6 de junio de 2019

Wonder Woman Tierra Uno: Volumen 2 de Grant Morrison y Yanick Paquette. Entre la provocación y el ejercicio meta




Dentro de las infinitas iteraciones, versiones y reinterpretaciones que DC Comics lleva realizando en las tres últimas décadas, destaca por la importancia dada por la editorial a su línea llamada Tierra Uno. Un concepto que nació con la muy irregular versión de Superman de la mano de Joe Michael Straczynski y Shane Davis y posteriormente por una mediocre e innecesaria -al igual que la de El Hombre de Acero- recapitulación del Caballero Oscuro por Geoff Johns y Gary Frank. La excusa de DC Comics, la de entregar en formato novela gráfica y autoconclusivo, una nueva visión libre de presiones editoriales de los grandes mitos del sello. La realidad, una nueva maniobra comercial para explotar hasta la saciedad a unos personajes que buscan la captación desesperada fuera del nicho cada vez más menguante de sus fieles lectores. El resultado, relatos intrascendentes, magnificados artificialmente por su formato, que poco aportaban a unos conceptos manoseados hasta la saciedad. Hasta la tercera en discordia. Hasta Wonder Woman. Hasta Grant Morrison

De la santísima trinidad del mundo del cómic, el escocés Grant Morrison había tratado ampliamente y con resultados más que notables a los dos grandes héroes de las viñetas. Si con Batman había acertado en todas y cada de sus aproximaciones al mito -desde su seminal Batman Arkham Asylum junto al artista gráfico Dave McKean, hasta su longevo y experimental aterrizaje en la continuidad del personaje entre el año 2006 y 2013- con la figura de Superman había alcanzado el cielo -All Star Superman junto a Frank Quitely, quizás el mejor Superman desde ¿Qué le ocurrió al hombre del mañana? de Alan Moore- pero también el infierno -la incongruente y desinflada reinterpretación del personaje en el Action Comics de los nuevos 52. Pero le faltaba el otro elemento principal en el que se sustenta el universo DC. La primera superheroína e icono femenino básico para entender la historia de las mujeres en los tebeos: Wonder Woman. 






El pasado original del personaje -creado y realizado por William Moulton Marston, que introdujo el componente BDSM de manera sutil en sus primeros compases y evidenciándolo progresivamente en el desarrollo de su etapa primigenia- le sirve a Grant Morrison para sacar a la luz aquello que ocultaba el velo de las apariencias y la censura de la época. En la primera parte de esta trilogía, Morrison reinterpretaba el origen del personaje a partir de la centralización del discurso en los componentes más polémicos del mismo: el lesbianismo amazónico, sus relaciones consentidas basadas en la dominación y la sumisión y un componente contradictorio y a su vez complementario, en su contraste entre reivindicación feminista y explotación de la figura femenina, realzado por el prerrafaelista y fosteriano arte de Yanick Paquette. En su segunda entrega (de tres) sitúa a la amazona en el mundo del hombre, centrándose en los cambios y contradicciones de una figura inocente y de sexualidad y sensualidad inconsciente. 

La confrontación entre la Arcadia femenina y feminista que reivindica la princesa Diana, confrontada con el universo masculino más reaccionario -y donde Morrison ofrece una perspectiva de la lucha de sexos que puede no ser del gusto de todo el mundo- entrega los elementos más interesantes desde el punto de vista socio-cultural, sobre todo en una realidad contemporánea en el epicentro del #meToo y el 8-M, además de servir como análisis retrospectivo de la figura femenina en la cultura popular. Sumémosle a todo esto el erotismo que transmite el arte de Yanick Paquette, con una composición barroca de la página que evoca el trabajo de J.H. Williams y su Promethea junto a Alan Moore (otra visión del mito de Wonder Woman desde un prisma diametralmente opuesto) y sobre todo la incorporación en la ficción de un trasunto de William Moulton Marston bajo los rasgos del cantante Nick Cave y la identidad del Doctor Psico -su juego de poder, seducción y sumisión es absolutamente fascinante, sobre todo por su lectura meta- da como resultado la que puede ser la mejor aproximación a un personaje que DC Comics, salvo en casos puntuales, no se ha atrevido o sabido tratar como corresponde.

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