20 de marzo de 2015

Hellblazer de Garth Ennis 1 de 3: El comienzo de la mejor etapa de John Constantine





















Si hay un personaje que ha sido querido en los últimos 20 años por los aficionados españoles, ese es John Constantine. El problema, que los lectores no hemos tenido la suerte de contar con una edición definitiva de la colección más longeva del sello Vertigo, que alcanzó la friolera de 300 números en su edición original. Dicho problema lo ha solventado ECC Ediciones con una ambiciosa recopilación en 17 volúmenes de la obra completa en voluminosos tomos de casi 400 páginas cada uno y dividida por una pléyade de autores tan importantes para el tebeo contemporáneo como Jamie Delano, Garth Ennis, Brian Azzarello, Warren Ellis o Mike Carey.



¿Y cuál es el autor y etapa con la que ECC ha decidido comenzar la reedición de un material tan demandado por los lectores españoles? Pues lógicamente con el autor y etapa más famosa, la realizada por el irlandés Garth Ennis a principios de la década de los 90 y que le llevó a firmar su mejor y más conocida obra, Predicador.



Garth Ennis recogió el testigo de Jamie Delano, tras 40 ejemplares, con la saga Hábitos Peligrosos, quizás la historia más famosa del personaje y la más definitoria. En ella, Ennis enfrenta a Constantine con su peor enemigo, su propio cuerpo, entregándole un cáncer de pulmón terminal. A partir de ahí y con un punto de partida tan sugerente, Ennis reinventa a Constantine, haciéndole más humano, más inteligente y más bastardo que nunca, en una saga que marcó como pocas la historia del personaje y que posiblemente fue más definitoria que la propia creación y primera aparición del personaje por parte de Alan Moore en la saga American Gothic de La Cosa del Pantano.



Porque si en las manos de Alan Moore y el propio Delano, Constantine era más un icono frío y calculador, en las manos de Ennis se convierte en un ser humano tridimensional. Eso no quita para que Ennis no siga mostrando a Constantine como un superviviente egoísta con una vida que está siempre al borde del abismo, pero también le aporta un lado positivo en su relación con Kit (la pareja definitiva de Constantine y un ejemplo de la asombrosa capacidad de Ennis de crear personajes femeninos de carne y hueso, que luego continuaría con la Tulip de Predicador) o en los mejores momentos de la colección, el día a día de la vida de Constantine donde los pubs, las partidas de cartas con amigos y sus conversaciones con ellos aportan los mejores y más naturales momentos de la colección.



Pero aquellos que queréis elementos sobrenaturales en la colección no tenéis de que preocuparos, porque Ennis os lo da con creces. Demonios enfrentados por el alma de Constantine, espíritus vengativos, vampiros y un sinfín de fenómenos paranormales abundan a lo largo de de los primeros 15 ejemplares de la era Ennis recopilados en este primer volumen de la edición de ECC. Y a aquellos que se les revolvió el estomago con el trabajo de John Ridgway en la etapa de Delano, no se sentirán defraudados con el desfile de sangre, visceras y turbiedad que atesora este primer volumen de la colección.



Quizás lo que más se resienta en este primer tercio del trabajo de Ennis sea su parte gráfica. Más adelante, Ennis se juntará con Steve Dillon de manera regular (en este tomo tenemos el primer ejemplo del trabajo de ambos autores juntos, que les llevará a convertirse más adelante en una pareja artística tan perfecta en su fusión, como lo pueden ser Azzarello y Risso o Brubaker y Philips) y se tiene que contentar en la gran mayoría de los números que contiene este volumen con Will Simpson como dibujante, un autor que quizás no es el más adecuado para el tono de la colección, acrecentado por un equipo de entintadores rotatorio que flaco favor le hace a los lápices de un Simpson que en honor de la verdad intenta entregar el mejor trabajo que puede realizar. El remate para el despropósito gráfico es el color de Tom Ziuko.



Una pena, porque las historias perpetradas por Ennis en este primer tercio de su estancia en la colección son excepcionales. Desde la ya mencionada "Hábitos Peligrosos", a "Jugadores", donde Ennis escupe toda su rabia hacia esa rancia aristocracia que rige los desiginios del Reino Unido, pasando por "El Pub donde nací" en el que Ennis nos cuenta la bella para triste historia de amor entre dos propietarios de un pub en Londres con dramáticos resultados.



Y es que es en el amor, la amistad, las conversaciones de barra y en el día a día donde Ennis se desenvuelve como pez en el agua y entrega sus mejores trabajos. Quizás es más conocido y adorado por una parte de los lectores por sus excesos políticamente incorrectos, pero eso es mera fachada. Porque para mí, donde más brilla Ennis es en esos momentos de cotidianidad y humanidad, donde el trabajo del irlandés se hace grande. Y de estos momentos, su Hellblazer los tiene a patadas.

18 de marzo de 2015

Danger Girl, Battle Chasers y Crimson: El sello Cliffhanger o como morir de éxito


Morir de éxito. Es la mejor manera de describir el ascenso y caída fulgurante de tres autores, un sello editorial y tres series que aparecieron a finales de la década de los 90, se convirtieron en éxitos apoteósicos y debido a la juventud e irresponsabilidad de sus autores cayeron en el olvido de los aficionados y la industria. Pero retrocedamos al pasado, al año 1998.

