30 de marzo de 2017

Ghost in the Shell: Impresionante visualmente, conceptualmente irregular






















En 1995, los aficionados al anime fuimos testigos de uno de los grandes hitos del medio, Ghost in the Shell, adaptación del manga de Masamune Shirow, de la mano de Mamoru Oshii y que sorprendió tanto a los aficionados a la animación oriental como a los seguidores del cyberpunk de William Gibson y su Neuromante, ya que Ghost in the Shell fue la primera película que supo trasladar los conceptos y la estética de Gibson a la pantalla.



Ghost in the Shell fue un hito tanto por su puesta en escena y unas escenas de acción que quitaban el hipo, como por su discurso sobre la realidad y lo que nos hace humanos, ha influido en la ciencia ficción a partir de entonces, por ejemplo en la archifamosa Matrix.



10 años después, Oshii volvió al universo de Ghost in the Shell con su secuela, Innocence, donde el protagonismo de la teniente Motoko Kusanagi era cedido a Batou, su compañero de andanzas en la película original, aunque la presencia de la Mayor Kusanagi sobrevolaba una secuela muy diferente en forma y fondo a la original y donde los conceptos filosóficos preponderaban sobre la acción.



Y llegamos al 2017, con una adaptación en imagen real que ha estado rodeada de polémica por un casting occidental que ha provocado las iras de los aficionados a la obra original y que tiene que demostrar que es algo más que una traslación estilísticamente milimétrica pero vacía de contenido de la obra original.



Una vez vista, el resultado es correcto sin aspavientos. Visualmente es impactante y elegante y Scarlett Johansson funciona como la Mayor, al igual que el resto del reparto. La historia es en líneas generales el anime original con visos sobre todo estéticos de su secuela Innocence. El problema, que se queda en tierra de nadie, ya que no es la película de acción que puede esperar el público de multisala y que convierte películas en taquillazos y su ritmo pausado puede adormecer a las hordas de centro comercial y por otra parte, pasa de puntillas por los conceptos filosóficos que inundan la obra original, convirtiendo una historia que se fundamenta en lo que es la realidad y lo que nos hace humanos, en una historia de secuestro y robo de identidad, con su consiguiente venganza que funciona a medio gas y que se convierte en algo más tópico, menos profundo y con menos matices.



En resumen, una película que es una golosina visual, que adapta y occidentaliza una obra profundamente oriental, diferente a lo que se espera de una gran superproducción, que se queda entre dos mundos, y que pasa por la temática cyberpunk más de manera visual que conceptual,  pero que no es el desastre que todo el mundo anticipaba sino una nueva intentona de adaptar una obra japonesa, su lenguaje y su forma y fondo a unas audiencias occidentales que recibirán de manera algo fría un trabajo estimable pero que se queda por debajo de lo que podría haber sido.

28 de marzo de 2017

Supersons, Batwoman y JLA: DC Rebirth amplia su oferta de títulos para 2017








































Tras un 2016 que ha sido un verdadero renacimiento para la longeva editorial, la casa que vio nacer a Superman y Batman, aumenta su oferta editorial con tres nuevos títulos que comienzan su andadura, provenientes tanto de eventos editoriales de desigual fortuna artística y comercial, pero que todos han sido importantes para el devenir de los primeros siete meses de este nuevo arranque de una editorial que afronta el 2017 con la misma energía y fuerza con la que terminó el 2016.



Supersons.
De los tres nuevos títulos que han aparecido en los pasados meses, destaca sobremanera este Supersons que reúne a la mejor pareja formada del universo DC actual, Jonathan Kent, hijo de Superman y Lois Lane, alias Superboy y Damian Wayne, hijo de Batman y su amada/odiada Thalia al Ghul, creado por el sinpar Grant Morrison en su nunca suficientemente laureada etapa al frente del Caballero Oscuro y reforzado por el trabajo de Peter Tomasi en su etapa al frente del título Batman y Robin.



