Y Dexter terminó. Así, de repente, tras siete años en antena y ocho temporadas que pueden haber sabido a poco o a demasiado, dependiendo del grado de implicación y cariño que se le haya tenido al mejor asesino en serie de la historia, un Michael C Hall en estado de gracia que nos ha hecho plantearnos nuestra humanidad, al seguir, año tras año, a un alma torturada que tras presenciar la violenta muerte de su madre de pequeño, es adoptado por un policía que le enseña a canalizar sus instintos asesinos hacia aquellos que se lo merecen, en el fondo un Batman extremo con doble identidad.
Su final no ha venido exento de polémica, con una temporada final que no ha sido del gusto de todos y una season finale que ha irritado a la gran mayoría de sus seguidores, pero donde el personaje ha tenido el destino que debía de tener y que en el fondo se merecía.
Cierto es, que la serie ha distado siempre de ser perfecta. Exceptuando la magistral cuarta temporada que debería quedar desde ya en los anales de la historia de la televisión, la serie siempre ha sido algo tramposa (Dexter casi siempre se salvaba de ser descubierto de maneras harto rocambolescas), quizás han sido demasiadas temporadas y ha sido víctima de su propia estructura.
Porque hasta su cuarta temporada todo había funcionado a la perfección. Asesino en serie por temporada que servía de némesis de Dexter y también como oscuro reflejo de si mismo y un desarrollo de su entorno (Debra, Matsuka, Quinn, LaGuerta, etc...) que eran realmente, junto con el pasado y la personalidad de Dexter lo que hacía que siguieramos con verdadera adicción y sufrimiento las correrías de este asesino que en el fondo solo quería ser como los demás.
El problema vino en el momento que la estructura fue una losa para sus creadores. Todas las temporadas tenían que tener un nuevo asesino en serie y era imposible superar al insuperable Trinity interpretado por John Lithgow en la cuarta temporada, sino que se lo digan a Colin Hanks y Edward James Olmos, los odiados asesinos bíblicos de la sexta temporada.
Pero también es cierto que sus finales siguieron siendo de aupa, sobre todo en la sexta y séptima temporada. El primero, el descubrimiento de Debra de la verdadera identidad de su hermano y la séptima, con Debra matando a LaGuerta y convirtiéndose en una socia, encubridora y en el fondo una extensión y proyección del propio Dexter.
Si la séptima temporada ya abría demasiadas subtramas para despacharlas de manera algo chusca, aunque los guionistas conseguían conectarlas todas con la trama principal, esta última temporada ha sido la más evidente, quizás también porque los espectadores somos menos permisivos cuando una historia está a punto de terminar, y sino que se lo digan a los creadores de Lost, Galactica o Los Soprano.
Esta octava temporada tenía demasiados frentes abiertos: la traumatizada y a la deriva Debra tras matar a LaGuerta y ocultar lo ocurrido, un nuevo asesino en serie, la aparición de la doctora Vogel, la doctora Frankenstein de Dexter, el regreso de Hanna McKey y el comienzo de la posible redención de Dexter o ese repelente adolescente asesino, un Robin para este Batman/Dexter que es despachado con demasiada celeridad. Igual que la doctora Vogel, el trauma de Debra (en apariencia) o la muerte de la propia LaGuerta.
Pero quitando el exceso de subtramas (que en general las ha tenido siempre la serie) el camino de Dexter, que es lo que importa, el camino del héroe o antihéroe, aquí figura trágica por excelencia ha sido excelente y su destino el más lógico con quién es el personaje, de dónde viene y hacia dónde debería ir.
Porque todos nos hemos acostumbrado a Dexter, se ha convertido casi en parte de tu familia y en el fondo hemos visto como se ha ido domesticando, ha descubierto que la fachada que se había creado como persona "normal" le había gustado y sobre todo ha descubierto que tiene sentimientos reales hacia su hijo Harrison, su hermana Debra y Hanna Mckey y que tiene una posibilidad de rehacer su vida, dejar atrás su pasado y ese "Dark Passenger" que vive dentro de él y que no ha podido nunca controlar, casi como ese Carlito Brigante interpretado por Al Pacino en la obra maestra de Al Pacino, "Carlito's Way".