En dicho año, Joe Madureira, Jeffrey Scott Campbell y en menor medida Humberto Ramos, bebían de las mieles del éxito. Los tres dieron lugar a la eclosión a finales de los años 90 a del "Amerimanga", un estilo que fusionaba con fortuna los preceptos básicos del cómic de superhéroes americano, con el estilo cinético y dinámico del manga, cuyos primeros introductores en el panorama americano fueron autores como Adam Warren o Jason Pearson, ambos con mucho menor éxito que estos tres ambiciosos jóvenes.



Madureira venía de una exitosa etapa en Uncanny X-Men, laureada por los aficionados y que había hecho más soportable los endebles guiones de Scott Lobdell, además de tener la suerte de haber ilustrado a los por entonces omnipotentes mutantes en sagas rompeventas como la Era de Apocalipsis u Onslaught. Mientras tanto, Scott Campbell había maravillado a los lectores con esa mezcla de Jim Lee y Adam Warren que había plasmado en Gen 13 del sello Wildstorm, el tebeo adolescente definitivo de la era de los 90 y que fue capaz de eclipsar la gran apuesta teen de Marvel, Generación X, el equipo adolescente creado por Scott Lobdell y Chris Bachalo. El tercero en discordia, Humberto Ramos, dibujante mexicano que no era un fan favourite como los dos anteriormente mencionados, pero que se había convertido en un artista de culto, tras realizar una breve pero intensa etapa junto a Warren Ellis, en un tebeo de culto que salió como spin-off de Gen 13, DV8.



Y como sus predecesores Jim Lee, Marc Silvestri, Erik Larsen, Todd McFarlane y Rob Liefeld, los tres jóvenes autores querían triunfar económicamente igual que ellos. Y lo que se llevaba en los 90 para hacerse millonarios era crear tu propio sello editorial y tu propia serie para sacar camisetas, videojuegos y figuritas para en dos años ganar lo que cualquier mortal no consigue en toda una vida de trabajo. Su sello, se llamaría Cliffhanger, y sus series serían Danger Girl, Battle Chasers y Crimson.

La realidad, que Humberto Ramos cayó de rebote en este sello editorial, ya que el tercer autor que quería Cliffhanger en su sello era el otro autor hot del momento, el malogrado Michael Turner, famoso por sus recauchatadas mujeres para el sello Top Cow de Marc Silvestri y su heroína escasa de ropa, Witchblade. Pero el estricto contrato que Top Cow tenía sobre Turner no le permitió irse a la nueva Liga de Hombres Extraordinarios. Y así, Campbell y Madureira decidieron que Ramos se uniera a su equipo.



El primer título en aparecer fue Danger Girl, de Scott Campbell. Un tebeo que aunaba las películas de James Bond, la esencia de Indiana Jones y unas gotas de Los Ángeles de Charlie. Un tebeo ligero, con un trío de explosivas chicas y que demostró que Campbell entendió mejor que nadie lo que era el sello Cliffhanger, tebeos con una factura gráfica excelente, pero que desde el punto de vista de guión eran un mero pasatiempo de usar y tirar.

Y el tebeo cumple su cometido de entretener, con una historia correcta que se apoya sobre todo en el rotundo dibujo de Campbell, mejorando sus aciertos en Gen 13. El problema, que el éxito rápido (los primeros números se agotaron a velocidad de vértigo) provocaron que el autor se relajara y la cadencia de cada número se fuera alargando cada vez más en el tiempo, provocando la desidia del lector y que su apartado gráfico se resintiera sobremanera. Solo hace falta echar un vistazo al primer número y ver el séptimo y último ejemplar de la colección, publicado ¡3 años después! para comprobarlo.



El segundo título que apareció fue Battle Chasers, de Joe Madureira, fantasía heróica inspirada en Dungeons And Dragons y Final Fantasy VII y que al igual que Danger Girl entregó los tres primeros números en un plazo lógico, pero que a partir de ahí comenzó una dura travesía hasta finales de 2001 cuando entregó el noveno ejemplar, dejando la historia inconclusa y a una horda de fans huérfanos de un tebeo que a priori parecía interesante, pero que Madureira en nueve ejemplares realmente nunca supo hacia donde dirigirla, con mucha exposición y secretos que supuestamente llevarían hacia algún lado, pero que leídos de nuevo de un tirón, demuestran que el gran talento que Madureria tenía y tiene como dibujante, no lo tenía como guionista, aunque se apoyara en un tal Munier Shariff, supuesto guionista, seudónimo o personaje inventado que me recuerda al Brandon Choi de los Wildcats de Jim Lee. ¿Esa gente existió realmente?