No es casual que la reunión de ambos personajes se diera en las páginas de la actual serie de Superman, realizada por el equipo creativo de Peter Tomasi y Patrick Gleason, que han conseguido el mejor título de Superman en mucho tiempo y que demuestra lo que ya decía de su anterior trabajo juntos, la mencionada etapa al frente de Batman y Robin, que es que son la pareja creativa que mejor entiende como devolver la grandeza a la editorial, con una fusión perfecta de tradición, modernidad y respeto por el trabajo previo. Ahora, Tomasi se reúne de nuevo con Jorge Jiménez, dibujante de algunos de los mejores números de la actual etapa de Superman, para entregarnos por el momento dos ejemplares que equilibra a la perfección todo lo que nos gusta a los aficionados a los buenos tebeos de superhéroes: un guión que acierta tanto en los momentos personales como en los de acción, con un dibujo espectacular, una pareja protagonista carismática y una integración perfecta dentro de lo que es el rico universo de la editorial.



Batwoman.
Kathy Kane vuelve a tener serie regular tras su magnífica reintegración dentro de los mitos de Batman en la imprescindible etapa actual de Detective Comics. Y lo hace con un equipo artístico de auténtico lujo, formado por Marguerite Bennet y James Tynion -actual artífice del éxito de la nueva Detective Comics- y dibujos del maestro Steve Epting.



Y en los dos primeros ejemplares publicados hasta la fecha, el tebeo promete un tebeo de espías con clase y estilo, una protagonista de la que me enamoré desde su creación por parte de Greg Rucka y J.H. Williams en las páginas de Detective Comics hace ya casi 10 años, donde los autores, tras resumir modélicamente el origen de la heroína en 20 páginas, nos adentran en un año perdido de su vida que se nos había escamoteado y que tendrá una importancia fundamental en los acontecimientos que está viviendo nuestra protagonista, consecuencia de los hechos acaecidos en el mediocre crossover batmaniano de reciente publicación llamado "La Noche de los Hombres Monstruo".



Justice League of America.
Lo único que sacamos en claro los que nos leímos el sacacuartos que fue el primer crossover de la nueva Justice League y El Escuadrón Suicida aparecido la pasada navidad, es que Batman iba a montar una nueva Liga de la Justicia con los pies más en la tierra. La propuesta, atractiva de partida lo formaba un equipo sugerente formado por Batman, junto a la reinsertada en sociedad Killer Frost, Lobo, Canario Negro, el nuevo Atom y El Rayo.



Lo que nos entrega el guionista Steve Orlando en los tres primeros ejemplares es un número de arranque modélico pero sin sorpresas de presentación y formación del grupo y dos primeros ejemplares en los que el nuevo grupo se encuentra con su primera amenaza, salida de los tebeos de la Liga de la Justicia Europa y deja vislumbrar que veremos disputas grupales al estilo de la añorada Liga de Giffen y deMatteis, pero sin el humor descacharrante. Ivan Reis, el dibujante principal de la serie, da lo que promete un tebeo de superhéroes blockbuster, pero como pega decir que tras solo dos números nos tenemos que comer a un dibujante de relleno Felipe Watanabe, que por supuesto no le llega ni a la suela de los zapatos al trabajo de Reis.


24 de marzo de 2017

The Wildstorm, The Kamandi Challenge y Batman 66 Meets Wonder Woman 77: Variedad y calidad en la periferia de DC Comics






































Dentro del amplio abanico de estilos, tonos y formatos que la actual DC Comics está publicando para poder abarcar todo tipo de gustos y público, destacan tres novedades aparecidas en los dos primeros meses de este recién estrenado 2017 y cuyo único punto en común es encontrarse fuera de la continuidad del Rebirth de DC Comics, lo que otorga mayor margen de maniobra a sus responsables.



