edad Heroica










Después de nueve ejemplares y un año y medio después de irregular publicación, ponemos punto y final a la tercera entrega del mítico Dark Knight con el que Frank Miller revolucionó tanto a la industria del cómic americano, como sobre todo a un personaje, Batman, que nunca volvió a ser el mismo y cuya influencia se dejó sentir no solo en las posteriores aventuras del personaje en su versión en papel, como en todas y cada una de las adaptaciones del personaje, ya fueran en la gran o pequeña pantalla, o en el mundo de los videojuegos.



Que la secuela de esta obra fundamental aparecida en 2001, confirmara la decadencia de un autor que, aunque intentó entregar al lector una obra completamente diferente y arriesgada, pero a la postre fallida como fue The Dark Knight Strikes Again y su retorno a los inicios del personaje y su relación con Robin en la aún incompleta All Star Batman, aparecida en 2005 rematara la idea de que a Miller se le había ido la olla definitivamente, no influyó en el hecho de que el anuncio de una tercera entrega de su famosa obra, se convirtió en noticia de primer orden.



Sabidos los problemas de salud que arrastra uno de los autores fundamentales de la historia del medio, no sorprendió que fuera acompañado en la escritura de la obra de Brian Azzarello, autor con el que comparte intereses comunes y el dibujo le fuera encomendado a un Andy Kubert, que visto el trabajo entregado en los nueve volúmenes, se ha visto imbuido y poseído por el estilo dinámico y muchas veces dejado del propio Miller, reforzado por el entintado de uno de los colaboradores básicos del propio Miller, Klaus Janson.



El conjunto de la obra remite tanto al Dark Knight original, como a su desenfrenada y desmadrada secuela. De la original, esa sensación de supuesto control sobre aquello que nos están contando y de la secuela, la ampliación del universo del Murciélago al resto del universo DC y la experimentación que encontramos en esos mini-comics que encontramos dentro de cada ejemplar y que amplian y complementan la trama principal.



El resultado, un tebeo que se deja leer, pero que en muchos aspectos es cobarde y conservador. Al Miller cáustico, polémico y satírico lo encontramos sobre todo en los dos primeros volúmenes de la historia. Por supuesto, ataca sin piedad, pero mucho menos certero, a personajes de la vida pública tan importantes como Barack Obama y Donal Trump, además de ahondar de nuevo en la violencia policial que asola Estados Unidos o la idiotez congénita que se ha instaurado en nuestra sociedad occidental con el fenómeno de las redes sociales.



Pero todos esos apuntes que sitúan al tebeo por encima de la media de lo publicado mensualmente en las estanterías del género, queda dilapidado por una trama relacionada con los famosos Kryptonianos de Kandor, convertidos en peligrosos radicales totalitaristas y que nos traen de vuelta en algunos momentos -esa trinidad de esposas del líder Kandoriano con Burka- la peligrosa islamofobia reaccionaria de la que hizo gala el autor en su infame Holy Terror.



Y aunque la némesis Kandoriana empaña el conjunto total de la obra, Miller sigue demostrando que el que tuvo, retuvo y el tebeo en múltiples pasajes, vuelve a demostrar que autores como Miller sabe sacar brillo a una mitología sobada y devolverles a los personajes su aura mítica e icónica. Así, nos entrega una visión completamente radical de Hal Jordan, más un héroe a lo Edward Rice Burroughs que un personaje de la Silver Age, o la poderosa presencia de una Wonder Woman más amazona que nunca, aunque el autor a veces lleva a las habitantes de Themyscira al extremo exagerado de los Espartanos de su 300.



En su epílogo final, Miller parece darse cuenta o reconocer que la influencia de sus trabajos oscureciendo hasta el extremo a unos héroes que eran pristinos antes de su llegada, tiene que llegar a su fin, porque han acabado convirtiéndose en parodias de si mismos. Por eso, el autor pone la guinda a su obra con un apunte de luz y optimismo, que deja las puertas abiertas a una cuarta entrega que devolvería a los personajes al punto donde se quedaron tras la irrupción de Miller, confirmando el autor, que el camino de la oscuridad ha llegado a su fin y que el género debe abandonarlo, si no quiere quedarse en un eterno día de la marmota.

5 de julio de 2017

Hellblazer de Peter Milligan 2 (de 3): Cambiando el "statu quo" de nuestro ocultista favorito























Revolucionar a un personaje con dos décadas y 250 números a sus espaldas es tarea casi imposible y más si tu trabajo viene precedido por autores del calibre de Alan Moore, Jamie Delano, Garth Ennis o Brian Azzarello, por mencionar a alguno de los autores que han, con mayor o menor fortuna, narrado las aventuras del mago más cínico y cautivador del mundo de la historieta.



Y a Peter Milligan le tocó cerrar la historia del personaje en la línea Vertigo. Pero el guionista, capaz de lo más sublime a lo más convencional, no se arredró y se enfrentó al personaje casi como si fuera uno de sus primeros trabajos y tuviera todo que demostrar, no como si fuera un encargo para pagar las facturas y llegar a fin de mes.



