26 de septiembre de 2015

Ojo de Halcón Río Bravo de Matt Fraction, David Aja y Annie Wu: De la ligereza al drama pop

























Un año y medio después de la aparición de su segundo volumen, por fin tenemos en nuestras manos el último tomo de una de las mejores series que se han publicado en el mercado americano en estos últimos años, Río Bravo. Un tebeo que ha sido el pionero en una nueva manera de entender el tebeo de superhéroes.



El éxito de Fraction y Aja, es haber sabido fusionar obras tan dispares como los ejercicios estructurales de Chris Ware, con el costumbrismo de la Avenida Dropsie de Will Eisner. En esos dos pilares, dos autores que llevaron al límite las posibilidades del medio, es donde se apoyan ambos autores para demostrar que los tebeos de superhéroes no solo tienen que ser grandes eventos multitudinarios donde los sentimientos se sustituyen por guantazos y las conversaciones por grandes destrucciones cósmicas repetitivas hasta la saciedad.

Y si ambos autores, quizás la pareja artística mejor compenetrada del tebeo actual, se apoyan en tamaños predecesores, la colección se sujeta en la genial relación entre Clint Barton y Katie Bishop, el mejor personaje femenino Marveliano desde la Jessica Jones de Brian Michael Bendis.



Porque si a Ojo de Halcón le pone Fraction con los pies en la tierra, convirtiéndole en el protector y propietario de un edificio de familias humildes de Brooklyn, a Kate Bishop la convierte en la verdadera protagonista y el alma de un serial que en este tercer volumen se divide en dos historias paralelas y muy diferentes en forma y fondo.



A Kate Bishop la trasladan a L.A., donde nuestra coprotagonista debe lidiar con el paso a la madurez, rompiendo las ataduras económicas con su millonario y corrupto padre y las emocionales con Clint Barton, el primer Ojo de Halcón, para convertirse en una adulta de pleno derecho y una heroína con peso y personalidad propia.



Clint, al igual que Kate, debe tomar las riendas de su vida, descubrir cual es su lugar en el mundo fuera de Los Vengadores, convirtiéndole Fraction en un héroe urbano y humilde que no tiene nada que envidiar al protector de la Cocina del Infierno.



Porque si en el primer año de la colección, el tono de la serie era bastante ligero y autorreferencial tanto con el género como con el medio, aquí las cosas se ponen serias, rozando la tragedia. Fraction cierra todas las tramas que tenía pendientes de sus dos personajes protagonistas y aporta alma y personalidad al nutrido al adorable reparto de secundarios de la colección.



Pero por supuesto Fraction y Aja no olvidan los ejercicios estilísticos presentes en los anteriores ejemplares, como el episodio visto desde el punto de vista de Fortu o el episodio navideño de la colección, dos ejemplares que deben ser analizados y estudiados en profundidad por todos aquellos profesionales que quieran adentrarse en el mundo del noveno arte, con el episodio mudo de este volumen, un verdadero tour de force narrativo.

Y de David Aja poco se puede decir que no se haya dicho ya. Solo que es un maestro de la narrativa gráfica, a años luz de casi todos sus compañeros de profesión. Y si en los anteriores dos volúmenes de la serie, tenía de compañero a los lápices al gran Javier Pulido, aquí cede los lápices de la aventura californiana de Kate a Annie Wu, una autora quizás no tan redonda como Pulido, pero que apunta unas maneras y una personalidad a su arco argumental, que ha evolucionado y ahora nos entrega grandes alegrías a los seguidores de su nueva serie en DC Comics, Black Canary, junto al  guionista Brendan Fletcher, artífice también de ese otro gran éxito del cómic actual que es Batgirl, colección que al igual que Black Canary, no existiría sin este Ojo de Halcón que nos ocupa.



En definitiva, uno de esos tebeos que ya en el momento de su aparición se convierte en clásico y cita ineludible para entender un período artístico. Único pero a la vez referencia de una nueva generación de autores y vara de medir a todo aquel cómic que aparezca en los próximos años. Jeff Lemire lo va a tener muy difícil no solo para superar, sino para igualar este regalo de Marvel Comics a sus fans.