The WIldstorm.
Jim Lee vuelve a entregar sus endebles creaciones a Warren Ellis, un autor que junto a autores como Alan Moore o Joe Casey, consiguieron dar vida, personalidad y un tono propio a un universo creado por el autor tras su huida de Marvel y la creación de Image Comics hace ya 25 años junto a otros "top artists", en tebeos como Stormwatch y su reinicio con el famoso título de The Authority o la joya de la editorial por entonces, Wildcats.

Y si Ellis triunfó con unos personajes que no eran más que remedos de los personajes que Lee utilizó y creo para el entorno mutante a principios de los 90 y los llevó al extremo con un enfoque excesivo y tremendamente hollywodiense con splash pages y viñetas más grandes que la vida ayudado por un excelso Brian Hitch, aquí toma el camino contrario, el camino de la introspección y el minimalismo más cercano a la obra de Moore y sus páginas estructuradas en bloques de 3x3 o a la de autores más experimentales como Chris Ware.



En los dos primeros ejemplares publicados por el momento -de un total de 24 y la pica con la que inaugurar un sello editorial dentro de DC Comics al estilo de lo conseguido con el sello Young Animal de Gerard Way- decir que el tebeo se acerca mucho a la aproximación que realizó Joe Casey con gran fortuna y poca atención por parte del público y la crítica a principios de los 2000 con sus Wildcats 3.0. Un tono sobrio y digamos realista impregna estos dos primeros ejemplares, donde solo comenzamos a vislumbrar la entramada madeja que Ellis propone, reinterpretando a personajes unidimensionales en la gran mayoría de los casos, pero que aquí parecen frescos y novedosos en las manos de un Ellis que parece puede darnos una nueva alegría y apartado artístico de un Jon Davis Hunt recién salido de otro de esos tebeos que merecen una mayor atención, Clean Room, el nuevo título de la línea Vertigo guionizada por Gail Simone.



The Kamandi Challenge.
¿Recordáis el cadaver exquisito de los surrealistas? Pues eso es lo que os encontraréis en esta maxiserie de 12 ejemplares protagonizada por Kamandi, una de las grandes creaciones que el gran Kirby creó para DC Comics en sus prolíficos e imaginativos años 70. El juego, 12+1 equipos creativos cuyo objetivo es plantear un cliffhanger al final de cada ejemplar, para que el siguiente equipo creativo continúe la historia como ellos creen que debería continuar. 



Un tebeo juego repleto de autores de lujo, comenzando con Keith Giffen, Dan Didio, Dan Abbnet, Dale Eaglesham, Peter Tomasi y Neal Adams y que posiblemente es de los tebeos más refrescantes que te puedes encontrar actualmente en las estanterías y que sirve para homenajear los 100 años que Jack Kirby habría cumplido este año si no hubiera fallecido lamentablemente en el año 1994.



Batman '66 meets Wonder Woman '77.
En el año 2013, DC Comics decidió traer de vuelta al Batman pop de Adam West, icono eterno del panteón pop del siglo XX. Tras una serie regular de 29 números, si no me falla la memoria, el personaje continuó su andadura editorial con miniseries de 6 ejemplares donde se cruzaba con otros personajes tan sixties como The Green Hornet, The Man of UNCLE o Los Vengadores de Mrs. Peel y Steed.



Ahora le ha tocado dar el salto de década y encontrarse con la Wonder Woman de Lynda Carter, de la mano de dos guionistas como Jeff Parker y Marc Andreyko. Y tras leer sus dos primeros ejemplares, decir que me encuentro con la serie más redonda de las publicadas hasta el momento. Y es porque ambos guionista lo llevan más allá que el homenaje a los recursos y tics mundialmente famosos de la serie camp, reinterpretando la historia del Cruzado de la Capa, a Ra's Al Ghul y a su hija Thalia, fusionándolo con la mitología de Diana Prince, pero sobre todo, entregando un tebeo tan entretenido que deseas que aparezca lo más rápido posible el siguiente ejemplar.

