31 de enero de 2014

The Amazing Spiderman 2: 1º parte del trailer de la SuperBowl

OMG!


30 de enero de 2014

El Consejero: El thriller existencialista de Ridley Scott y Cormac McCarthy


El nuevo trabajo de Ridley Scott ha pasado por nuestras carteleras sin pena ni gloria. Estrenada en Noviembre, recibida con frialdad por el público que la sacó de las carteleras en un visto y no visto, y mayoritariamente aplastada por la crítica, aunque alguna voz ha salido a favor de la misma. ¿Cómo ha podido ocurrir que un trabajo firmado por Scott y escrito por el novelista Cormac McCarthy, ganador de un Pulitzer y alabado por la misma crítica que le ha sentenciado y con un reparto de verdadero lujo haya sido ignorada y vapuleada?

Yo no pude verla en su estreno cinematográfico, ya que en el momento que me dispuse a ir a verla había desaparecido de la cartelera. Y ahora, con su estreno en Bluray es posible ver la versión del director, con 20 minutos de escenas adicionales y sin censura. Mi opinión: una película a contracorriente, con aciertos puntuales pero cuyos errores son superiores a sus escasos aciertos.



La historia de El Consejero nos mete en la trama sin casi saber nada de los personajes y la trama, casi como si hubieramos entrado en la vida de estos personajes de manera fraudulenta, cual voyeurs de unos individuos que solo conocen una cosa, el dinero. Y no porque les falte, todo lo contrario, sino por su tremenda codicia.

El protagonista es El Consejero, interpretado con acierto por Michael Fassbender, un abogado del que desconocemos su nombre, cuyos clientes son personas de dudosa reputación. Uno de ellos es el personaje interpretado por un sobreactuado Javier Bardem, que le ofrece un jugoso negocio de tráfico de cocaína relacionado con el cártel que maneja Ciudad Juarez, famosa ciudad Mexicana pegada al estado de Nuevo Méjico que es donde transcurre la acción. Este negocio llevará a todos los personajes de la trama a su perdición.



En paralelo a esta trama, tenemos la historia de dos hombres y sus respectivas mujeres, una rubia (Cameron Díaz) y una morena (Penelope Cruz), la primera fría y calculadora y la segunda inocente e ingenua de manera consciente o inconsciente dependiendo de los ojos del espectador. La primera es la novia del personaje de Bardem, y la segunda la prometida del personaje interpretado por Fassbender, una mujer que vive en la inopia y no se entera o no le interesa interesarse por los negocios de su futuro marido. Ambas le sirven al escritor Cormac McCarthy para representar a la mujer completa, o la mujer completa según la visión misógina del novelista.

Y en paralelo también tenemos a Brad Pitt, una especie de intermediario entre Fassbender y Bardem y el cártel de la droga. Pero tampoco sabemos mucho más de todos ellos, porque McCarthy no nos dice mucho más de unos personajes que rozan el estereotipo peligrosamente y que sirven únicamente como peones para demostrar al espectador la caída a los infiernos de unos personajes que viven única y exclusivamente por el dinero y el poder.



El problema del guión de esta película es que lo que sirve para una novela no es trasladable al lenguaje cinematográfico y "El Consejero" es una dura lección para McCarthy. La película no tiene su punto de giro hasta los 80 minutos de proyección y eso para un largometraje que alcanza a duras penas las dos horas y cuarto de metraje es un suicidio narrativo.

A lo largo de 80 minutos, el espectador ve revolotear a lo largo y ancho de la pantalla, a unos personajes despreciables y a los que no hay manera de agarrarse a ellos de manera emocional soltando largos soliloquios y diálogos interminables sin que la trama aparente avanzar. Y no es que lo que digan no sea interesante, que lo es, sino que está tan metido a calzador para reforzar la idea que nos quiere transmitir McCarthy, que acaba con la paciencia de cualquier espectador. 



A partir del punto de giro de la trama, casi la última hora de la proyección, la película consigue arrancar la emoción del espectador. El problema es que ya has desconectado de la historia y de sus personajes y aunque esa última hora final tenga grandes momentos como el tiroteo y el asalto al camión en un desierto o el destino aciago de varios personajes del relato que te provocan en un escalofrío en el cuerpo, ya es demasiado tarde.