Y llegamos al último de los tres títulos que inauguraron la línea Cliffhanger, la obra de Humberto Ramos, Crimson, un tebeo de vampiros con un protagonista adolescente, que de los tres cómics es el que más se puede respetar en la actualidad, aunque no está exento de problemas. Lo primero inteligente que hizo Ramos fue buscarse ayuda profesional en los guiones, de la mano de Bryan Augustin, autor junto a Mignola del que para mi es el mejor Elseworlds de Batman, Gotham By Gaslight. Y el tebeo desde sus primeros ejemplares demuestra o aparenta que hay una historia y un background detrás que promete un buen tebeo. Ramos está inmejorable, mejorando número a número su estilo artístico y hasta el número 12 de la colección, el tebeo es una buena versión teen de tebeos de la línea Vertigo como Lucifer, por poner un ejemplo. Además, Crimson tuvo una regularidad digna de elogio. En tres años, desde mediados de 1998 a finales del año 2000, Ramos entregó 24 números de la colección, cerrando la historia. En ese tiempo, Madureira y Campbell habían entregado cada uno 6 números de sus colecciones respectivas.

Esos problemas entre socios creo yo que afectaron a Ramos, ya que la colección tras su primer año comienza a desviarse y apresura un final precipitado que destruye todo lo que había ido construyendo paso a paso en el primer año y medio de colección. Una verdadera lástima.



Es importante también decir el baile de editoriales que tuvo el sello Cliffhanger. Primero comenzó amparado por el sello Wildstorm dentro de Image Comics. Cuando Jim Lee vendió los derechos de distribución de su sello a DC Comics, y abandonó Image, Cliffhanger se fue con los dueños de Superman y Batman. Se editaron otros títulos bajo Cliffhanger, la poco inspirada Out There también de Ramos, la incomprensible Steampunk de Joe Kelly y Chris Bachalo y el Arrowsmith de Busiek y Pacheco.

Pero los caminos de sus fundadores se dispersaron. Campbell se llevó sus Danger Girl a IDW, comenzaron a salir especiales y miniseries de sus bellas espías, pero ya sin su trabajo a los lápices, que prefirió reservar en portadas para Marvel Comics mejor pagadas y que le provocan un menor esfuerzo, que además se han convertido en geniales estatuas que le darán no pocos dividendos. Por su parte, Madureira se refugió en los videojuegos, su verdadera pasión, y en trabajos puntuales para Marvel Comics, como la denostada The Ultimates 3 junto a Jeph Loeb, y los primeros números de series como Avenging Spiderman o Savage Wolverine. El pasado mes amenazó con volver a Battle Chasers, sin fecha de salida por supuesto...



Y nos queda Humberto Ramos, un autor trabajador como pocos que tras su paso por la autoedición volvió a Marvel, donde ha realizado largas etapas con el personaje emblema de la editorial, Spiderman, desde una memorable y muy recuperable etapa junto a Paul Jenkins, como en la actualidad, en la laureada y con razón etapa de Dan Slott al frente del arácnido, donde el dibujante mejicano ha ido demostrando que el esfuerzo tiene su recompensa, ya que no deja de mejorar, entregando unos impecables tebeos mes a mes.

Al final, Cliffhanger demostró lo que Image había demostrado a principios de los 90, que un sello editorial de éxito no se puede basar a largo plazo en cuatro dibujantes de éxito fulgurante, que la figura del guionista es fundamental, porque el lector no solo quiere ilustraciones de álbum de cromos y que los cómics y que sobre todo, el lector quiere y necesita de una periodicidad en un mercado tan saturado y competitivo como el de los cómics americanos. 

11 de marzo de 2015

Capitán América, Thor y Iron Man: La Trinidad Vengadora cambia de raza, sexo y personalidad










































Los cambios en personajes con más de 50 años de historia a sus espaldas son habituales y comprensibles, porque tras más de 500 ejemplares a tus espaldas, ¿qué puedes hacer para que los lectores sigamos volviendo mes a mes sin volverte recurrente? Estos cambios, por supuesto temporales, los llevamos viendo sobre todo a partir de los años 80, siendo el primero de ellos Tony Stark, que tras su segunda crisis alcohólica tuvo que ceder el relevo de la armadura a su hombre de confianza, James Rodhes. Posteriormente, y si la memoria no me falla, entre finales de los 80 y principios de los 90, Steve Rogers dejó las mallas de barras y estrellas para convertirse de nuevo en Nómada y el testigo lo recogió un fascista que se reconvirtió en el USAgente, un Capitán América perfecto para los ultraviolentos, exagerados y tremendamente infantiles tebeos de principios de los 90. Otro tanto para el Dios del Trueno, que cedió su legado a Thunderstrike. Por supuesto, los héroes originales volverían al poco tiempo.

Los nefastos principios de los años 90 llevaron al extremo dicha propuesta. En DC Comics, Superman murió y fue reemplazado por no uno, sino cuatro Supermanes, muchos de ellos, despiadados, fríos, rudos y violentos y Bruce Wayne, tras quedar lisiado, al parecer de por vida, por Bane, fue sucedido por Azrael que se convirtió, ¿lo adivináis?, en un Caballero Oscuro violento y sanguinario, como mandaba el canon antiheróico de la época. Posteriormente, y visto que la jugada había salido bien comercialmente, que no artísticamente, se replicó el asunto con las muertes, heredéros y resurrecciones posteriores de personajes tan emblemáticos como Green Lantern y Green Arrow.



