19 de mayo de 2018

Deadpool 2 de David Leitch: Liberal en las formas, conservadora en el fondo




















Hace poco más de dos años, una de las grandes sorpresas de este género en el que se han convertido las adaptaciones de cómics de superhéroes, fue Deadpool. Una película que a través de la provocación, el humor y el distanciamiento irónico, adaptaba a la perfección el espíritu lúdico del personaje creado por Rob Liefeld, pero cuya adaptación realmente provenía de la interpretación que Joe Kelly y Ed McGuinness realizaron del mismo en la primera y excelente serie regular del personaje a finales de los años 90 y que ha perdurado hasta nuestros días. 






El éxito de una propuesta modesta dentro de los estándares de los blockbusters hollywodienses (60 millones de dólares) se convirtió en una agradable sorpresa dentro del adocenado y serializado género superheróico cinematográfico. El carisma de Ryan Reynolds, las brillantes y originales escenas de acción del debutante Tim Miller (proveniente de la dirección de segunda unidad de cine de acción) y las rupturas de la cuarta pared junto a su irreverencia satírica, dio como resultado una película honesta y muy divertida. 






Dos años después llega su secuela. Esta vez ya convertida en uno de los títulos fuertes del verano hollywodiense y con un presupuesto de título triple A (150 millones de dólares). El director original, Tim Miller, abandonó la producción por diferencias creativas con Ryan Reynolds y en su lugar, se contrató a David Leitch, co-director no acreditado de John Wick y autor de otro título de acción estrenado el pasado verano, Atómica. Un director que ha entregado algunas de las mejores escenas de acción de los últimos años, donde la planificación, intensidad y originalidad de las mismas eran algunos de sus mayores alicientes. Parecía que el proyecto estaba en buenas e incluso mejores manos.

 Pero no ha sido así, sino que Deadpool 2 se convierte en un nuevo ejemplo del concepto de secuela peor que el original. El mayor problema, la máxima de duplicar e incluso quintuplicar todo aquello que funcionó en la obra original, pero sin aportar ni un ápice de novedad. A esto hay que sumarle un guión escrito de nuevo por Rhett Reese y Paul Wernick, con Ryan Reynolds también acreditado, donde aunque consiguen algunos gags y situaciones acertadas, no es más que una dilatación y repetición de aquello que ya había funcionado en la película original. Si a eso se le suma una estructura argumental y narrativa, que no arranca nunca, con cuatro o cinco incluso arranques en falso, la sensación de caos narrativo es un hecho. 






Y lo peor es que David Leitch cumple justo para el aprobado. El co-autor de las escenas del primer John Wick, repletas de inventiva o autor de ese fabuloso plano secuencia en las escaleras de un apartamento en Berlín en la Atómica de Charlize Theron, aquí cumple el expediente con corrección pero sin excelencia, exceptuando el prólogo de la cinta y su concatenación de localizaciones y la presentación de los poderes de Dominó, uno de los nuevos personajes de la cinta y quizá el mejor momento de toda la película. Porque si Dominó es un acierto, no se puede decir lo mismo de Cable, interpretado por Josh Brolin, que más allá de su excelente presentación y su poderío físico, es aprovechado de manera insulsa y para poco más que servir de pobre deus ex machina dramático. 






Ese drama es quizás uno de los elementos más disonantes de la cinta. Porque Deadpool 2 se aleja de la original, al convertirse en un conservador espectáculo que, bajo su barniz provocador e irreverente, esconde en su interior un alma conservadora, donde por mucho que Wade Wilson y su cohorte hagan y suelten improperios a la velocidad de la luz, no pueden ocultar que estamos ante una gran producción de estudio que intenta vender en el fondo de su propuesta un mensaje moralizador que choca como un tren de mercancías con las formas aparentemente anárquicas de una propuesta cuyo mayor fracaso es haber acabado convirtiéndose en muchos aspectos en todo aquello de lo que se reía y criticaba con inteligencia en su mucho más fresca y menos aparatosa primera entrega.

3 comentarios:

  1. Todo el mundo que la ve dice que es mejor que la primera menos el autor de esta crítica

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  2. No conocía al personaje, y fui al cine a ver la primera. Horror, no me gustó mucho(creo que le di un 5 raspado). No me gusta esa forma de hablar, ni la trama que contó. La acción si estaba muy bien, de lejos lo mejor. Con esta ya no pico.
    Un saludo

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  3. Nope. No sabes de qué hablas, amigo. La película es sobre apostar en la bondad de las personas, y toda la estructura de la película trabaja en ese sentido. Te pierdes de que no puede haber cuatro o 5 arranques en falso sin que sea intencional, la subversión de las expectativas es un tema constante, intencional y bien logrado. La película se subvierte a sí misma en los créditos. Para reseñar es necesario pensar en términos de mensaje y ejecución, y esta reseña fracasa totalmente en ese sentido y por eso se queda sola frente a un mar de comentarios positivos sobre Deadpool 2.

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