20 de septiembre de 2015

Estela Plateada de Dan Slott y Michael Allred: Un road trip cósmico e íntimo






















Estela Plateada es una de las grandes creaciones de Stan Lee y Jack Kirby, uno de esos personajes que traen a la memoria la grandeza de los inicios de un universo que maravilló por su aproximación diferente al género superheróico que se estilaba por aquel entonces. Esa originalidad vino dada por la habilidad del equipo creativo en saber aunar los conceptos más revolucionarios y originales desde el punto de vista cósmico, con la naturalidad y el calor del componente humano. La colección que supo lidiar con esos dos conceptos en principio antagónicos fueron los 4 Fantásticos.



Y en esa colección tuvo su estreno de gala Estela Plateada, en la laureada y amada trilogía de Galactus. Y en esa icónica y fundamental trilogía fue donde nos presentaron a una némesis y acabamos compadeciendo y amando a Norrin Rad, un héroe trágico que por el amor a su raza se convirtió en el jinete del apocalipsis de otro de esos personajes míticos y más grandes que la vida que crearon el duo Lee y Kirby, Galactus, el devorador de mundos.

Tras esa aparición memorable y clásica, Estela tuvo la oportunidad de protagonizar su propio serial, de la mano de su creador Stan Lee e ilustrado por otro de los grandes de la Casa de las Ideas, John Buscema. 18 números que sirvieron a Lee para poner en boca de de su creación, todo aquello que creía que estaba mal de los seres humanos. Filosófico y poética, quizás adelantada a su tiempo, la colección no fue bien recibida por los lectores de la época y tuvo que ser cancelada por sus escasas ventas.



A partir de ahí, el personaje ha estado involucrado en el universo Marvel y ha tenido muchas intentonas por parte de la editorial en forma de serie regular, pero siempre ha acabado fracasando. El motivo quizás, que el personaje funciona mejor junto a un reparto que sirva de contrapunto, que como personaje en solitario, ya que sus soliloquios shakesperianos y sus sollozos pueden acabar cansando al más paciente de los lectores.

Pero quizás a la sexta va la vencida, ya que Marvel decidió en la iniciativa All Marvel Now, la segunda oleada de nuevos títulos Marvel aparecidos el pasado año, que Norrin Rad se merecía una nueva oportunidad en forma de serie regular. Sus artífices, dos de los mejores autores que se pueden encontrar en la industria, el guionista Dan Slott y el dibujante Michael Allred.



Slott, el artífice del mejor Hombre Araña desde los tiempos de Roger Stern y Allred, artista de culto para todos aquellos que adoramos la originalidad y personalidad de su Madman, aparte del resto de producción que ha realizado para las dos grandes como IZombie o X-Tatix.

¿Y os preguntaréis? ¿Cómo ha conseguido hacer interesante Dan Slott a un personaje tan difícil de llevar como protagonista único? Dotándole de una partenaire femenina, Dawn Greenwood, verdadera protagonista de la colección, que sirve de contrapunto humano a la seriedad y pesimismo de un Estela Plateada que se siente más cercano gracias a una amistad que va a más, con la optimista y divertida Dawn.



Y ambos personajes se embarcan en una road movie cósmica de descubrimiento espacial y personal, que les llevará a visitar aquellos lugares de la galaxia que nadie en el universo Marvel ha descubierto jamás, descubriendo también los sentimientos que existen entre uno y otro, aunque el pasado de Estela Plateada pueda interponerse entre ellos.

Pero la serie no sería la misma con un dibujante que no fuera Allred. Heredero del arte pop de los 60 y con Jack Kirby como maestro conceptual, el artista demuestra de nuevo que es un dibujante único e inimitable, que es capaz de solventar con absoluta pericia tanto los momentos íntimos que precisa el guión de Slott al igual que las representaciones más imaginativas y descabelladas del espacio exterior.



En definitiva, un tebeo diferente, autocontenido y perfecto para nuevos lectores, con una pareja protagonista absolutamente adorable y humana, que demuestra que Dan Slott y Michael Allred estaban predestinados a narrar las aventuras de Norrin Radd. Imprescindible.