Y llegamos a la actualidad, donde las muertes y legados se han llevado con mucha mejor fortuna, gracias a autores en estado de gracia como Dan Slott, Ed Brubaker y Grant Morrison, en series como Superior Spiderman, Capitán América y la epopeya Batmaniana no exenta por supuesto de polémica que se fraguó a lo largo de títulos como Batman, Batman y Robin y Batman Incorporated. La diferencia con lo que ocurrió en los 90, que aunque la muerte, cambio de personaje y posterior resurrección sigue siendo un reclamo meramente publicitario para atraer más lectores a un título o personaje, aquí se hizo con inteligencia y rodeado de autores de calidad que polémicas y opiniones personales aparte, quedarán como etapas memorables de cada uno de los personajes anteriormente mencionados.

Ahora Marvel vuelve a intentarlo con el trío Vengador por antonomasia, Capitán América, Thor y Iron Man. El más necesitado de un cambio era por supuesto Iron Man, el personaje de los tres, que menos suerte y menos calidad ha tenido en sus series regulares, ya que quitando la maravillosa época de finales de los 70 y principios de los 80 gracias al equipo creativo formado por David Micheline, John Romita Jr y Bob Layton, pocas etapas posteriores o previas pueden pasar a los anales de la historieta, si quitamos aciertos puntuales del principio de la etapa de Fraction y Larroca.

En cambio, Thor y el Capitán América han tenido etapas verdaderamente memorables. El primero, sus inicios con el duo en estado de gracia de Lee y Kirby y posteriormente con Walter Simonson como autor completo, o la etapa de Stracinsky. Y que decir del Capitán América, con sus inicios con Lee y Kirby, la breve, intensa e icónica etapa de Steranko, la posterior con Gene Colan, los fastuosos dos años de Waid, Garney y Andy Kubert o su más reciente y más redonda época, gracias al talento de Ed Brubaker, sin olvidar pequeñas etapas como la formada por Roger Stern y John Byrne a principios de los 80.



En la actualidad, el verdadero cambio de tercio creativo se ha provocado en Iron Man, que tras una inane época escrita por Kieron Gillen, intenta reactivar una serie trayéndose un talento muy reconocido por los fans de DC Comics, el guionista Tom Taylor, que ha triunfado gracias a su serie Injustice, basada en el videojuego de DC Comics. Y Taylor, en los dos primeros ejemplares que presenta Panini en el número 50 de la edición española de la colección del Hombre de Hierro, promete. Tony Stark, tras los sucesos ocurridos en el denostado evento Axis, es un hombre sin moral y sin principios, un reverso tenebroso de la compleja personalidad de Tony Stark sin las barreras morales que tenía. Egoista, vanidoso y cruel, se ha erigido en monarca de la ciudad de San Francisco ofreciendo a los habitantes de la bahía un software que les convierte en seres perfectos. Taylor plantea los límites a los que puede llegar un ser superior intelectualmente pero deficiente moralmente, además de introducir casi como personaje secundario a Daredevil, recién mudado a la ciudad del Golden Gate gracias a la pluma de Mark Waid. Lamentablemente, la serie se resiente gráficamente por su apartado gráfico, obra de otro autor que le ha robado Marvel a su Distinguida Competencia, Yldiray Cinar. Pero la serie desde el punto de vista narrativo promete.

Los cambios en Thor provienen de otro evento denostado, Pecado Original, donde el Dios del Trueno, tras escuchar una frase dicha al oído por un Nick Furia con la visión del Vigilante, pierde la capacidad de ser digno y levantar su martillo Mjolnir, por lo que un nuevo candidato reclama el martillo. La diferencia, que es una mujer y está enmascarada, por lo que el misterio está servido. Las razones para confiar en este título, su guionista, Jason Aaron, el autor que lleva ya un par de años narrando las aventuras del Dios del Trueno convirtiendo su etapa en una de las más interesantes en los 50 años de historia del personaje. Tras leer los tres primeros números de esta nueva etapa, decir que no me ha impresionado como los primeros ejemplares de su primera saga al frente de la colección, ya que lo contado por ahora, que es muy poco, más centrado en atar cabos sueltos de su etapa previa en el personaje que en quién es la persona tras la máscara, tampoco ayuda mucho para poder dar una valoración de lo que puede dar de si esta nueva singladura de la colección. A destacar eso si, al dibujante de la misma, Russel Dautman, que con un estilo que recuerda a una mezcla entre Arthur Adams, Frank Quitely y Nick Bradshaw, promete convertirse en uno de los autores a seguir en los próximos años.



Y terminamos con el héroe de las barras y estrellas, el Capitán América, que tras la laureada con motivos etapa de Ed Brubaker, fue continuada por un Rick Remender que aunque con aciertos puntuales, no ha conseguido, al menos en mi opinión, realizar hasta el momento, y a la espera de una relectura, un trabajo tan redondo y revolucionario como el conseguido por Brubaker. Su golpe de efecto en el primer arco de su trabajo, Steve Rogers ha perdido el suero del Supersoldado, por lo que ha envejecido y ha dejado de ser el Capitán América, ha provocado que pase el testigo a su antiguo compañero de aventuras, el Halcón. Por lo que tenemos en esta nueva etapa un nuevo status quo, con el Halcón como nuevo Capitán América, con la complicación de ser capaz de llevar encima del hombro un legado tan importante, además de seguir teniendo a Steve Rogers, reconvertido en jefe de campo de este nuevo Capitán América. Los dos primeros números publicados en España dentro del número 50 de la edición de Panini, esboza lo que nos encontraremos en la misma, con un resurgimiento de la organización de Hidra, el regreso del Barón Zemo y un potpurrí de villanos que es un quién es quién de la historia del personaje. Remender tiene la suerte esta vez, de tener a un dibujante a la altura, Stuart Inmonen, quizás el mejor dibujante de superhéroes de la actualidad, que en estos dos números lo vuelve a demostrar con creces.