En su primer tercio al frente del personaje, recopilado en el primer volumen de esta fantástica edición que nos está proporcionando ECC, Milligan sorprendía con un tebeo fresco y adictivo, donde sus acerados guiones se fusioban perfectamente con el arte de un Giusseppe Camuncoli, que se encontraba mucho más cómodo en los parajes sucios y grisaceos de Londres que en el multicolor universo del Hombre Araña.



Pero en este segundo volumen, que incluye casi dos años completos de la serie regular, Milligan acelera y nos entrega, tras una correcta pero nada reseñable historia en cuatro partes, llamada India, el cierre de la historia de Constantine y su novia fallecida Phoebe, para introducirnos en una espiral de emociones, sorpresas y giros argumentales en tres arcos argumentales que se sitúan entre lo mejor del personaje en sus tres décadas de publicación, como son Internado, Claveles Ensangrentados y Dolores Fantasma.



En ellas, Milligan desarrolla la historia entre Constantine y la joven Epiphany Graves, donde el drama, la violencia, el sexo, el humor irónico y el compromiso hacen acto de presencia en la historia del personaje con una calidad pocas veces alcanzada. Si a eso le sumamos la aparición de varios personajes del pasado de Constantine fundamentales y un invitado estrella como Shade, el personaje más importante de la historia de Milligan como guionista, tenemos un volumen imprescindible, tanto para los seguidores del personaje, como para aquellos lectores que disfruten con un buen tebeo. Imprescindible.

2 de julio de 2017

Thanos: El Regreso de Jeff Lemire y Mike Deodato. Un tebeo Marvel a la antigua usanza





















De un tiempo a esta parte, Thanos ha recuperado su status de villano máximo del universo Marvel, que la creación de Jim Starlin no tenía desde principios de los años 90 con la ya clásica El Guantelete del Infinito. No es casual que su resurgimiento venga dado por sus apariciones estelares en el universo Marvel cinemático y su futuro rol de villano absoluto en la próxima Vengadores: La Guerra del Infinito.



Pero razones cinematográficas y económicas aparte, el amante de La Muerte ha estado presente en los últimos años en varios títulos de la Casa de las Ideas como han sido Los Guardianes de la Galaxia de Bendis, Los Vengadores de Hickman y su spin-off/evento Infinito o la nueva iteración de Los Ultimates de Al Ewing. Sin olvidar la miniserie de Jason Aaron y Simone Bianchi, titulada Thanos Rising, que aún tengo pendiente de comprar y leer.



Y como el Doctor Muerte reconvertido en Iron Man en la etapa actual del Vengador Dorado a manos de Bendis, Marvel ha decidido darle una serie regular al villano más icónico de la Marvel actual, con un equipo creativo de lujo formado por Jeff Lemire y Mike Deodato.



Y el resultado tras leer el primer arco argumental de seis episodios titulado El Regreso y que ha sido recopilado con mimo y gusto por Panini en su colección 100% Marvel HC, es más que destacable. Lo primero, porque Lemire introduce al lector en los rincones más recónditos y más olvidados en los últimos tiempos del universo Marvel galáctico, con el mismo detalle que en su obra maestra Descender, para el sello Image y lo segundo, pero no menos importante, porque vuelve a devolver esa magia perdida de los tebeos de la editorial de finales de los 70 y principios de los 80.



Lemire lo consigue devolviendo dos elementos olvidados o en desuso en los tebeos de superhéroes contemporáneos: El uso del narrador omnisciente, representado en los abandonados bloques de texto de apoyo y los bocadillos de pensamiento de los personajes, aquí representados como diálogos del personaje para si mismo.



Además, Lemire le da un ambiente de space-opera sucio y palpable, realzado por el arte de un Mike Deodato más potente que nunca, llenando las páginas y las viñetas de detalles y ritmo que le da un empaque a la obra que la relaciona y pone en paralelo con las obras maestras de la bande desinee de ciencia ficción.



Lemire trae de vuelta a personajes infrautilizados o directamente olvidados como StarFox o el hijo de Thanos, Thane, manipulado por un viejo conocido del protagonista principal de nuestra obra, para narrar el eterno conflicto entre padres e hijos, pero rodeado de furia, violencia y escenas espectaculares.



El único pero de esta serie abierta es el abandono de la editorial por parte de Jeff Lemire y la salida de Deodato del segundo arco argumental de próxima publicación. Una pena, porque las semillas plantadas en este primer volumen podrían haber dado como resultado uno de los mejores tebeos de superhéroes puro y duro de la historia reciente de la editorial. Pero Lemire ha recalcado que al igual que sus trabajos en Caballero Luna y El Viejo Logan, le dará el cierre que se merece y previsto a esta serie regular protagonizada por uno de los villanos más poderosos y carismáticos de la historia Marvel. Esperemos que así sea.
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