19 de septiembre de 2015

Secret Wars Mes 1: De las Incursiones al Mundo de Batalla






































Con la publicación esta semana por parte de Panini del segundo número de Secret Wars, el primer mes del evento en nuestro país ya está completo. Un apasionante primer mes que en la serie central ha entregado dos fabulosos ejemplares que han servido como punto y final e inicio de un nuevo universo.

En el primer número de la colección, Hickman entregó un epílogo y set piece final a su etapa vengadora, de alto voltaje con los héroes de ambos universos, el tradicional y el Ultimate, enfrentándose a un inevitable y trágico final donde las bajas y los sacrificios de los míticos personajes de la editorial finalizaron con la extinción de ambos universos. Un número repleto de imágenes y momentos para el recuerdo, que cobraba su verdadero significado si habías disfrutado de toda su etapa vengadora.



Y de ahí a un vacío repleto de incógnitas. ¿Qué pasó con los supervivientes de ambos universos, ambos comandados por Reed Richards? ¿Cuál fue el destino de el Doctor Muerte y el Doctor Extraño al enfrentarse a los Todopoderosos? Las respuestas comienzan en Secret Wars 2, un punto de partida perfecto, donde en tan solo 40 páginas, Hickman nos presenta el nuevo universo Marvel, fusionado en una tierra llamada Mundo Batalla, comandado por el Dios Muerte y donde cada una de sus regiones pertenece a un gran evento pasado de la editorial.

Pero estas Secret Wars no son meramente un ejercicio de nostalgia, sino un universo con entidad propia, donde Hickman ha creado sus propias reglas y donde se aúna lo novedoso con la nostalgia. En este ejemplar los lectores asistimos a un universo que en algunos aspectos nos dará un cierto deja vú, pero que en resumidas cuentas es un territorio inexplorado. Y no solo eso, sino que Hickman juega con los conceptos de la creación, Dios y las religiones, cuando el monarca verá tambalear su dominio ante un mundo que le teme, cuando comiencen a aparecer entidades y seres provenientes de los extintos universos 616 y Ultimate.



Y de la serie principal pasamos a sus series satélites, que son todo el universo Marvel actual, aunque en este primer mes sean por el momento 5 series: Secret Wars: Mundo de Batalla, El Viejo Logan, Fuerza V, El Ascenso de Attilan y El Guantelete del Infinito.

Y hasta aquí diréis, ¿qué diferencia tiene este evento con otros como La Era de Apocalipsis o el reciente Convergence de DC Comics? La respuesta, que este no solo es un sacacuartos, que en el fondo lo son todos, sino que este, a diferencia del resto, está pensado y es diferente.



Diferente, porque cada región de este Mundo Batalla pertenece casi a un género diferente y todos desembocan con sentido en una trama principal que se cuenta en la serie central. Las más destacadas de las aparecidas hasta el momento, son El Viejo Logan y Fuerza V.

El Viejo Logan recupera el famoso relato de los últimos días de Lobezno, narrado por Millar y McNiven hace ya unos cuantos años. Los autores que toman el testigo son Brian Michael Bendis y Andrea Sorrentino, que entregan un primer ejemplar que está a la altura de la serie original en una mezcla de western apocalíptico a lo Mad Max, que destaca sobre todo por las arriesgadas y bellas imágenes que entrega Sorrentino, uno de los dibujantes más interesantes del panorama actual.



La otra gran serie de este primer mes se convertirá en una de las series revelación del año, Fuerza V. Sus guionistas son Marguerite Bennet y G. Willow Wilson, la guionista revelación de Ms. Marvel. Y es una serie que está en el espectro opuesto de El Viejo Logan, ya que es una serie ligera y luminosa, donde nos encontramos que en la isla de Arcadia, los ciudadanos de esta región del mundo de Muerte viven en una paz absoluta gracias a un grupo de superheroínas comandado por Hulka. Un tebeo ligero y fresco que comienza a plasmar las relaciones entre las heroínas, apoyado por los dibujos de Jorge Molina, uno de los nuevos talentos a los que hay que comenzar a prestar atención.



Los Inhumanos continúan con su guionista habitual, Charles Soule, donde descubrimos que la isla de Manhattan está comandada por una Medusa que sirve a su pesar a Muerte. Un buen punto de partida que servirá también como prueba para aquellos que como yo, no le habíamos dado una oportunidad a la etapa de Soule al frente de la colección.