Scott dirige con brío y su impecable sentido de la estética y la mitad del reparto está brillante, como Michael Fassbender y sobre todo una implacable y malísima hija de puta que es la femme fatale interpretada por una Cameron Díaz que se come la pantalla (aunque la escena del Ferrari es de dar de comer aparte). En contra, tenemos a Javier Bardem y Penelope Cruz, que deslucen la parte actoral. El primero, porque decir que está excesivo es quedarse corto y la segunda, porque su personaje está tan poco desarrollado que tampoco da para mucho más.



Una pena, porque el tono y el fondo de la historia es fascinante y escalofriante. Pero McCarthy está tan pagado de si mismo que cree que todo lo que sale de su pluma es oro. Y Scott está tan ensimismado en la prosa del escritor que se olvida de las normas básicas del lenguaje cinematográfico. Decir que es una mala película sería faltar a la verdad, porque por lo menos es un ejercicio arriesgado y diferente pero trístemente el resultado está muy por debajo de las expectativas. Os recomiendo verla, porque aunque fallida, contiene en sus largas dos horas y cuarto, elementos y momentos que valen más que el 90% del cine que consumimos habitualmente.

20 de enero de 2014

Aquaman de Geoff Johns, Ivan Reis y Paul Pelletier. Los mejores tebeos de la nueva DC


Que Geoff Johns está de capa caída es un hecho. Solo hace falta leerse el final de su larga etapa al frente de Green Lantern, sus Justice League o Forever Evil, un refrito en muchos aspectos del JLA Tierra 2 de Morrison y Quitely. Pero hubo un buen Geoff Johns, aquel que devolvió la frescura a supergrupos como la JSA o los Jóvenes Titanes o personajes como Flash o Green Lantern, ya que esta última fue uno de los mejores reinicios de un personaje de la historia del cómic hasta que terminó la saga de los Sinestro Corps y la serie fue decayendo proporcionalmente, a medida que aparecían nuevos anillos de colores.


Pero dentro de esta mediocridad en la que se ha asentado el escritor, todavía podemos encontrar destellos de ese buen guionista que fue, incluso dentro de los nuevos 52. Y Aquaman es una buena prueba de ello, sobre todo tras leer completa su etapa al frente del personaje menos querido de la historia de los superhéroes.


Porque seamos sinceros, a nadie le interesaba Aquaman. Un personaje que nunca ha sido un fan favourite y quizás el eslabón más débil de todos los personajes icónicos de DC Comics. Pero Johns, que ya comenzó a darle mayor protagonismo y enjundia en el último megacrossover antes de los Nuevos 52, El Día Más Brillante, consigue lo mismo que hizo Mark Waid con Kazar en los años 90 para Marvel, un tebeo muy entretenido y un personaje que bien planteado puede dar mucho de si.


La etapa de Johns, 25 ejemplares, más un número 0, se puede dividir en cuatro partes bien diferenciadas, pero que leídas en su totalidad demuestran un trabajo planteado a largo plazo. La primera saga de la colección, que corresponde a los números 1 al 6, sirve a Johns para cambiar la percepción que tenemos del personaje y su entorno, incluso se permite la licencia de reírse de la concepción que tiene el público sobre él, en una historia que tiene reminiscencias de La Niebla de John Carpenter, además de plantear la razón de ser de un personaje que se siente fuera de los dos mundos a los que pertenece y desarrollar también a Mera, la pareja de Aquaman y que ya había comenzado a plasmar en El Día Más Brillante.


Tras esta saga introductoria llegamos a Los Otros, quizás el mejor arco argumental de la colección, donde Johns hace un nuevo ejercicio de retrocontinuidad, presentando al supergrupo del que formó parte Arthur y del que fue su líder, Los Otros, un secreto que ha ocultado a Mera y a todos los que le rodean, debido a un fantasma del pasado relacionado con Black Manta.


Estos 13 números, más el consabido número 0, donde Johns aprovecha para recontar el nuevo orígen del héroe, fueron dibujados por Ivan Reis, quizás el mejor dibujante de tebeos de superhéroes en el sentido más clásico del término que tiene DC Comics en la actualidad. Y Reis da el 200% de si mismo en estos tebeos, entregando su mejor trabajo hasta el momento.