Esa ilusión de normalidad se había traspasado a nosotros, los espectadores. En el fondo queríamos y creíamos que Dexter se merecía lo mejor para él y los suyos. Pero eso no es posible, porque Dexter con sus acciones ha ido dejando muchos cadáveres y vidas rotas por el camino. No solo los asesinos y criminales que supuestamente merecen el fin que les ha dado Dexter, sino inocentes como su mujer Rita, LaGuerta, el detective Doakes, hasta llegar a su hermana Debra, su verdadero amor y última víctima de las acciones de Dexter. Debra tras ser abatida con un disparo en el estomago por el hijo de la doctora Vogel se recupera al parecer favorablemente, pero el destino le juega una mala pasada castigándola por convertirse en una asesina y encubridora de criminales y cae en un coma profundo del que si se recupera se quedará en estado vegetativo.
En ese momento, la ilusión de Dexter de romper con el pasado y sus horribles acciones dan un vuelco. Lo primero que hace es dejar que Hanna y Harrison se vayan a Argentina sin él, después acaba con el hijo de Vogel en la sala de interrogatorios como si hubiera sido en defensa propia, con una impactante escena a continuación donde Batista y Quinn le dejan ir, aprobando sus acciones, porque posiblemente es lo que habrían querido hacer ellos en su fuero interno. Tras esto y con el huracán aproximándose a Miami, Dexter entra vestido al hospital con su ropa de faena criminal y desconecta a Debra de su sufrimiento en una de las escenas más sobrecogedoras, bellas y trágicas de todo el serial, llevándosela en su barco y tirándola al mar como a todas sus víctimas, con la diferencia que todas sus anteriores víctimas iban envueltas en el color negro de sus almas y Debra cae en el mar envuelta en un inmaculado blanco, reflejo de renacimiento y bautismo de una vida mejor. Porque el último crimen de Dexter es un acto de amor, al igual que su llamada y despedida a Hanna y a Harrison, también despedida a su alma y a la figura de Dexter Morgan, cuando este se lanza hacia el corazón de la tormenta para acabar con esa parte de su vida, porque Dexter ya no existe, solo queda ese "Dark Passenger".
El polémico epílogo nos muestra a Dexter trabajando en un puerto, sin ningún contacto con las personas que le rodean. Le vemos viviendo en un apartamento sucio y gris, muy alejado del elegante y luminoso apartamento de su anterior vida como Dexter Morgan. No hay orden, no hay pulcritud, no hay humanidad, solo queda el "Dark Passenger" como refleja esa última mirada de Dexter hacia el espectador. La muerte en vida, ese es el destino de Dexter hasta el final de sus días, mucho más cruel y desesperanzador que si hubiera muerto o hubiera sido descubierto por sus compañeros y sentenciado a la silla eléctrica. Creo que no puede haber mejor y más trágico desenlace para un personaje y una serie que echaré mucho de menos.
Buena reseña! A mi el epilogo me dejó un poco 'mosqueada' por asi decirlo, en ese momento me parecía mejor que hubiese muerto en la tormenta y le hubieran dado un final tragico; pero tras leer tu post coincido en que ciertamente lo unico que queda de él es el Dark Passenger y todo su caos.
ResponderEliminarese Dexter al que hasta sus pensamientos abandonan, su voz en off... quizás quería para él la muerte, el descanso, pero él mismo elige su penitencia como no podría ser de otra forma, el resto sería demasiado fácil.
ResponderEliminarPersonalmente, me gusta el final de su serie que me dejó un nudo en el estómago...
Coincido contigo: un final merecido (si lo hubiera leído sobre el papel). Pero resolver todo este entuerto en el último capítulo ha sido una falta de respeto a todos sus seguidores. Da la impresión que empezaron la temporada sin tener un claro final (totalmente precipitado)....Me recuerda a las series de Antena3...
ResponderEliminarA mi parecer, sobraba Zack "Robin" Hamilton; el final de la doctora Vogel: porqué no un lado más oscuro de la doctora? o bien, desarrollar más el personaje de Saxon (el hijo de la doctora); el cambio drástico de papeles del comedido detective Elway (y jefe de Deb); qué pinta la hija de Masuka?...Y por Dios, un desenlace más oscuro y menos teatral!!
En fin, como decía uno de los fans....." Y para cuándo las disculpas a sus miles de fans?"