Y llegamos a El Guantelete del Infinito, que tiene relación únicamente con la saga de la que toma prestado el título y que Thanos será una presencia importante en el devenir de la colección. Destaca sobre todo la evolución gráfica de Dustin Weaver, en un tebeo que se acerca más al tono de Los Muertos Vivientes de Kirkman, que a la epopeya cósmica de Starlin y Perez, en un mundo donde Annihilus y sus hordas si conquistaron la tierra y una familia tiene que intentar sobrevivir.



Finalizamos a este repaso de lo que nos ha dejado este primer mes de Secret Wars, con la antología Secret Wars Mundo de Batalla, que aúna en una sola colección dos series americanas: Mundo de Batalla y Journal. Y aunque tengan dos títulos diferentes, es el mismo concepto, ampliar el espectro de personajes y regiones del vasto y rico universo que ha creado Hickman. Relatos breves, con mayor o menor acierto que sirven para presentar personajes que se quedarían perdidos dentro de la magnitud de la aventura y también sneak peek para futuros series relacionadas con el mismo, además de campo de pruebas para nuevos autores.



En definitiva, las sensaciones de este primer mes de evento son muy positivas. Una serie regular fascinante, inteligente y adictiva, un mundo que da un paso adelante sin olvidar la riqueza de más de 50 años a sus espaldas y unas series paralelas que además de ser un sacacuartos, tienen tonos y estilos diferentes, unas mejores y otras peores, pero que en conjunto, demuestran que este evento es muy diferente, en resultados e intenciones a lo que estábamos acostumbrados en los últimos tiempos.


16 de septiembre de 2015

Bucky Barnes Soldado de Invierno de Ales Kot y Marco Rudy: Ciencia Ficción Lisérgica




















Existen dos tipos de profesionales del cómic de superhéroes americano. Los primeros basan su trabajo en sus predecesores en el medio sin mayor influencia exterior. El resultado que entregan al lector no es más que un refrito de aquello que leyeron cuando eran aficionados, pero nunca aportan nada nuevo o revolucionario al medio, convirtiéndolo en un medio estanco. Por supuesto, son adorados por aquellos lectores que solo quieren más de lo mismo y su lectura exclusiva son dichos universos de ficción. Pero existe otro tipo de autores, con mayor amplitud de miras, que se dejan influir por otras expresiones artísticas, ya sean literarias, pictóricas o cinematográficas o dentro de su campo, de otro tipo de cómics que se realizan a lo largo de todo el mundo. Ales Kot es uno de ellos.



Kot sorprendió muy gratamente a los pocos que leímos la última andadura de los Vengadores Secretos. Un tebeo que aunaba sin complejos el tebeo de superhéroes, la literatura de Borges y el movimiento dadaísta, en una obra autorreferencial, fresca, diferente y muy inteligente. Por supuesto, la serie fue cancelada, por un público que prefiere el evento de turno, que aunque luego dilapidará en las redes sociales, es en lo que prefiere gastar sus euros, en vez de probar trabajos y obras diferentes que les sacan de su zona de confort.



Y la nueva serie en manos de Ales Kot, tiene su orígen en el final de uno de esos múltiples eventos que inundan las estanterías de las librerías especializadas, Pecado Original, obra de Jason Aaron. Todos recordamos que Pecado Original fue una idea interesante que no llegó a buen puerto, pero que dejó un final donde los destinos de Thor, el Nick Furia original y Barnes cambiaban drásticamente. Bucky se convertía en el nuevo protector secreto del universo, recogiendo el testigo de Nick Furia.



Aquí es donde comienza la serie de Ales Kot, donde el guionista vuelve a sorprender al aficionado Marvel con un tebeo que mezcla sin complejos la space opera con la ciencia ficción más filosófica y compleja, un cóctel donde Guido Crepax, Jean Claude Forrest, la ciencia ficción retro de los años 70, Jim Steranko, Philip K. Dick y de nuevo Jorge Luis Borges hacen acto de presencia.