Tras un fill-in de Pete Woods, que sirve de prólogo para el crossover con la serie de la Liga de la Justicia, la saga El Trono de Atlántis, Ivan Reis abandona el título para irse con Johns al best-seller de la editorial, La Liga de la Justicia. Y El Trono de Atlantis, aunque se cruce con la Justice League, es una historia cien por cien de Aquaman. Una saga espectacular gráficamente y en la que Aquaman debe enfrentarse a su hermano, rey de Atlantis y proteger a la Tierra. Una saga que te retrotrae a las mejores aventuras-evento a la vieja usanza. El trabajo gráfico en la serie regular de Aquaman, corre a cargo de Paul Pelletier, un dibujante correcto sin más, que da todo lo que puede dar para intentar hacernos olvidar a Ivan Reis, pero no lo consigue.


Todas las tramas y subtramas que lleva desarrollando Johns a lo largo de 18 números, culminan en la última saga de la colección, donde conocemos al olvidado 1º rey de Atlantis y las mentiras alrededor de su muerte. Un final de saga que cierra todas las subtramas abiertas, coloca en una nueva posición al héroe y que deja abierta una sola trama que culminará en un futuro cercano en las páginas de La Liga de la Justicia. Una decisión absurda ya que su lugar debía ser las páginas de Aquaman, pero Johns abandona su mejor título, a favor del contenedor de eventos que es Justice League (una serie sin dirección propia). Y a lo mejor es lo mejor que le puede pasar a esta etapa, ya que alargarla hasta la extenuación podría desembocar en un nuevo Green Lantern.

16 de enero de 2014

Oscars 2014: Mis favoritos


Como ya sabréis, la Academia de Hollywood ya ha presentado quiénes son los nominados este año a ese espectáculo caduco que son los Oscars, los premios más famosos de la industria del espectáculo, que casualmente casi nunca premian las mejores películas del año. ¿Alguien recuerda sin revisar IMDB, qué películas han sido galardonadas estos últimos 5 años?

Pero como siguen llamando la atención, por lo menos en los próximos 2 meses, dejo aquí mis favoritos a los premios de la Academia, dentro de las categorías principales.


Mejor Película: "El Lobo de Wall Street"

La mejor película de Scorsese desde Casino, es la demostración flagrante de que un septuagenario sigue dándole sopas con honda a todos los nuevos talentos del Hollywood actual. Vibrante, provocadora y muy inteligente, esta sátira alocada del mundo de las finanzas es la mejor película de entre todas las nominadas y la demostración de que Scorsese es un dios del cine.


Mejor Director: Martin Scorsese

Por mucho que Cuarón nos haya dejado con la boca abierta con el experimento visual que es Gravity, creo que el trabajo de un director no solo es mover la cámara y planificar de manera absolutamente prodigiosa, sino que es el responsable final de la película en su conjunto. Y si algo le falta a Gravity es equilibrio entre el virtuosismo técnico y la historia que nos cuenta. Y Scorsese equilibra un despliegue técnico de primera con una historia que te atrapa durante unas nada largas 3 horas.



Mejor Actor: Leonardo DiCaprio

Si hay un actor menospreciado por la Academia ese es Leonardo DiCaprio. Da igual que el mejor actor actual haya entregado papelones absolutos en películas tan extraordinarias como Atrápame si Puedes, El Aviador o Django Desencadenado. Parece que la Academia sigue pensando que es el ídolo de adolescentes que fue tras Titanic. Pero este año DiCaprio lo borda, en una interpretación que saca el lado más salvaje del actor, sin llevarle al histrionismo exacerbado de un Nicholson o Pacino desmadrados. No hay nadie que este año le pueda hacer sombra.


Mejor Actriz: Amy Adams

Mira que le tenía tirria a Amy Adams, con su aspecto de Miss Peggy. Pero poco a poco ha ido demostrando que es una magnífica actriz. The Master o The Fighter lo atestiguan. Pero en American Hustle es incontestable. Un personaje y una interpretación perfecta y una presencia magnética que más de una actriz querría.