Una nueva época para tres personajes que han pasado por mil y una iteraciones y donde sus autores deben demostrar lo más importante. Que tras los trucos de magia, las campañas de marketing y las renumeraciones para vender más ejemplares en un momento puntual y acabar con tu competencia, al final lo único que nos importa a los lectores es algo muy sencillo, pero a la vez muy complicado, una buena historia. Anteriormente, autores como Brubaker, Morrison o Slott lo han conseguido, recibiendo los aplausos de crítica y aficionados. ¿Lo conseguirán Taylor, Aaron y Remender? El tiempo lo dirá...

9 de marzo de 2015

Vengadores y X-Men: Axis de Rick Remender: El evento que nos merecemos pero que quizá no necesitamos

Los seguidores de las dos grandes editoriales somos un poco masoquistas. No paramos de quejarnos de los grandes eventos editoriales, de las muertes a corto plazo de personajes y los ya cada vez más habituales reinicios. Pero mes a mes, como el adicto que necesita su dosis diaria, peregrinamos a nuestra librería favorita para comprar nuestro sustento...y luego ponerlo a caer de un burro.

Y mes a mes, vemos los listados de ventas y nos damos cuenta que aquellos tebeos que más odiamos y más criticamos, aquellos de los que más bilis soltamos, se aupan al top ten de tebeos más vendidos. Los ejemplos son muchos, desde la Justice League de Johns y Lee, a eventos de ambas editoriales como Forever Evil de DC o Avengers vs. X-men, Age of Ultron o este Axis que nos ocupa ahora mismo. Eso sin contar nuestra repudia pública hacia guionistas o dibujantes como Johns,Bendis, Lee, etc.... que siguen sin ningún problema en lo más alto de las listas de ventas. Si tanto los odiamos, ¿por qué los consumimos?

Eso se deben plantear las grandes editoriales, porque por poner un ejemplo, Marvel lleva unos 10 eventos gigantescos en los últimos diez años de la editorial, empezando con Dinastía de M y terminando con este Axis que nos ocupa. Entre medias, Civil War, Invasión Secreta, Asedio, Miedo Encarnado, La Era de Ultron, Infinito y Pecado Original). Y estos solo como eventos globales, porque cada familia de personajes han tenido en paralelo los suyos propios: Planeta Hulk, Guerra Mundial Hulk, Vengadores Desunidos, Reinado Oscuro, Tierra de Sombras, Complejo de Mesias, X-Men: Cisma, X-Men: La Batalla del Átomo, Universo Spiderman, etc..... La lista es interminable. Y todas ellas han prometido a los aficionados un derrumbe de los cimientos de nuestros personajes, un cambio de status quo que hará dar un paso más a unos personajes en su gran mayoría que tienen más de 50 años. ¿Cuántos lo han cumplido? Y lo más importante, ¿cuántos han gustado?

La respuesta es muy sencilla. En su momento no han gustado ninguno, caso de Dinastía de M, Invasión Secreta o Los Vengadores Desunidos. Pero casualmente, todos ellos han aparecido en el listado de las mejores 75 historias del universo Marvel votado por los aficionados el pasado verano. Vengadores Desunidos en el puesto 53, Dinastía de M en el puesto 26 e Invasión Secreta en el puesto 20. Tebeos que superan en votos a obras maestras Marvel como la miniserie de Lobezno de Claremont y Miller, La Guerra Kree Skrull de Thomas y Adams, o el Nick Furia de Steranko, por poner unos pocos ejemplos. ¿Estamos locos?

Puede que si y puede que no. Puede que los que voten en su mayoría sean nuevos aficionados que solo han leído los últimos diez años Marvel, pero esto es algo extraño, ya que el relevo generacional en el cómic de superhéroes hace tiempo que se ha estancado. ¿O es posible que como aficionados ya viejos en esto de los superhéroes nos ponemos una coraza a lo Carlos Boyero de que no nos la van a dar con queso y que preferimos buscar todos los defectos que podamos en el tebeo de moda del momento y luego el paso del tiempo nos demuestra que tampoco era para tanto el odio irracional que profesábamos? Al igual que el factor nostalgia de un tebeo que ya tiene diez años y se considera ya canon también nos hace verlo con mejores ojos de lo que realmente es.

También es cierto que las dos grandes editoriales han entrado en la vorágine del solapamiento de eventos, no dejándolos respirar y provocando que los cambios y sorpresas que nos hayan planteado (otro debate sería lo que duran dichos cambios y sorpresas) quedan olvidados o sepultados por las nuevas revelaciones del nuevo evento que ha salido un mes después del que acabamos de terminar, como lleva ocurriendo en Marvel desde Miedo Encarnado, dinamitandose entre ellos su propia trascendencia.