Por supuesto todos esos elementos quedan potenciados por el trabajo artístico de Marco Rudy, sorprendiendo al aficionado con algunas de las composiciones de página más atrevidas y arriesgadas que podemos encontrar en la historia de Marvel, heredera de los fotomontajes de Jack Kirby o las visionarias páginas de Jim Steranko.



El resultado global quizás no es tan redondo como sus Vengadores Secretos y en algunos momentos la narrativa de Rudy se lastra por unas composiciones arriesgadas pero difíciles de seguir en algunos momentos. Pero solo como experiencia psicodélica y su atrevimiento de llevar el universo Marvel a territorios inexplorados hace que leer El Soldado de Invierno sea una tarea casi obligatoria para todo amante del noveno arte.

15 de septiembre de 2015

Hellblazer de Brian Azzarello: John Constantine hace las Américas
























Tras la breve y frustrada etapa de Warren Ellis al frente del personaje, DC Comics decidió a principios del nuevo siglo entregar la colección señera del sello Vertigo por primera vez a un escritor americano y trasladar a Constantine a un entorno que solo había visitado en su primera aparición como personaje, América.

El guionista encargado de tamaña proeza y de igualar a autores tan dispares pero tan reconocidos como Jamie Delano, Garth Ennis, Paul Jenkins y Warren Ellis, fue Brian Azzarello, casi un recién llegado a la línea Vertigo pero que estaba entregando en dichos momentos el título estrella del sello, 100 Balas y su estilo, sucio, violento y descarnado le venía al pelo para narrar una etapa que a nadie dejaría indiferente.



Lo primero que hizo Azzarello es hacer recorrer a Constantine el infierno del sueño americano, esa América que los turistas que visitan Nueva York, Los Ángeles o San Francisco no conocen, la América profunda. Una América repleta de miedos, conflictos, pobreza y mucha violencia. 

Azzarello plantea su etapa con un realismo sucio donde el horror y la depravación proviene del propio ser humano y donde el elemento sobrenatural es secundario y muy abierto a la interpretación del lector. Además, Azzarello toca todos los temas clásicos asociados a América, el drama carcelario en "Entre Rejas", la América profunda lynchiana en "Buenas Intenciones", el cuasi-western en "El Infierno Helado", el conflicto racial en "Highwater" y el millonario hecho a si mismo, un Gran Gatsby con un twist infernal en "Cenizas y Polvo".



Y lo hace de una manera cruda, con un Constantine deshumanizado, alejado del acercamiento al personaje con sentimientos del que hizo gala Garth Ennis, casi un observador y manipulador que ha planeado con anticipación todo aquello que acontece en cuatro historias, más un par de historias autoconclusivas, que aunque puedan leerse por separado, se disfrutan mucho más en conjunto.

De las 5 grandes historias que contiene esta etapa, elegiría como favorita sin discusión "Buenas Intenciones", quizás el mejor trabajo de Azzarello en su etapa, ya que lo que plantea y lo que resuelve cierra a la perfección. Lo mismo podría decir de "Infierno Helado" y "Highwater", todas ellas ilustradas por Marcelo Frusin, un fabuloso autor, heredero de Eduardo Risso, que se convierte en el complemento perfecto de los guiones de Azzarello. En cambio, "Entre Rejas" me parece una historia interesante, pero excesivamente tópica en la visión carcelaria que hemos visto en cantidad de historias, aparte de que el trabajo a los lápices de Corben no me parece que complemente tan bien como Frusin los guiones de Azzarello.



La mejor/peor historia del volumen me provoca reacciones encontradas. "Cenizas y Polvo" me parece fascinante, quizás la historia que mejores momentos atesora y también la más ambiciosa de la etapa. Pero Azzarello falla, como en muchos de sus trabajos en saber explicar al lector todos los entramados de su historia, haciendo difícil lo fácil, como en su relato junto a Risso de Batman, "Ciudad Rota".



Pero en conjunto, la etapa de Azzarello es la más diferente, agresiva y dura de todas las etapas de la colección. Una rareza dentro de la historia del personaje y una aproximación al mismo que radicaliza sus rasgos y su entorno, entregando un producto final atrevido que será disfrutado por aquellos lectores que les gusten las emociones fuertes.