Mejor Actor Secundario: Bradley Cooper

Bradley Cooper está genial en American Hustle, y su personaje tiene algunas de las mejores escenas del filme de David O. Russell, aparte de que el año pasado me quedé con las ganas de que desbancara al Lincoln de Day Lewys con su personaje en la magistral Silver Linings Playbook. 


Mejor Actriz Secundaria Jennifer Lawrence

Si el año pasado se ganó con creces su Oscar a mejor actriz principal, Jennifer Lawrence se merece este año el de mejor secundaria. Su presencia en American Hustle y sus escenas, eclipsan a todo actor o actriz que esté a su alrededor. Y teniendo a intérpretes de tanta magnitud o calidad como Christian Bale, Amy Adams o Bradley Cooper, no es tarea fácil.


Mejor guión original: "Her" de Spike Jonze

Si hay un guión que se merece todos los premios habidos y por haber es el de la nueva propuesta del inclasificable Spike Jonze. La historia de amor entre un hombre solitario y su sistema operativo sirve como pretexto para aproximarnos a lo que significa el amor y las relaciones entre seres humanos, además de servir como fiel reflejo al mundo al que nos estamos aproximando, donde las fronteras entre lo real y lo virtual cada vez están más desdibujadas.


Mejor guión adaptado: "Antes del Anochecer" de Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy

Y de relaciones humanas también trata el mejor guión adaptado del año. Final de la mejor trilogía romántica de la historia y un reconocimiento a 20 años y 3 películas que deberían ser descubiertas por el mayor número de gente posible. Un guión honesto, sincero y melancólico que brinda a sus protagonistas, también guionistas, quizás las mejores líneas que han interpretado en su vida.

15 de enero de 2014

The Flash de Francis Manapul y Brian Buccellato. Los mejores tebeos de la nueva DC


Una de las críticas más extendidas entre los aficionados a DC Comics es que estos Nuevos 52 han devuelto a la longeva editorial y a sus personajes, al abismo de la oscuridad mal entendida que fueron los esfuerzos de las grandes editoriales, Marvel y DC, en los años 90 para contrarrestar los infantilizados y agresivos tebeos de la recien nacida Image Comics. Y esto es verdad en gran parte de lo que ofrece DC Comics en la actualidad, en los que el lector se hastía de versiones ennegrecidas de los otrora brillantes y luminosos personajes, violencia gratuita y pesimismo por doquier.

Pero dentro de esta editorial aun podemos encontrar un hálito de esperanza, un regreso a esa luminosidad que fue característica del género hasta la llegada de Miller y Moore a finales de los 80, a tebeos que pueden ser disfrutados por igual por niños y por adultos. Y el mejor ejemplo de todos ellos es este Flash de Manapul y Buccellato.



Ambos autores, coguionistas de este regreso a los orígenes del velocista escarlata, nos traen de vuelta un tebeo que bien podría haber pertenecido a la época dorada de los años 60 y 80 de Marvel Comics, y su mejor reflejo sería Spiderman. Porque aquí Barry Allen, al igual que Peter Parker, es el verdadero protagonista de la colección y si para la serie de Spiderman, la ciudad de Nueva York es también protagonista fundamental, aquí lo es Central City, la ciudad en la que habita Flash y todos los personajes que funcionan alrededor de él.


Desde el primer momento, Central City es una ciudad que respira vida, al igual que los habitantes de la misma, los cuales no son mero relleno para las batallas del héroe. Y Barry Allen tiene una vida tan interesante o más en su calidad de civil, que como el héroe Flash. Tanto el pasado del personaje, vislumbrado en el número 0 y trístemente no desarrollado por los autores ya que abandonan el título, como su relación a dos bandas entre Patty, su novia actual, y su verdadero amor de toda la vida Iris Allen, son el motor de la colección, al igual que lo era el juego a dos bandas que se traía Peter Parker entre Gwen Stacy y Mary Jane Watson.


Pero el resto de personajes secundarios de la colección están igual de bien tratados, tanto los villanos, tanto la galería principal de villanos del personaje como el Capitán Cold y el resto de The Rogues, los cuales no son meros villanos de vodevil, sino personas de carne y hueso cuyas acciones, sean malas o no, tienen una justificación muy humana. 