22 de marzo de 2017

Mother Panic de Jody Houser y Tommy Lee Edwards: El lado más turbio de Gotham City






















Tras la ligera decepción de Cave Carson, el sello Young Animal de Gerard Way ha presentado su cuarto y hasta el momento último título del primer bloque de series de la línea. Un tebeo que nos adentra en rincones desconocidos de Gotham City de la mano de la novelista Jody Houser y el atmosférico dibujante Tommy Lee Edwards.



La serie nos presenta a Violet Page una socialité millonaria, estilo Paris Hilton con un oscuro pasado que hábilmente los autores van dosificando en los adictivos tres primeros números publicados hasta el momento. Paige es a su vez una vigilante de métodos expeditivos que deja en aguas de borrajas la supuesta salud mental de Bruce Wayne.



La serie se adentra en terrenos peliagudos de abusos sexuales infantiles y violencia perturbadora que inteligentemente queda fuera de campo para que el lector imagine lo que el tebeo sugiere. Houser crea una protagonista femenina con múltiples capas para profundizar y averiguar el porqué de su lucha contra el crimen, la extraña relación con su padre y una madre que vive en los márgenes de la realidad.



Tommy Lee Edwards es un dibujante que siempre me ha fascinado y siempre me ha sorprendido el poco caso que se le ha hecho tanto por parte de la crítica como de los lectores. Dibujante atmosférico y excelente narrador, entrega en estos tres primeros números un trabajo sublime, quizá el mejor de su carrera representando una Gotham City que exuda corrupción, superficialidad y peligro, pero que a la vez es seductoramente atractiva, una bella y diferente heroína y que sabe navegar tanto en escenas de situación como en momentos perfectamente planificados de acción.



Batman y su cohorte de seguidores ponen la guinda del pastel a un tebeo que en pocos ejemplares se convierte en imprescindible compra para poder averiguar los cómos y el por qué de esta nueva vigilante de Gotham, tan parecida como diferente al murciélafgo original y que ha llegado para quedarse. Muy recomendable.

21 de marzo de 2017

Power Girl de Justin Gray, Jimmy Palmiotti y Amanda Conner. Un remedio perfecto para empachos de "grim and gritty"


























La llegada de las Crisis en Tierras Infinitas y la desaparición del Multiverso tras dichas Crisis no le sentaron del todo bien a Power Girl, la Supergirl de Tierra 2 que se quedó sin Tierra, sin familia y sin pasado. El intento de adecuarla al universo DC post-Crisis desembocó en un desastre representado en forma de miniserie de cuatro ejemplares de la mano de Paul Kupperberg y que emparentó al personaje con Arión y Atlantis que fue rechazado por todos los fans de la época.



Tuvo que llegar Geoff Johns, recuperador de conceptos perdidos y autor que trajo de vuelta al Multiverso en la continuidad DC quien tras introducirla en su fabulosa JSA, decidió darle un origen previo a la reintroducción del multiverso en su Crisis Infinita. Dicho acontecimiento ocurrió en los primeros cuatro ejemplares de un spin-off de su JSA, llamado JSA Classified, donde acompañado de la dibujante Amanda Conner y con una buena dosis de metalenguaje y ruptura de la cuarta pared, dio pie al guionista de reirse de los desastres acometidos con el personaje y prepararla para su protagonismo en la mencionada Crisis Infinita.



Pasaron los años y DC decidió entregarle su propia serie regular con un equipo creativo de auténtico lujo, pero que nunca se les ha reconocido como se merece, el formado por los guionistas Justin Gray y Jimmy Palmiotti junto a la dibujante Amanda Conner en una etapa que duró doce ejemplares y que es recopilado junto a la miniserie de Johns en un atractivo volumen en cartoné y editado por ECC.