12 de septiembre de 2015

Los 4 Fantásticos de James Robinson: Marvel despide a la Primera Familia por todo lo alto





















El Universo Marvel lleva un tiempo convulso. Entre Secret Wars, Vengadores de Hickman, la polémica de la Bruja Escarlata y Mercurio, el Spiderverso de Dan Slott y las nuevas sensaciones femeninas de la editorial, Thor, Ms. Marvel y Spider Gwen, las viejas glorias de la editorial lo tienen difícil para llamar la atención del público. Y quien lo ha tenido más difícil han sido mis queridos 4F, los iniciadores de todo el universo Marvel.

Y es que hacer buenos tebeos de los 4 Fantásticos nunca ha sido tarea fácil. Grandes etapas ha habido tres, por lo menos para mi, que son la de Lee y Kirby, John Byrne y recientemente la de Jonathan Hickman. Autores de renombre y con buenos tebeos a sus espaldas como Mark Waid, Stracinsky, Mark Millar o Mark Fraction, han patinado o no han sabido sacar todo el potencial que estos personajes atesoran. Y ya no hablemos de su traspaso al medio cinematográfico...



Porque la dificultad de estos personajes y su universo es saber equilibrar con acierto lo cósmico y lo mundano, lo extraordinario con lo familiar. Quizás son los personajes menos agradecidos para un equipo creativo, porque pillar el tono que tan bien supieron darle Lee y Kirby no es tarea fácil.

El último autor al que le ha tocado tamaña tarea ha sido a James Robinson, un guionista conocido sobre todo por los aficionados a DC Comics, donde nos entregó en la década de los 90 uno de esos tebeos únicos que se merecen un lugar de oro en la historia del medio y en las estanterías de todo aficionado que se precie, Starman, una obra absolutamente impecable, ambiciosa y descomunal, pero también cercana y muy humana.



Eso hace que los 4 Fantásticos fuera el mejor trabajo para que este guionista aterrizara en Marvel. Y lo hace ni más ni menos con el último arco argumental en la historia de la colección, un reto que asustaría al más pintado. Pero Robinson no se amilana y comienza su arco argumental con una ominosa carta de Sue Storm a sus hijos, donde esta nos narra la caída de todos los integrantes de la familia. A partir de ahí, los lectores asistiremos al derrumbe del equipo desde el punto de vista profesional y sobre todo personal y su resurgimiento absoluto para que los lectores no olvidemos que es lo que hace especial a este atípico grupo en la poblada arena superheróica.

Y Robinson lo hace desde un punto de vista más cercano, menos cósmico y multidimensional, más cercano y terrenal. Los 4F lo pierden todo, su prestigio, su confianza, su reputación y lo más importante, su núcleo familiar. Y lo pierden en manos de una némesis que nunca se esperarían y por la razón más mundana de todas.



Además, Robinson hace un repaso de los mejores momentos de la larga historia de los personajes, tocando casi todos los grandes acontecimientos y sucesos que han vivido y llenando esta breve pero intensa etapa de gran parte del ecosistema Marvel, repleto de invitados, de una manera tan orgánica y natural que provocará la envidia de sus compañeros de profesión.

A cargo de los lápices tenemos a uno de esos magníficos dibujantes que el fandom no presta la atención que se merece, Leonard Kirk, un dibujante todoterreno que completa a la perfección los guiones de Robinson, emparentándole en recursos, narrativa y talento con autores como Stuart Inmonen.




Robinson cierra su etapa y la colección con un tono de optimismo y esperanza. Sabemos que el futuro de los personajes dependen de esas Secret Wars que acaban de comenzar y donde la Primera Familia tiene un papel absolutamente preponderante. No se que futuro les depara al primer grupo de superhéroes de la era Marvel de los cómics, pero lo que si se es que estaré expectante a su regreso.

11 de septiembre de 2015

Los 4 Fantásticos de Josh Trank: Cuando director y estudio no se ponen de acuerdo...



 Hay películas que nacen con estrella y otras estrelladas. Y estos nuevos 4 Fantásticos nacieron como proyecto abocado al fracaso. No es difícil cuando todos sabemos que la única intención de Fox de revitalizar una franquicia que no pudo despegar con las dos entregas anteriores era meramente un mecanismo para no devolverle los derechos a Marvel Studios.



