27 de septiembre de 2013

Agentes de Shield: ¿Merece la pena la nueva propuesta de Joss Whedon para el Universo Marvel?


Es difícil sentarse a ver el piloto de una de las series más esperadas del año tras todo el hype que ha habido a su alrededor. Máxime, si eres fan del universo Marvel, tanto el de las viñetas como el cinematográfico. Si además eres adorador de Whedon y su Buffyverso, el hype ya se pone por las nubes. Así que intentaré ser lo más justo con el piloto que vi hace dos días.

Tras cuarenta minutos de presentación, la sensación que queda tras su visionado es fría. No es malo, pero tampoco arrebata. Se nota que ABC ha apostado fuerte por el serial, ya que su factura técnica es impecable. Pero también es cierto que el grupo de agentes que reúnen tanto el renacido Agente Coulson (que seguramente será un simulacro de vida, al estilo de los miles de clones que ha tenido Nick Furia en el universo Marvel tradicional y que sirven tanto para un roto como para un descosido en el momento que un autor o editor quiere epatar al espectador matando a un personaje y luego traerle de vuelta a los seis meses) como la guest-star Maria Hill (ya se sabe que mi querida Cobie Smulders no será un a presencia recurrente en el show) les falta carisma para conseguir transmitir algo al espectador.

A Whedon se le ve de vez en cuando, sobre todo en las escenas que aparece Coulson (genial su primera aparición), pero queda desdibujado, al igual que sus protagonistas, demasiado estereotipados y arquetípicos, tanto que ni recuerdo como se llaman dos días después de ver el piloto.


Hay detalles, como la aparición de Extremis, en paralelo seguramente a los acontecimientos ocurridos en Iron Man 3, pero al piloto le falta garra para arrancar, ya que no te deja la sensación de desear con toda tu alma que se estrene el siguiente episodio. Ya dijo Whedon que el solo podía implicarse en el episodio piloto, que bastante tiene con el rodaje y preparación de Los Vengadores La Era de Ultrón y en supervisar todo el universo Marvel cinematográfico, sumado a los rumores de que Whedon ha tenido que reescribir de urgencia muchos episodios de esta primera temporada, hace sospechar que el tren puede estar descarrilando y los fans nos quedaremos con una serie que podía ser la primera pica del universo Marvel televisivo y se puede convertir si no pulen algunos aspectos, en un quiero y no puedo, como le ocurrió al Dollhouse de Whedon.... Espero equivocarme.

Por cierto, no puedo acabar sin mencionar la escena final y mejor del piloto, con Lola, el coche del Agente Coulson elevándose por los aires y surcando los cielos al estilo de los coches voladores del Nick Furia de Steranko. Ese es el sense of wonder que necesita el serial, ese wow que se le queda al fan al verlo. Habrá que hablar de ella en los próximos meses. Crucemos los dedos.

24 de septiembre de 2013

Dexter o el hombre que lo perdió todo


Y Dexter terminó. Así, de repente, tras siete años en antena y ocho temporadas que pueden haber sabido a poco o a demasiado, dependiendo del grado de implicación y cariño que se le haya tenido al mejor asesino en serie de la historia, un Michael C Hall en estado de gracia que nos ha hecho plantearnos nuestra humanidad, al seguir, año tras año, a un alma torturada que tras presenciar la violenta muerte de su madre de pequeño, es adoptado por un policía que le enseña a canalizar sus instintos asesinos hacia aquellos que se lo merecen, en el fondo un Batman extremo con doble identidad.


Su final no ha venido exento de polémica, con una temporada final que no ha sido del gusto de todos y una season finale que ha irritado a la gran mayoría de sus seguidores, pero donde el personaje ha tenido el destino que debía de tener y que en el fondo se merecía.

Cierto es, que la serie ha distado siempre de ser perfecta. Exceptuando la magistral cuarta temporada que debería quedar desde ya en los anales de la historia de la televisión, la serie  siempre ha sido algo tramposa (Dexter casi siempre se salvaba de ser descubierto de maneras harto rocambolescas), quizás han sido demasiadas temporadas y ha sido víctima de su propia estructura.

Porque hasta su cuarta temporada todo había funcionado a la perfección. Asesino en serie por temporada que servía de némesis de Dexter y también como oscuro reflejo de si mismo y un desarrollo de su entorno (Debra, Matsuka, Quinn, LaGuerta, etc...) que eran realmente, junto con el pasado y la personalidad de Dexter lo que hacía que siguieramos con verdadera adicción y sufrimiento las correrías de este asesino que en el fondo solo quería ser como los demás.