El tebeo entra por la vista por el atractivo arte de Conner, una dibujante capaz de entregarte el mejor pin up inimaginable pero especialmente dotada para el lenguaje secuencial, tanto en la planificación de página como en su absoluta habilidad para el lenguaje corporal y las expresiones faciales dignas de un Kevin Maguire. Su Kara Zor-El es bella e icónica, pero también terrenal y cercana y la dibujante destaca tanto en las escenas cotidianas como en las grandes batallas épicas y espectaculares.








Pero un buen dibujo no es nada sin un buen guión que lo acompañe. Y Gray y Palmiotti que recientemente han entregado trabajos tan dispares como excelentes -All Star Western o la actual etapa de Harley Quinn- entregan un tebeo accesible para todo tipo de público, reclamando de nuevo el ejemplar unitario como valor primordial, pero que sabe recompensar a su público fiel con una historia de largo recorrido, una protagonista carismática y un entorno de secundarios envidiable.



Power Girl no necesita de grandes eventos, grande sagas definitorias ni madurez impostada para recordar el porqué nos enamoramos del medio y el género en primera instancia, demostrando que lo sencillo y honesto no está al alcance de todo el mundo y que en su sencillez está su brillantez.

20 de marzo de 2017

Cave Carson Has a Cybernetic Eye de Rivera, Way y Oeming. Excelentes ingredientes para un guiso al que le falta cocción






































El tercer título del sello Young Animal de DC Comics tiene como protagonista a Cave Carson, un espeleólogo aventurero aparecido en 1960 en las páginas de The Brave and The Bold, a la estela del éxito de los Challengers of the Unknown. Infrautilizado durante décadas por la editorial, recibe el tratamiento de lujo al convertirse en el título que sigue la estela de la Doom Patrol y la nueva Shade, con un equipo creativo de lujo.



Dicho equipo creativo lo forman la pareja de guionistas formada por el desconocido Jon Rivera, apoyado en labores argumentales por Gerard Way, el supervisor de la línea editorial y guionista del título estrella del sello, Doom Patrol, junto al famoso dibujante Michael Avon Oeming, conocido sobre todo por ser la dupla artística junto a Brian Michael Bendis de Powers, el tebeo que puso en el punto de mira de la industria al guionista que lleva rigiendo los designios del universo Marvel en los últimos 15 años.



El resultado es un tebeo que aúna el pulp y la ciencia ficción, a Burroughs con Kirby en un relato entre el terror y la fantasía de una civilización subterranea, apoyado en el drama familiar entre un padre y una hija que deben encontrar puntos en común y un distanciamiento exacerbado por la muerte de la madre/esposa de ambos.



El problema, que la serie no alcanza el grado de sofisticación, maravilla y calidad de los dos títulos previos del sello Young Animal. Y no es un mal tebeo, pero se queda lejos de sus preceptos iniciales. Por poner un ejemplo, el arte de Oeming nunca ha brillado tanto como en esta serie, potenciado por el color lisérgico y pop de Nick Filardi. Pero el tebeo es un continuo deja vu de conceptos mil y una vez vistos en el género fantástico y de ciencia ficción, sin ninguna vuelta original o personalidad única que lo haga destacar, al menos en los cinco ejemplares publicados hasta el momento.



Mucho más llamativo es el extraño complemento de tres páginas realizado por el independiente Tom Slioci, que se convierte en un trasunto y reinterpretación del universo C que mezcla conceptos tan dispares como la línea de juguetes de DC de los años 80 llamada Superpowers con El Cuarto Mundo Kyrbiano y el Batman made in Tim Burton, con un estilo que recuerda en la forma al Little Nemo de Windsor McCay pasado por el prisma de Chris Ware tan adictivo como ininteligible.