La elección de un director tan soberbio y prepotente como Josh Trank tampoco era garantía. Sus comentarios de que no había leído ninguno de los tebeos en los que se basa la adaptación y sus problemas en el rodaje auguraban la peor película de superhéroes desde Batman y Robin.

El gran problema que arrastraba esta película era la escasa fidelidad, por lo menos en la forma, al material original creado por Lee y Kirby. Pero adaptar significa eso, coger un material ya legendario y modificarlo para nuevas generaciones. Y es que siendo honestos, el origen primario de los personajes no se aguanta para las audiencias actuales. Que un científico lleve al espacio a su novia y a su hermano, sin ningún tipo de conocimiento científico y experiencia, sería creíble para las audiencias de los años 60, pero no para las actuales.



Y tampoco es que Trank se haya desviado de los cómics, ya que en líneas generales el origen está casi calcado de Ultimate Fantastic Four, la reinterpretación que Millar y Bendis realizaron a principios de la década pasada para la línea Ultimate.

Porque la primera hora de película funciona bastante bien como película de ciencia ficción, con un toque de Amblin, pasado por el tamiz estético de Nolan que mantiene la atención del espectador. La relación de Reed con Ben está bien tratada, aunque no lo suficientemente desarrollada y el cambio de raza de Johnny Storm, da pie a una interesante pero escasamente desarrollada relación con su hermana adoptiva, Sue Storm.



Lo mismo pasa con Muerte, aquí un genio paranoide de los ordenadores y científico brillante (aunque nunca lo veamos) antisistema, que trabaja para el mismo equipo que Reed y que está enganchado a Sue Storm. El problema, que esta relación no está lo suficientemente desarrollada para que veamos el porqué de la eterna enemistad/amistad entre los dos némesis.

Pero esta primera hora se desarrolla con estilo y cierto interés, hasta el momento que tienen el accidente. Aquí empezamos a ver los problemas de la producción, donde Trank no se desenvuelve bien en las escenas de acción y los efectos especiales son lamentables para una superproducción de 150 millones de dolares, reflejado en esa Zona Negativa que es el planeta 0.



Tras el accidente, que ocurre casi a la hora de película, la obra da un salto de un año y vemos que ha sido de los personajes, ahora trabajando para un ejército mezquino, hasta que Victor Von Muerte vuelve de la Zona Negativa y los 4 Fantásticos se tienen que unir para acabar con él.

El problema, que todo eso ocurre en poco más de media hora, insuficiente para desarrollar la relación de los personajes, tímidamente mostrada en la 1º hora del largo. No ayuda que se huela el remontaje, el rerodaje de escenas de acción de escasa calidad y un enfrentamiento final realizado de manera chusca y como pegote para que la película parezca una peli de superhéroes, reuniendo de manera poco creíble a la primera familia de Marvel, que aquí son casi 4 extraños.



Y he ahí el gran problema de la película, un híbrido que no sabe como casar la ciencia ficción con el género de los superhéroes, una oportunidad perdida en la que la culpa no es de la visión diferente del supergrupo y el tono, sino el quiero y no puedo de una película mutilada en el montaje final, con un metraje insuficiente y que en ningún momento sabe satisfacer a los dos tipos diferentes de público a los que quiere agradar.






10 de septiembre de 2015

El camino hacia las Secret Wars: De los 4 Fantásticos a Los Vengadores de Jonathan Hickman


Las nuevas Secret Wars ya están aquí, 30 años después de que las originales sacudieran el universo Marvel y a sus aficionados y el mundo de los cómics y sus megaeventos se convertirían en algo normal y no especial. A partir de ahí, casi no pasó un año en el que no hubiera una gran historia que no fuera a romper los cimientos de la editorial. El único momento de tranquilidad para los lectores fueron los primeros años de la época Quesada/Jemas, hasta que Brian Michael Bendis y su Dinastía de M, devolvieran el brillo a algo que parecía del pasado.



A partir de ahí, Marvel nos ha entregado anualmente y a veces incluso menos, evento tras evento supuestamente trascendente que nos ha llevado a donde estamos ahora. De Dinastía de M, pasamos a las Civil War y de ahí a eventos con mayor o menor lustre como Secret Invasion, Miedo Encarnado, La Era de Ultrón o el más reciente, Axis. ¿Entonces porqué estas Secret Wars han sido recibidas con tanto revuelo?