Lo mismo podemos decir de Gorilla Grodd, este muy relacionado en esta nueva versión con el enigma de la Fuerza de la Velocidad, motor de la colección y que da los mejores momentos de ciencia ficción pura y dura a un tebeo que oscila perfectamente entre lo urbano y la ciencia ficción.


Pero de todos los villanos, el que se lleva la palma es la nueva versión del Flash Reverso, entregando la mejor historia de la colección en los seis últimos y vertiginosos números de la etapa de ambos autores. En ella confluyen los dos años de colección y demuestra el trabajo previo de ambos autores.


Y no se puede hablar de esta serie pasando por alto el trabajo gráfico de Francis Manapul, que desde el primer momento te deja con la boca abierta con unas páginas que son pura filigrana visual, que auna lo mejor de la composición visual de un J.H. Williams, con el delirio pop del fallecido Carmine Infantino, el padre visual de Barry Allen.



Manapul y Buccellato abandonan la colección en el número 25 de la misma, con un crossover obligado con el omnipresente Año Cero de Batman, pero hábiles como son ellos, lo relacionan perfectamente con lo que han estado contando sin que chirríe, demostrando además que ambos autores son candidatos perfectos para tomar las riendas de Detective Comics, la señera colección de Batman, el nuevo destino de una pareja artística a la que habrá que seguir con verdadero interés.

13 de enero de 2014

Green Arrow de Jeff Lemire y Andrea Sorrentino. Los mejores tebeos de la nueva DC


Al pobre Flecha Verde le tocó bailar con la más fea con la llegada de la nueva DC. Si en las tres últimas décadas había sido un personaje mimado por la editorial, con etapas tan interesantes como la realizada por Mike Grell entre finales de los 80 y principios de los 90, o ya en el nuevo siglo con el relanzamiento que supuso la nueva serie regular comenzada por  el mediático Kevin Smith y continuada con brío e ingenio por Brad Meltzer y el olvidado Judd Winick.

Pero no, Dan Didio decidió que Green Arrow no era un personaje interesante y con potencial, porque si Wonder Woman tenía a Azzarello y a Chiang, Flash a Manapul y a Buccellato y Aquaman a Geoff Johns e Ivan Reis, Green Arrow se merecía a DAN JURGENS.


Si Jurgens ya era un autor pasado de rosca en los años 80 y 90, mediocre como pocos y que de chiripa tuvo la suerte de estar dentro de La Muerte de Superman, todos sabíamos que su calidad tiraba a media/baja. Y eso es lo que fueron sus pocos números de este relanzamiento del personaje, del que creo que leí un par de ellos y la llegada de una Ann Nocenti muy por debajo del nivel que tuvo en la Marvel de los 80 (Longshot o su Daredevil con Romita Jr. por poner un par de ejemplos), tampoco tuvo la relevancia que Oliver Queen se merecía.

Casualidades de la vida, la división de televisión de DC Comics si que confío en el personaje al estrenar a finales de 2012 la serie Arrow, una revisitación y rejuvenecimiento del personaje muy influenciada por el Batman de Nolan y el Smallville televisivo que hizo saltar las alarmas de la editorial. Green Arrow gusta si está bien hecho y ahora no tenemos un producto comiquero a la altura de las circunstancias.

Dicho y hecho, en febrero de 2013, la editorial rebooteo al personaje en el número de 17 de su nueva colección, casi empezando de cero, con un equipo artístico a la altura de la nueva fama televisiva del personaje: Jeff Lemire y Andrea Sorrentino.

Lemire, un escritor proveniente del sector independiente, fue uno de los autores dentro de los nuevos 52 que sorprendió a propios y extraños con su Animal Man, que aunque bebía de conceptos inventados en los 90 por autores como Jamie Delano y Peter Milligan, era capaz de mezclar dichos ingredientes y entregar un producto contemporáneo y parcialmente novedoso. Y lo mismo ha hecho con Green Arrow.