Y así llegamos al último y denostado evento del universo Marvel, Axis, que llega de la mano de uno de los mejores guionistas de la actualidad, Rick Remender, capaz de lidiar en las grandes editoriales con tebeos tan magistrales como Uncanny X-Force o Uncanny Avengers y realizar proyectos personales tan apasionantes como Black Science o Deadly Class para Image Comics. Un autor de probada y testada calidad.

¿Entonces es un mal tebeo Axis y Remender lo ha realizado para llegar a fin de mes? Lo dudo mucho, cuando este evento es el culmen de su trabajo en las anteriormente mencionadas X-Force y Uncanny Avengers, sobre todo esta última, que tras la finalización de Axis y lo ocurrido en la misma, ha cambiado el status quo del grupo y la situación de muchos de sus integrantes.

Si que es cierto, que la necesidad de Marvel y DC de inundar el mercado con títulos que ahoguen al lector y a la competencia (4 títulos de Batman, 10 de su universo compartido, lo mismo para Los Vengadores y los X-Men) obligan a publicar tres números al mes, para competir con los eventos semanales con los que DC ha inundado el mercado. Y esto provoca que las cosas se hagan deprisa y afecte al resultado final, sobre todo en su parte gráfica donde el lector si que sufre al ver a dibujantes tan competentes como Adam Kubert o Jimmy Cheung, esbozados y desdibujados por un escuadrón de 10 entintadores que convierten su arte en réplicas baratas de los autores originales.

Pero Remender es un tío listo y sabe en que arenas se mueve. Y lo que entrega es un entretenimiento autoconsciente de lo que es, usando un montón de elementos de los malogrados años 90 (Onslaught, Matanza, los superhéroes violentos y fuera de personaje, Apocalipsis, etc...) con la inteligencia de un autor que lleva al extremo los absurdos inherentes a estos macro-eventos, dotándolo de un humor metalinguistico muy de agradecer y consciente de que este evento, como todos los que le precedieron y los que vendrán (que se prepare Hickman y sus próximas Secret Wars) no son más que blockbusters veraniegos que se disfrutan mejor con la mente de un niño y una buena coca cola fresquita como acompañamiento. Repetid conmigo, solo es un tebeo, nada más. Y recordad que la vanagloriada Secret Wars original no era ni mejor ni peor que el evento que acabáis de leer. Lo que pasa es que la nostalgia nos lo hace ver mejor de lo que es.





















5 de marzo de 2015

KIngsman: The Secret Service de Matthew Vaughn. Entretenida revisión del cine de espías

























No se vosotros, pero desde hace ya tiempo, las obras de Mark Millar me dan mucha pereza. Poco queda de ese irreverente autor que nos sorprendió a finales de los 90 y principios del nuevo siglo, con tebeos tan influyentes, para lo bueno y para lo malo, como su etapa en The Authority o sobre todo sus famosos The Ultimates, una nueva versión de Los Vengadores, que ha quedado como su mejor trabajo hasta el momento.



Luego llegaron la fama y un ego que cada vez se hizo más grande, cuyo cenit sucede en el momento que publica Kick Ass, se desentiende de las grandes editoriales y en un ataque de soberbia absoluta comienza a crear lo que se conoce como el Millarverso, cuyo inicio comenzó de manera irregular en el año 2004, cuando publicó a la vez Wanted, The Unfunnies y Chosen, la segunda de ellas inacabada y culminó en el momento que junto a Kick Ass comenzó a publicar otros títulos como Némesis, Superior y este The Secret Service que nos ocupa.



The Secret Service original, dibujada por el mítico Dave Gibbons (Watchmen) no he tenido la ocasión de leerlo, por la desidia anteriormente expuesta que me provocan las actuales obras de este guionista escocés. Pero lo que si me llama la atención es su contrapartida cinematográfica, gracias a Mathew Vaughn, el director de la adaptación del primer Kick Ass y sobre todo por su magnífica aproximación a los X-Men en First Class.



¿Y qué nos encontramos en este The Secret Service versión cinematográfica? Pues una muy entretenida cinta de dos horas, que recupera el encanto del cine de espías de los años 60 como las cintas de Bond de Connery, Maxwell Smart o incluso Los Vengadores (la serie televisiva inglesa), pero por supuesto remozado con la mala baba y violencia descarnada que se espera de un tebeo de Mark Millar.



Olvidemos aquí las nuevas versiones del cine de espías realista comenzado por Jason Bourne en su trilogía cinematográfica y continuado por las tres entregas hasta la fecha del Bond de Daniel Craig. Kingsman va en contra de todas ellas, devolviendo el género a unas cotas de diversión que parecían olvidadas en aras de un realismo impostado. En resumen, es la diferencia que existe entre Los Vengadores y Los Guardianes de la Galaxia, con la trilogía Batmaniana de Nolan o Man of Steel.



Lo mejor de Vaughn, que al igual que hizo con Kick Ass, mejora los planteamientos de Millar, reduciendo sin eliminarlos los golpes de efecto violentos de las obras originales, con una dirección y un estilo que reformula el arte pop de los años 60 con el ritmo y las posibilidades digitales de la nueva era, apoyándose en un reparto que funciona a la perfección, convirtiendo a Colin Firth en el agente secreto más elegante y letal que te puedas imaginar, descubriéndonos a un nuevo talento como Taron Egerton como el novato Eggsy, entregándole un villano over the top a Samuel L. Jackson y sabiendo hacer uso de dos actores de tanto prestigio como Michael Caine y Mark Strong en sus papeles secundarios de lujo.