El primer motivo es la nostalgia de unos aficionados que como yo teníamos 10 años cuando los leímos por primera vez y ahora nos acercamos con 40 años a este megaevento recordando unos tiempos más sencillos. Pero el más importante es el artífice del mismo, Jonathan Hickman, guionista amada y odiado a partes iguales, incluso por un mismo aficionado, que lleva construyendo el camino a esta historia desde hace ya 5 años.



Porque esta historia río comenzó con sus 4 Fantásticos allá por 2009-2010. Y el guionista recogió el relevo a muchos años de historias intrascendentes y autores que nunca habían llegado a los niveles de excelencia de Stan Lee y Jack Kirby o John Byrne. E inmediatamente supo dar con las claves del éxito de los personajes más representativos del Universo Marvel: Grandes historias, grandes caracterizaciones de personajes, conceptos más grandes que la vida y una historia que no le permitía un respiro al lector y una atención que pocos tebeos de superhéroes pretenden. 

Porque el entramado de Hickman era complejo, repleto de pistas y conceptos que necesitaban de repetidas lecturas para comprender el alcance de lo que nos estaba contando. Gracias a él, volvimos a creer en la Primera Familia del Universo Marvek, hizo madurar a Johny Storm, supo sacar partido a Franklin Richards y sobre todo a su hermana Valeria, devolvió al Doctor Muerte al panteón de los grandes personajes Marvel. Y comenzó a plantear el concepto de Multiverso con el cónclave de Reed Richards del Multiverso.



No contento con eso y tras realizar también en paralelo Guerreros Secretos y la inconclusa Shield, tomó el relevo de Bendis en las series Vengadoras. Y el cambio fue radicalmente distinto. De los entornos urbanos a la galaxia y el multiverso como límites. De las conversaciones de bar y los héroes más terrenales a los mitos y las leyendas. 

Muchos han criticado a Hickman, (yo mismo lo he hecho), por sus ínfulas filosóficas y pseudo-intelectuales, por lo complejo de sus tramas y por la frialdad de sus personajes. Pero eso solo es lo que aparenta en un primer vistazo. Porque Hickman también sabe mostrar la humanidad de los mismos, solo hay que ver el magnífico tratamiento de familia de los 4F o la relación de los niños de la Fundación Futuro.



Y no olvidemos el gran conflicto de su etapa Vengadora, la muerte de la amistad de dos iconos como Steve Rogers y Tony Stark, representados como Vida y Muerte en ese inicio de etapa. Una relación ya dañada otras veces, la más cercana en Civil War, pero que aquí Hickman sabe tratar de una manera más compleja e interesante que lo hizo Millar. El motivo, que aquí no hay buenos y malos, sino hombres con ideales y principios que se encuentran en una situación límite.

Y esa situación límite es la muerte del Universo, un descubrimiento que solo saben los Iluminati y que convierten a estos personajes en las mayores víctimas de una trama que les convierte en verdugos a su pesar y donde tienen que tirar por el suelo todas sus convicciones morales a costa del bien común.



Y ahí encontramos los mejores momentos de la etapa Hickman, centrados en el título Nuevos Vengadores, y donde vemos como lleva a los integrantes de este grupo secreto hasta el límite y más allá, con especial atención a Namor y Pantera Negra, en un conflicto súmamente interesante y que es de lo mejor que nos ofrece esta etapa.

Y Hickman llega a lo que es el gran prólogo de Secret Wars, en la saga "El Tiempo se Acaba", una historia con un ritmo endiablado donde todas las tramas se juntan, (casi) todos los enigmas y secretos salen a la luz y el clima de fatalidad que se cierne sobre toda la etapa llega a su climax.



Un clímax que ocurre en el primer número de Secret Wars, perfecto prólogo a las Secret Wars y epílogo de esa etapa Vengadora, donde el destino del universo Marvel y el universo Ultimate llega a un trágico final, el destino de muchos personajes queda en el limbo y como dicen los titulares, "El Universo Marvel nunca volverá a ser el mismo"
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