El problema vino en el momento que la estructura fue una losa para sus creadores. Todas las temporadas tenían que tener un nuevo asesino en serie y era imposible superar al insuperable Trinity interpretado por John Lithgow en la cuarta temporada, sino que se lo digan a Colin Hanks y Edward James Olmos, los odiados asesinos bíblicos de la sexta temporada.

Pero también es cierto que sus finales siguieron siendo de aupa, sobre todo en la sexta y séptima temporada. El primero, el descubrimiento de Debra de la verdadera identidad de su hermano y la séptima, con Debra matando a LaGuerta y convirtiéndose en una socia, encubridora y en el fondo una extensión y proyección del propio Dexter.

Si la séptima temporada ya abría demasiadas subtramas para despacharlas de manera algo chusca, aunque los guionistas conseguían conectarlas todas con la trama principal, esta última temporada ha sido la más evidente, quizás también porque los espectadores somos menos permisivos cuando una historia está a punto de terminar, y sino que se lo digan a los creadores de Lost, Galactica o Los Soprano.


Esta octava temporada tenía demasiados frentes abiertos: la traumatizada y a la deriva Debra tras matar a LaGuerta y ocultar lo ocurrido, un nuevo asesino en serie, la aparición de la doctora Vogel, la doctora Frankenstein de Dexter, el regreso de Hanna McKey y el comienzo de la posible redención de Dexter o ese repelente adolescente asesino, un Robin para este Batman/Dexter que es despachado con demasiada celeridad. Igual que la doctora Vogel, el trauma de Debra (en apariencia) o la muerte de la propia LaGuerta.

Pero quitando el exceso de subtramas (que en general las ha tenido siempre la serie) el camino de Dexter, que es lo que importa, el camino del héroe o antihéroe, aquí figura trágica por excelencia ha sido excelente y su destino el más lógico con quién es el personaje, de dónde viene y hacia dónde debería ir.

Porque todos nos hemos acostumbrado a Dexter, se ha convertido casi en parte de tu familia y en el fondo hemos visto como se ha ido domesticando, ha descubierto que la fachada que se había creado como persona "normal" le había gustado y sobre todo ha descubierto que tiene sentimientos reales hacia su hijo Harrison, su hermana Debra y Hanna Mckey y que tiene una posibilidad de rehacer su vida, dejar atrás su pasado y ese "Dark Passenger" que vive dentro de él y que no ha podido nunca controlar, casi como ese Carlito Brigante interpretado por Al Pacino en la obra maestra de Al Pacino, "Carlito's Way".


Esa ilusión de normalidad se había traspasado a nosotros, los espectadores. En el fondo queríamos y creíamos que Dexter se merecía lo mejor para él y los suyos. Pero eso no es posible, porque Dexter con sus acciones ha ido dejando muchos cadáveres y vidas rotas por el camino. No solo los asesinos y criminales que supuestamente merecen el fin que les ha dado Dexter, sino inocentes como su mujer Rita, LaGuerta, el detective Doakes, hasta llegar a su hermana Debra, su verdadero amor y última víctima de las acciones de Dexter. Debra tras ser abatida con un disparo en el estomago por el hijo de la doctora Vogel se recupera al parecer favorablemente, pero el destino le juega una mala pasada castigándola por convertirse en una asesina y encubridora de criminales y cae en un coma profundo del que si se recupera se quedará en estado vegetativo.

En ese momento, la ilusión de Dexter de romper con el pasado y sus horribles acciones dan un vuelco. Lo primero que hace es dejar que Hanna y Harrison se vayan a Argentina sin él, después acaba con el hijo de Vogel en la sala de interrogatorios como si hubiera sido en defensa propia, con una impactante escena a continuación donde Batista y Quinn le dejan ir, aprobando sus acciones, porque posiblemente es lo que habrían querido hacer ellos en su fuero interno. Tras esto y con el huracán aproximándose a Miami, Dexter entra vestido al hospital con su ropa de faena criminal y desconecta a Debra de su sufrimiento en una de las escenas más sobrecogedoras, bellas y trágicas de todo el serial, llevándosela en su barco y tirándola al mar como a todas sus víctimas, con la diferencia que todas sus anteriores víctimas iban envueltas en el color negro de sus almas y Debra cae en el mar envuelta en un inmaculado blanco, reflejo de renacimiento y bautismo de una vida mejor. Porque el último crimen de Dexter es un acto de amor, al igual que su llamada y despedida a Hanna y a Harrison, también despedida a su alma y a la figura de Dexter Morgan, cuando este se lanza hacia el corazón de la tormenta para acabar con esa parte de su vida, porque Dexter ya no existe, solo queda ese "Dark Passenger".