Porque no nos engañemos, su Green Arrow bebe de muchas fuentes, fácilmente reconocibles si eres un devorador de cultura popular. La primera de ellas es la propia serie de televisión Arrow, seguida por un concepto que se ha repetido hasta la saciedad, como es el "back to the basics" que pusieron de moda Miller y Mazuchelli con la seminal Born Again, donde desnudaban al personaje de todos sus elementos característicos y de un mundo demasiado familiar y rutinario tanto para el personaje como para los lectores, para darle un nuevo impulso y hacerle renacer. Y eso es lo que va a vivir este joven Oliver Queen (sigo echando de menos al Oliver cuarentón y mujeriego de toda la vida), aderezado con unos toques de mitología y misterios digna de Lost (esa isla repleta de secretos).

Pero no solo eso es meritorio dentro del tebeo de Lemire, sino que este con gran facilidad comienza a utilizar personajes y conceptos de la historia de la editorial, modernizándolos e integrándolos sin que chirríen nada, como la introducción de Shado, Richard Dragon o The Butcher, personaje olvidado, creado por el también olvidado guionista Mike Baron en una miniserie de 5 números que publicó DC en el año 1990 si la memoria no me falla. Sin olvidar que el autor se ha tenido que comer dos eventos absurdos de DC Comics, el mes de villanos e integrar con calzador a Green Arrow dentro del Año Cero de Batman, sin que eso dañe al arco argumental que el escritor está intentado narrar.


Y lo mejor de todo esto es que el trabajo gráfico está a la altura de la adictiva lectura que nos propone Lemire, Andrea Sorrentino, dibujante italiano que tras su magnífico trabajo artístico en el por otra parte prescindible tebeo Yo, Vampiro, llena las páginas de composiciones arriesgadas, un uso del color basado en las emociones del relato y de los personajes, entregando uno de los trabajos más bellos que se pueden encontrar en un tebeo mainstream, junto al trabajo de Pulido y Aja en Ojo de Halcón para Marvel, curiosamente otro tebeo de un arquero.

El Green Arrow de Lemire y Sorrentino no es un tebeo que vaya a reinventar el género, ni falta que le hace, porque es un tebeo condenadamente divertido y que esperas con ganas cada mes. ¿Qué más le puedes pedir a un tebeo de superhéroes?


10 de enero de 2014

One Trick Rip-Off y Battling Boy: Pasado y Presente de Paul Pope






































Paul Pope es uno de los mejores autores que han aparecido en la escena americana en las dos últimas décadas. Un autor completo, diferente a cualquier autor de su generación y cuyas influencias como artista pasan por el manga y el cómic europeo y que ha dejado su huella también en el mundo de la música y la moda, sin dejar pasar la ciudad y el ambiente que más le ha marcado, Nueva York.


Curioso que hayan coincidido en el tiempo y sobre todo en mi pila de tebeos, las primeras y la última obra de Paul Pope, One Trick Rip-off and Deep Cuts, donde la editorial Image ha recopilado las primeras obras de los años 90 de Pope y Battling Boy, la nueva propuesta personal del autor, principio de una saga donde el objetivo es traer de vuelta el cómic a todos los públicos.


One Trick Rip-Off no es una obra maestra, ni muchísimo menos. Pero si que sirve para conocer los comienzos de un artista que tenía muy claro desde el principio lo que quería. Y si la primera historia, que da título al recopilatorio tiene reminiscencias de la obra de Tarantino y también sirve como precursora de dos obras mayores y posteriores del autor, como Heavy Liquid y 100%, el resto del volumen, dentro de las Deep Cuts, relatos cortos que realizó para diferentes editoriales y que están influenciadas por la ciudad o país donde residía el autor en dicho momento, ya que el entorno urbano y la moda es uno de los valores fundamentales de su trabajo y que curiosamente no envejece ni queda caduco. A destacar la historia realizada para la editorial japonesa Kodansha y que demuestra que Pope, en su acercamiento al Manga, no se deja llevar únicamente por el estilo japonés y lo llena de sus influencias multidisciplinares, tanto, que su relación con Kodansha no llegó a buen término tras entregar Pope su trabajo.


Pero los malentendidos editoriales no los ha tenido solo con Kodansha, sino más recientemente con DC Comics, su hogar creativo desde finales de los 90, con la publicación de Heavy Liquid y que ha sido la génesis creativa de lo que hoy es Battling Boy.