En definitiva, nos encontramos con un largo muy divertido, una mejora de la fórmula presentada en Kick Ass, pero un punto por debajo de lo que Vaughn nos ofreció en sus X-men: First Class, la que para mi por el momento es el mejor trabajo del director inglés.

3 de marzo de 2015

Catwoman de Genevieve Valentine y Garry Brown: El Juego de Tronos de Selina Kyle

























De prostituta a ladrona de joyas y de ahí a defensora de los más oprimidos, el camino que ha recorrido Selina Kyle la ha convertido en uno de los personajes más interesantes de la ciudad de Gotham City. Pero nunca nos la habríamos imaginado como Kingpin del crimen. La causa de todo esto deberíamos buscarlo en una miniserie que apareció a mediados de la pasada década, Catwoman: When in Rome, un spin-off de las exitosas miniseries El Largo Halloween y Victoria Oscura, realizadas por la pareja artística formada por Jeph Loeb y Tim Sale, donde Loeb nos descubría los vínculos de Selina con la familia Falcone.



La diferencia, que aquí nos encontramos en los nuevos 52 de DC Comics y esto ha cambiado un poco, aunque la esencia es la misma. Tras los acontecimientos que están ocurriendo en el evento anual del murciélago, Batman: Eterno, Selina Kyle ha descubierto que pertenece a la familia Calabrese, una de las familias mafiosas que quieren ostentar el poder en Gotham City. Tras la muerte del cabeza de familia, y padre de Selina, esta se autoimpone la tarea de llevar las riendas de la familia y descubrir que ser la líder de un imperio criminal, quizás es más complicado y menos agradecido que saltar por los tejados de Gotham.



Pero el cambio le ha sentado muy bien al personaje y a su serie regular, ya que desde los tiempos del anterior volumen de la colección, comenzada extraordinariamente por Ed Brubaker en la que es la mejor etapa que ha tenido el personaje y continuada con mucho acierto pero escaso reconocimiento por Will Pfeiffer, la serie regular reiniciada con la aparición de los Nuevos 52 habían convertido a la colección de este personaje en un tebeo mediocre gracias al trabajo de Judd Winick y posteriormente Ann Nocenti.



El cambio se ha producido el pasado otoño, concretamente en Octubre de 2014, junto al resurgimiento y casi reinicio encubierto de la serie regular de Batgirl y la aparición de nuevas series regulares periféricas a los títulos del murciélago como Gotham Academy, que demuestran el buen momento en el que se encuentran las series mal llamadas menores del universo de Batman.




La encargada de esta nueva etapa de la famosa ladrona de Gotham City es Genevieve Valentine, escritora de novelas de ciencia ficción y fantasía steampunk, que aprueba con nota muy alta en este tebeo que es una mezcla entre la serie negra de 100 Balas y las intrigas palaciegas de la saga Juego de Tronos de George R. R. Martin. Un entramado de familias, traiciones y difíciles decisiones que convierten a Selina Kyle en el reflejo comiquero del Michael Corleone de la trilogía de Coppola.



Por supuesto, el alcance operístico y genial de la saga del director de Apocalypse Now le queda muy lejos a Genevieve Valentine, aunque intente tener ecos de trascendencia con ese exceso (el mayor mal del tebeo) de citas de personajes históricos que abundan a lo largo de las páginas del tebeo. Pero quitando ese pequeño defecto, la verdad es que no empaña el resultado de una colección que sabe aprovechar la parcela más realista de la ciudad de Gotham City, nos descubre nuevas capas en la personalidad de Selina Kyle que desconocíamos y plasma un fresco de las familias de Gotham City que hasta el momento y salvo ocasiones puntuales como la familia Falcone en la trilogía de Loeb y Sale, no habían sido más que personajes de fondo.



Ayuda en el resultado final el trabajo a los lápices de Garry Brown, que plasma a la perfección con su estilo heredero de Jock y Rafael Albuquerque la crudeza y frialdad del entorno en el que se mueve Selina Kyle. Un nuevo amanecer para Catwoman, un personaje que necesitaba de nuevo ser algo más que la pin-up de Gotham City.


2 de marzo de 2015

Los Eternos de Jack Kirby: Von Däniken y el Cuarto Mundo se dan la mano






Jack Kirby. Un nombre que define el concepto de cómic de superhéroes desde que aunara fuerzas con Stan Lee en 1961 y entregara al mundo Los 4 Fantásticos y de ahí en adelante a la gran mayoría de personajes que habitan un universo de ficción que cambió la manera de entender y disfrutar los cómics de superhéroes. Por supuesto que Kirby llevaba en el medio desde los años 40, no olvidemos que fue el cocreador del Capitán América junto a Joe Simon para la precursora de Marvel, Timely, pero su verdadera explosión vino de la mano de Stan Lee, en un equipo creativo sin igual que realmente nos dieron los cómics más grandes del mundo.