18 de marzo de 2017

Star Wars: Obi Wan & Anakin de Charles Soule y Marco Checchetto. Rellenando huecos entre La Amenaza Fantasma y El Ataque de los Clones























Dentro de las nuevas series que Marvel Comics está editando de la franquicia galáctica de George Lucas, me alegra encontrar series que amplíen conceptos aparecidos en las denostadas precuelas galácticas y no solo centradas en la idolatrada trilogía original. Una de esas series es el Darth Vader de Gillen y Larroca, que aunque cronológicamente se encuentra entre los episodios IV y V, no duda en utilizar para adentrarnos en la mente de Vader y sus motivaciones, lo construido por Lucas en las precuelas con gran acierto.



La otra serie que quiere aprovechar lo planteado en las precuelas es Obi Wan y Anakin, guionizada por Charles Soule que ya se encargó de la excelente miniserie de Lando junto a Alex Maleev y que también es el responsable del peor título de estas nuevas series como es la centrada en Poe Dameron, aunque poco puede hacer Soule con el background de cartón piedra y nulo interés que ideó Abrams junto a Lawrence Kasdan.



En esta miniserie, Soule se adentra, apoyado por el interesante pero excesivamente abigarrado arte de Marco Checchetto, en el tiempo transcurrido entre La Amenaza Fantasma y El Ataque de los Clones, una época muy importante para entender la transformación de un Anakin niño inocente al adolescente arrogante que posteriormente vimos.

Soule divide la narración en dos partes: La primera es una aventura en un planeta remoto y desconocido, de interesante diseño, para asemejar lo ocurrido en dicho planeta visitado por Anakin y Obi Wan con los sucesos posteriores que vivirán ambos protagonistas con la caída de la República y la llegada del Imperio. El resultado, correcto pero poco más, ya que el discurrir de la historia no sorprende, salvo detalles puntuales y escasos que disfrutarán los que somos seguidores acérrimos del universo.



La segunda parte de la narración es harina de otro costal y donde está lo verdaderamente interesante de esta miniserie, ya que son flashbacks previos a la historia principal, donde descubrimos las dudas de un Anakin adolescente, su carga como Jedi y los deseos de abandonar la orden que tanto ansiaba cuando era un esclavo, además de ser testigos en primera persona de las primeras manipulaciones de un Senador Palpatine perfectamente plasmado por Soule.



En definitiva, una miniserie irregular, con una historia principal entretenida sin más, pero con unos flashbacks fundamentales para los verdaderos fans de la saga, sobre todo de los fans de las precuelas, con un apartado artístico con conceptos y diseños interesantes, pero carentes de una narrativa clara y ágil.

17 de marzo de 2017

Shade the Changing Girl de Cecil Castelucci y Marley Zarcone: Nihilismo lisérgico






















El segundo título bajo el sello Young Animal quizá era el menos atractivo a priori, ya que sus autores, la guionista Cecil Castelucci y la dibujante Marley Zarcone no tenían el caché o la popularidad de un Gerard Way, un Michael Avon Oeming o un Tommy Lee Edwards. A su favor, el ser una nueva interpretación/secuela de la mítica Shade el Hombre Cambiante de Peter Milligan y Chris Bachalo, uno de los títulos señeros pre-Vertigo de finales de los 80 que a su vez versionaba un concepto y personaje del revolucionario Steve Ditko.



El resultado, tras leer su primer arco argumental de seis episodios es una de las sorpresas más agradables de estos últimos meses. Un título redondo, más cercano a los trabajos de Charles Burns o Daniel Clowes, que a los primigenios títulos pre-Vertigo que la línea aspira a emular.



El tono turbio, cínico y demoledor del "American Way of Life" emparenta al título con los trabajos de Burns y Clowes. Un universo urbano de clase media donde el instituto es un campo de batalla infernal, sus alumnos bestias perversas con doble cara, sus padres meros suministradores de bienes y servicios y el pueblo natal una prisión que acaba con los sueños e ilusiones.