El polémico epílogo nos muestra a Dexter trabajando en un puerto, sin ningún contacto con las personas que le rodean. Le vemos viviendo en un apartamento sucio y gris, muy alejado del elegante y luminoso apartamento de su anterior vida como Dexter Morgan. No hay orden, no hay pulcritud, no hay humanidad, solo queda el "Dark Passenger" como refleja esa última mirada de Dexter hacia el espectador. La muerte en vida, ese es el destino de Dexter hasta el final de sus días, mucho más cruel y desesperanzador que si hubiera muerto o hubiera sido descubierto por sus compañeros y sentenciado a la silla eléctrica. Creo que no puede haber mejor y más trágico desenlace para un personaje y una serie que echaré mucho de menos.

5 de septiembre de 2013

Black Kiss 2 de Howard Chaykin


25 años han pasado desde que Howard Chaykin revolucionara el pacato mercado norteamericano con la publicación en 1988 de su magistral y polémica Black Kiss, quizás su obra maestra. Los años 80 fueron los años dorados del enfant terrible del cómic americano, ya que tras el éxito independiente de American Flagg, bajo el sello First Comics,  y uno de los tebeos más influyentes del panorama del cómic americano, realizó con éxito tanto de crítica como de público para DC Comics, sus muy personales reinterpretaciones de dos personajes tan clásicos de la edad dorada como fueron La Sombra y Blackhawk.


En ambas, Chaykin demostraba que sus intereses eran muy claros y concretos: una visión muy negra de la historia americana, personajes amorales y mujeres fatales, además de un uso de la violencia y el sexo que no tenía contrapartida dentro de sus contemporáneos. Pero fuera de las grandes editoriales, y a través del sello Vortex, Chaykin publicó la que quizás sea su obra más conocida, Black Kiss, un tebeo donde la serie negra, el terror y el sexo más explícito, se daban la mano para demostrar que Chaykin sabía como provocar sin olvidarse de contar una historia adictiva, con un ritmo endiablado y unos diálogos que desearía el propio Quentin Tarantino.

La publicación del tebeo no estuvo exenta de polémica, desde la propia Vortex que en principio no quería editar el material, a la furibunda reacción de libreros que no querían tener en sus estantes la obra del famoso autor. Podían parecer otros tiempos, pero la actualidad ha demostrado que no hemos avanzado mucho.


El verano pasado, bajo el sello Image Comics, editorial donde se están refugiando los mejores talentos del cómic americano, apareció la secuela del clásico de Chaykin, como una miniserie de 6 números que tuvo problemas desde el momento de su lanzamiento, ya que la distribuidora Diamond Comics no pudo distribuir el tebeo en Inglaterra y Canada, rechazado este por sus excesos de sexo y violencia. Este mismo año, el gigante Apple se ha negado a venderlo para sus dispositivos móviles.

¿Y es para tanto la polémica alrededor de esta secuela? Por supuesto que no es un tebeo para todos los públicos y que muchas de las imágenes que contiene (y que no voy a reproducir en esta entrada, por si Google me cierra el chiringuito) pueden herir las sensibilidades de según que lectores, pero da lo que promete y con creces, dejando incluso en un tebeo para todos los públicos el título original.


Pero lo más importante, quitando el sexo y la violencia que desprenden cada página del cómic, es si es un buen tebeo. Y la respuesta es un rotundo sí, siendo el mejor tebeo que Chaykin ha publicado desde el original. Tenemos de vuelta al Chaykin de los mejores tiempos, fuera de los trabajos alimenticios que ha estado realizando últimamente para Marvel Comics, siendo cada página una delicia para los fans del autor. Y la historia no se queda atrás, siendo una precuela y secuela a la vez del original, y donde todos los misterios y aquellas cosas que no se contaban en la primera parte o se explicaban de pasada, quedan resueltas y bien resueltas, además de ser una crítica ácida y muy inteligente de la historia americana del siglo XX,  pareciendo además, y este es el mayor cumplido que se le puede dar a esta obra, es que parece que no han pasado los 25 años que existen entre la primera y la segunda parte, como si Chaykin las hubiera realizado del tirón.

Recientemente publicada en un tomo recopilatorio, en grandioso blanco y negro, es un tebeo que recomiendo sin ningún tipo de tapujos, a todo mayor de edad, aficionado a Chaykin y al género negro más hard boiled. Por supuesto abstenerse personas fácilmente impresionables, lo que es una pena, ya que se estarían perdiendo la oportunidad de ver la madurez creativa de uno de los mejores autores de la historia del cómic y el que para el que aquí suscribe, el tebeo más importante de este año. Aventuraos a probarlo si os atrevéis.
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