24 de agosto de 2016

Hellblazer de Mike Carey 1 (de 2): Fusionando todos los Constantine previos
























La primera vez que leí el arranque de esta etapa a manos del guionista de Lucifer no pude pasar de su primer volumen. Era la época en que Norma Editorial publicaba los títulos del sello Vertigo y no se si fue por el mal sabor de boca que me dejó sus primeros ejemplares de Lucifer o porque la etapa previa de Azzarello me había encantado, pero no pude seguir leyéndola.



Pero aprovechando que ECC está reeditando en una magnífica edición todo el Hellblazer perteneciente a la línea Vertigo, creí que era una buena oportunidad de darle una nueva oportunidad a su larga etapa- recopilada en dos volúmenes en esta nueva edición- sobre todo porque mi estima hacia Carey había subido exponencialmente tras leer todo su Lucifer, un spin-off de Sandman que estaba a la altura de su hermana mayor, Sandman.



Y leído el primer volumen que engloba los dos primeros años de su estancia en el título, he de decir que me he llevado una gratísima sorpresa. Carey devuelve a Constantine a sus raíces sobrenaturales, a su entorno, Inglaterra y al gran elenco que le rodea. Carey crea nuevos personajes, a destacar la nueva pareja de Constantine y le da un protagonismo inesperado y muy inteligente a la sobrina de John Constantine.



Pero lo que mejor se le da a Carey es el largo plazo y aquí, al igual que su Lucifer, aunque las historias duren entre dos y cinco ejemplares, están todas unidas por un hilo conductor que va demostrando lo bien planificada que tiene su historia. Personajes que parecen secundarios en una historia concreta, reaparece de nuevo como némesis principal de otra historia posterior. Y lo mejor, que todo va creciendo en interés, con ideas novedosas, giros inesperados y colocando a Constantine en situaciones a las que nunca se había enfrentado.



Entre la socarronería de Ennis y la sensibilidad de Jenkins se mueve este Constantine de Carey. Brutalidad y momentos gore se fusionan con un Constantine que sin olvidar su mala baba y sus punzantes diálogos, es falible, comete errores y sufre por aquellos que le rodean. Y no olvidemos a Chas, que consigue un mayor protagonismo, sobre todo de su familia, algo que ningún autor anterior había explorado.



Le ayuda a Carey el trabajo de Marcelo Frusin, discípulo de Eduardo Risso y dibujante principal de esta primera mitad de etapa, que con su narrativa limpia y fluida hace de la lectura de este tebeo un verdadero disfrute. No se quedan atrás los dibujantes invitados de la etapa, como Steve Dillon, que acompaña a Carey en su primera historia, un primerizo Jock o Leonardo Manco, el autor que se encargará de continuar la segunda mitad de la etapa del guionista de Lucifer.



En definitiva, una de las etapas más dinámicas e interesantes del personaje. Un tebeo que no puedes dejar de leer y de maravillarte al ver como Carey enlaza una historia tras otra, convirtiéndolas en un gran todo y devolviendo la esencia de un personaje que quizás aunque brillante como etapa en manos de Azzarello, quizás había perdido esa esencia que le hacía único.

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