Pope realizó dos obras urbanas e influenciadas por el cyberpunk de William Gibson, Heavy Liquid y 100%, sobre todo la primera de ellas, pero el espaldarazo definitivo de Pope ante el gran público fue su Batman Year 100, una visión de un futuro Batman, que contra todo pronóstico, para aquellos que no conocían la obra de Pope. Tras esta magistral obra, Pope se embarcó en una de las mejores decisiones que ha tenido la DC de Dan Didio, Wednesday Comics, serie de 12 números que traía de vuelta los dominicales de la Kings Feature Syndicate, con un plantel de autores apabullante y donde Pope recreó al estilo del Flash Gordon de Raymond las aventuras de Adam Strange, una obra que le obsequió con múltiples premios de la crítica.


Tras este trabajo, Pope decidió ofrecerle a DC una nueva versión de Kamandi, el chico salvaje de un futuro post-apocalíptico imaginado por Jack Kirby en los años 70 y convertirlo en un tebeo para todos los públicos, una palabra que para Didio y cía era peor que si se les mentara a la madre. La respuesta fue no, porque para la cúpula editorial de DC, un tebeo para todos los públicos no vale nada y lo que vende es la oscuridad, los dientes apretados, los grandes pistolones y sangre a cada página. Pero ellos se lo pierden.


Y así ha llegado Battling Boy a ser editada por First Second, manteniendo la propiedad Paul Pope. Y este primer tomo es el comienzo de la obra más ambiciosa del autor. Un tebeo que puede ser disfrutado por niños como por adultos, con unos personajes bien trazados desde un principio y una mezcla irresistible entre tebeo de superhéroes, ciencia ficción, mitología y pulp, mucho pulp, convirtiendo a Haggard West y su hija Aurora West en mis personajes favoritos del año.


Pope nunca ha sido un autor muy conocido en nuestro país y sus obras han pasado algo de pasada dentro de nuestra realidad editorial. Parece que la publicación ayer mismo de Battling Boy en nuestro país ha llamado más la atención que obras anteriores. Esperemos que sea así y que sirva para que los aficionados españoles lean y compren trabajos anteriores de uno de los mejores autores del cómic actual.



9 de enero de 2014

Batwoman de J.H. Williams III y W. Haden Blackman. Los mejores tebeos de la nueva DC


Si ha habido una serie extraña y diferente dentro de la DC Comics del siglo XXI ha sido Batwoman. Una nueva interpretación de un personaje casi olvidado de los inicios de la editorial y que fue reintroducido en el último crossover de DC Comics que fue aplaudido unánimemente por público y crítica, la serie semanal 52.

Rodeado de la polémica, ya que Kathy Kane, Batwoman es homosexual y los medios haciéndose eco de la noticia (a veces parece que seguimos viviendo en la Edad Media) el personaje fue recibido con agrado por el público y su historia continuó de la mano de Greg Rucka a los guiones y J.H. Williams en el arte, dentro de la colección Detective Comics, aprovechando que Batman estaba muerto y danzando por el tiempo en la etapa de Morrison.



La etapa de Rucka y Williams fue espléndida, tanto por el acertado guión de Rucka, un guionista siempre infravalorado y por el esplendoroso arte de Williams que siguió demostrando que lo realizado en Promethea junto a Alan Moore no fue fruto de la casualidad.

Pero Detective Comics volvió a ser terreno del murciélago tras su regreso de entre los muertos y Rucka abandonó al personaje y la editorial. Pero Williams que es un culo inquieto, decidió que el guionizaría a la par que ilustraría las nuevas andanzas del personaje, ayudado en los guiones por W. Haden Blackman en lo que sería la primera serie regular del personaje, con fecha de aparición Noviembre de 2010.



Y apareció en dicho mes un número 0. Pero los siguientes números presolicitados nunca aparecieron. Hasta septiembre de 2011, cuando comenzó The New 52. Que el retraso fuera por culpa de la lentitud de Williams para realizar una entrega mensual (algo lógico visto el trabajo que realiza el dibujante) o que DC decidiera tener más repercusión con la nueva etapa editorial nunca se sabrá.