Grandilocuente, exagerado y muy épico, el lápiz de Kirby complementaba y expandía las ideas de Stan Lee, además de ser algo más que un dibujante, un co-creador que tiene en su haber personajes y diseños tan emblemáticos como La Cosa, Galactus, Estela Plateada y la gran familia cósmica que creó durante 102 números junto a Stan Lee en el que quizás es el trabajo más emblemático del duo creativo, Los 4 Fantásticos.



Esa faceta cósmica no habría sido capaz Lee de haberla llevado a cabo con autores llamémosles más terrenales como John Buscema o Gene Colan. Lee era una parte importante de las obras, pero el toque Kirby tanto visual como conceptual era fundamental para que dichos tebeos sigan estando entre lo mejor que se ha realizado en la historia del cómic americano. Y por ello no fue casual que la relación entre ambos autores se fuera desgastando (algo que se repetiría una década después con Claremont y Byrne) y acabara con el abandono de Marvel por parte de Kirby para caer en el rival directo de esta, DC Comics.

En DC Comics, Kirby tuvo libertad creativa absoluta y creó su propio universo dentro del Universo DC, El Cuarto Mundo, una mitología absolutamente fascinante y que no tenía nada que ver con lo que se publicaba en los años 70 en las dos majors. Unos tebeos diferentes que no encontraron su público en su momento y que acabó con la cancelación de los títulos y el abandono de DC por parte de Kirby para volver a los brazos de Marvel Comics.



Y entre la multitud de títulos que realizó de nuevo en su segunda génesis en Marvel, un título destaca sobre todos ellos: Los Eternos. Un tebeo tan ambicioso que redefinía los conceptos del Cuarto Mundo que realizó en DC, mezclado con las teorías de Erich Von Däniken y su libro, "El Carruaje de los Dioses", un título que causó un gran revuelo y fama en los años 70 y que proponía que nuestros orígenes y nuestras creencias religiosas provenían de una raza extraterrestre superior que nos había creado en la Tierra.

Y de eso tratan Los Eternos, un título completamente diferente a lo publicado hasta el momento en Marvel Comics, pero que también fue víctima de la cancelación prematura (19 números y un annual). Los motivos, muchos y variados.



En primer lugar, Los Eternos es un cómic diferente. Un cómic que casi es precursor de lo que sería la línea Vertigo de DC Comics, ya que es un tebeo que era difícil de procesar para los lectores de la época. Porque aunque se suponía que se encontraba dentro de la cronología del universo Marvel tradicional (y posteriormente tras la marcha de Kirby, fueron integrados dentro de series como Los Vengadores o Thor), Kirby iba por su cuenta. Pero no solo eso, Kirby, creador de mundos y conceptos sin parangón en la historia del cómic, no era tan habilidoso en la creación de personajes atractivos. Por eso, su fusión creativa con Stan Lee dio lo mejor de dos mundos, la cotidianidad y humanidad de Lee con la magnificencia y la escala épica y cósmica de Kirby.



Y eso hace que Los Eternos sean pura épica y grandeza cósmica, pero ninguno de los personajes son capaces de enganchar al lector de la historia. Los personajes son fríos y distantes, algo normal cuando hablamos de entidades y razas superiores a los humanos, pero sus personajes humanos están carentes de calidez humana. Lo bueno de todo esto, es que los conceptos y las incógnitas que va planteando Kirby a lo largo de los primeros números de la colección, sobre todo esos imponentes Celestiales, además de un grafismo desatado y vanguardista te hacen disfrutar de algunas de las mejores páginas que haya realizado El Rey, y eso es decir mucho viendo el conjunto global de su obra.

Pero llega un momento, a mitad de la colección, quizás por las modestas ventas de un tebeo que era difícil para los lectores de la época, que Kirby comienza a usar (no sabemos si por decisión propia, o por imperativos editoriales) personajes y conceptos del universo Marvel tradicional como La Cosa, Hulk y Shield (los dos primeros son pero no son). El problema, que la serie comienza a ser lo que no era, pero tampoco es un tebeo típico de la Casa de las Ideas, por lo que se queda en tierra de nadie, la trama principal (el conflicto con Los Celestiales) se va alargando y la colección va decayendo en sus últimos números con una especie de conclusión precipitada que deja un sabor agridulce al lector. Por supuesto, y como he dicho en un párrafo anterior, los conceptos y los personajes se integraron en el universo Marvel tradicional, pero ya no de la mano de Kirby.



Eso no quita para que este tebeo sea un "must" absoluto para los lectores Marvel y los seguidores de Kirby en particular. Porque pocas veces se ha visto, sobre todo en sus primeros doce números, un tebeo tan loco pero tan creativo a la vez, lleno de ganas, originalidad y ambición. Que las ambiciones de Kirby no estaban quizás a la altura de sus capacidades como guionista sería entrar en un largo debate, pero lo que si es verdad es que es mejor equivocarse a lo grande que entregar mediocridades que se olvidan al momento de leerlas. Los Eternos, con sus altos y bajos, sus luces y sombras, son 100% Jack Kirby... y eso es decir mucho. No lo dejéis escapar, y menos con la fantabulosa edición que nos ofrece Panini Comics. Una de las ediciones del año.


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