El trabajo artístico de Zarcone ayuda a aportar ese ambiente inhóspito y lisérgico al relato narrado por Castelucci, donde la visión idealizada de una alienígena de las casas de vallas blancas y jardines plácidos choca como un tren de mercancías ante una realidad nihilista donde nadie es inocente y todos son víctimas de una sociedad deshumanizada que nosotros mismos hemos ayudado a crear.



El relato, de múltiples capas y apasionantes relecturas, aporta una doble protagonista femenina apasionante, unos secundarios a los que se les puede sacar aun más partido del que ya hemos vislumbrado en los primeros seis ejemplares y sirve tanto como perfecto homenaje a la diferente y rompedora versión de Peter Milligan, como a ejemplo de que dentro de las grandes editoriales se pueden ofrecer tebeos tan diferentes y únicos como los realizados al filo de la industria del noveno arte.

16 de marzo de 2017

Kong: Skull Island. De Coppola a Frazetta






















Una de las cosas que hicieron que el estimable pero irregular remake de Godzilla realizado por Gareth Edwards no cuajara del todo en su estreno en el verano de 2014, fue la excesiva Nolanización del monstruo y su universo, donde el sentido de la maravilla y la diversión atronadora quedara sepultada bajo una capa de trascendencia y una excesiva fijación en los personajes humanos a costa de la criatura, cuando estos además no estaban lo suficientemente desarrollados como para que nos importaran.



Pero lo que si era meritorio y mucho, era el empaque visual que Edwards aportaba a la película, con imágenes poderosas, poéticas y evocadoras que quedaban grabadas en la retina del espectador. Jordan Vogt Roberts, el director de esta nueva aproximación al simio más famoso de la historia del cine, ha aprendido la lección y le ha quitado también el exceso de trascendencia y metraje que lastraba al King Kong de un Peter Jackson rebosante de ego y escasa autocrítica salido de la trilogía de los anillos, para entregar un espectáculo visualmente arrebatador que busca por encima de todas las cosas, aparte de ser el primer paso de una atractiva franquicia, entretener al espectador a toda costa.



Y Roberts lo consigue con un largometraje que es un inteligente mash-up de las ilustraciones de Frank Frazetta, las revistas pulp másculinas desde Weird Tales a True Men a la estereotipada Vietnam y sus soldados salidos del Apocalipsis Now de Coppola. Porque el viaje que emprenden estos exploradores en la mítica isla Calavera con reminiscencias del concepto de la Tierra Hueca que Lovecraft y Verne, por poner dos ejemplos, usaron en sus historias, es El Corazón de las Tinieblas reducido a su mínima expresión para una generación que aunque no conozca o haya visto los referentes de los que bebe esta oda a la cúltura pop del siglo XX, podrán disfrutar de un espectáculo más que digno.



Después de un ejemplar prólogo, más Weird Tales que nunca y unos fascinantes créditos iniciales que sirven como lección de historia, la película arranca con un primer acto donde nos presenta a nuestros estereotipados pero eficaces protagonistas y aventureros y demuestra el poderío visual y el ritmo de un director dotado para espectáculos de esta índole.



Tras la mejor escena de la película, el primer encuentro de Kong con el equipo -una escena de acción que puede pasar a los anales- y descubrirnos una Isla Calavera tan bella y artificiosa en el buen sentido como peligrosa y atractiva, la película avanza en su segundo y tercer acto por lugares más comunes y perdiendo a veces la oportunidad de desarrollar los atractivos conceptos que en su primer acto plantea.



Pero eso no quita para que la diversión pare, con set-pieces de acción excelentes y unas criaturas verdaderamente impresionantes, gracias a los magos de ILM, convirtiendo al largo en una golosina visual, un entretenimiento primitivo y visceral que tras sus creditos finales nos depara una sorpresa, que esto solo es el primer título de una nueva franquicia y que Kong no es el único monstruo que invadirá nuestra cartelera próximamente. Misión cumplida y un blockbuster que demuestra que el entretenimiento descerebrado pero autoconsciente no va reñido con la calidad final del producto.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...