Lo que si sabemos es que la colección volvió con las otras 51 series de la nueva DC y si el trabajo de Williams a los lápices es espectacular, su trabajo como guionista junto a Blackman fue irregular. Los aspectos positivos narrativamente hablando fue sobre todo la facilidad y la naturalidad con la que los autores trataron la relación entre nuestra protagonista y su nuevo amor, Maggie Sawyer, capitana de policía de Metrópolis (el personaje fue creado por John Byrne en su etapa de Superman). Una relación de pareja que no desmerece en absoluto lo que pueda ser visto en otros tebeos de corte más independiente como el alabado El Azul es un Color Cálido. Y hacerlo en un tebeo mainstream no es moco de pavo. Y seguramente les trajo problemas, de lo que hablaré más adelante.



El otro gran acierto fue la introducción de la Agente Chase (personaje cocreado por el propio Williams junto a Doug Moench en el número 550 de la serie regular de Batman en los años 90 y que tuvo una corta pero interesante serie regular propia también en los 90) y Mr. Bones y la organización para la que trabajan, un trasunto del Shield de Marvel, pero mucho más turbia. Los juegos de poder que se traen entre manos es lo que más te atrapa de la colección.

Pero las tramas principales que sustentan la colección flojean. Y flojean porque se hacen demasiado largas y a veces Williams y Blackman se lían ellos solos, con tebeos muchas veces con exceso de textos de apoyo y un trabajo pictórico maravilloso desde el punto de vista plástico de Williams, pero irregular en el aspecto narrativo.



Williams no fue capaz de mantener el ritmo mensual y la serie tuvo dibujantes de relleno para poder mantener la periodicidad mensual. La primera elegida fue Amy Reeder, dibujante a la que conoceréis si leísteis la corta pero interesante serie de Madame Xanadu que guionizó Matt Wagner para el sello Vertigo hace unos 3 años. Y si en la serie de Wagner pegaba, aquí no lo consigue. Su sustituto a los fill-in, que acabó convirtiéndose en el dibujante regular de la colección, tras el abandono definitivo de Williams en el arte de la colección tras el número 18, Trevor McCarthy, consiguió lo imposible, ser un dibujante más adecuado que el propio Williams, y no porque fuera mejor que Williams (algo practicamente imposible, ya que Williams es de lo mejor que tiene la industria en estos momentos), sino que narrativamente era mejor complemento para la colección.

El abandono de Williams de los lápices puede haber sido por varios motivos. El primero su lentitud, el segundo su incorporación a la precuela de Sandman que comenzó el pasado Octubre junto a Gaiman y el tercero y yo creo más importante, el desgaste de las decisiones editoriales de Dan Didio y compañía.



A finales de este verano y de manera repentina, supimos que Williams y Blackman abandonaban la colección en su número 25 por diferencias editoriales. Dichas diferencias editoriales fueron la relación entre Kathy y la capitana Sawyer, que parece que iban a desembocar en boda según los planes de Williams y Blackman y que debieron espantar a las "liberales" mentalidades del staff editorial de DC Comics (una superheroína lesbiana está bien para tener cobertura mediática, pero que la cosa no se ponga tan seria) y la presión de DC de incorporar cada vez más a Batman y el universo del murciélago dentro de una colección que iba a su bola completamente del resto de personajes de Gotham City

Casualmente, la última saga de este equipo creativo y de la que también casualmente Williams ya no dibujó ningún ejemplar (¿distanciamiento?) incorporaba a Batman como elemento central de la trama. Y la saga estaba muy bien. Tras las solicitaciones del Previews, descubrimos que el último número del equipo creativo sería el 24 y no el 25, ya que este último iba a estar integrado dentro del Año Cero del Batman de Scott Snyder y que el nuevo guionista iba a ser Marc Andreyko. Y al llegar al número 24, la historia queda inconclusa.


Todavía es pronto para saber si esta historia la continuará Andreyko, ya que el número 25 es una historia del pasado del personaje y el 26 no lo tengo en mi poder todavía. Pero trístemente este es un ejemplo más de la incompetencia de la cúpula editorial de DC Comics. Puede que Batwoman no fuera un tebeo perfecto, pero era diferente y original y sus virtudes eran mucho mayores que sus defectos. Desde aquí mi apoyo incondicional al trabajo realizado por Williams, Blackman y Trevor McCarthy y mis esperanzas a la etapa Andreyko, guionista infravalorado y máximo responsable de una de las mejores series que ha dado DC en los últimas décadas, Manhunter.


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