1 de diciembre de 2017

Detective Comics: Un Lugar Solitario para Vivir. Reivindicando a Tim Drake y a todos los Robins en el proceso


 "Un Lugar Solitario para Vivir" trae al recuerdo y homenajea una de las sagas de principios de los años 90 más recordadas por el aficionado al universo del murciélago: "Un Lugar Solitario para Morir". Dicho mini-evento, guionizado por Marv Wolfman, fue un crossover que apareció en las series de Batman y Los Nuevos Titanes y que presentaba a Tim Drake, un inteligente joven que había descubierto la identidad secreta de Batman y cuyo sueño dorado era que Batman y Robin volvieran a estar unidos. No debemos olvidar que esta historia apareció dos años después de que Bruce Wayne perdiera a Jason Todd, su segundo Robin, a manos de El Joker, en la polémica "Una Muerte en la Familia", guionizada por Jim Starlin y dibujada por Jim Aparo.



Tim Drake acabó convirtiéndose en el tercer Robin. Un Robin que se volvió toda una estrella, haciendo olvidar a los lectores de la época el mal sabor de boca del ominoso y amargado Jason Todd y situándose muy a la par con el clásico Dick Grayson como gran compañero del murciélago. DC Comics supo aprovechar al personaje a principios de los 90, siendo una parte muy importante de los dos títulos mensuales del murciélago y siendo protagonista de tres miniseries guionizadas por Chuck Dixon y dibujadas por Tom Lyle, que se convirtieron en algunos de los tebeos más vendidos de esa era pre y post especulación.



La llegada del siglo XXI no le sentó bien a Tim Drake, ya fuera por la resurrección a manos de Judd Winick del añorado posteriormente Jason Todd, o por la creación y ascenso fulgurante del cuarto Robin, Damian Wayne, hijo de Bruce y también del guionista Grant Morrison en su laureada etapa al frente del personaje. Tim no tenía ni el aura de rebelde sin causa de Jason Todd, ni los galones y el clasicismo de Dick Grayson, ni la arrogancia y el carisma del fabuloso Damian Wayne. En definitiva, Tim Drake había perdido su sitio.



Ha tenido que llegar este DC Rebirth y un guionista como James Tynion IV a la cabecera de Detective Comics, para demostrar dos cosas: la primera, que Tynion es un magnífico guionista, que ama y conoce este universo y a sus personajes como la palma de su mano y que Tim Drake es un elemento fundamental del universo del Cruzado de la Capa. Y así, Tynion tuvo que aparentar que Drake había muerto, para que Batman y su séquito y sobre todo los lectores, nos diéramos cuenta que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos.



Aproximadamente un año después, aunque Tynion ya nos había mostrado brevemente que Tim estaba secuestrado por Mr. Oz, el tercer Robin vuelve por la puerta grande. Y lo hace en una historia en cuatro partes, que demuestra la habilidad y la concisión de Tynion para construir una historia épica que deja de lado en las páginas iniciales el misterio de Mr. Oz, ya que Jurgens en paralelo descubría su identidad en las páginas de Action Comics, para centrarse en diseccionar el legado de los Robins y definir perfectamente a cada uno de ellos, quedando representado en una doble página que sugiere un posible futuro para todos ellos, que romperá el alma a todo seguidor de los personajes.



En el apartado gráfico, a Tynion le acompañan sus dos dibujantes rotatorios en las páginas de Detective Comics: Eddy Burrows y Álvaro Rodríguez. Y de nuevo, hacen un excelente trabajo, en 80 páginas frenéticas que van de la espectacularidad a la intimidad sin que eso frene el frenético avance de tramas y subtramas que se van solapando a velocidad de vértigo, resolviendo cabos pendientes de anteriores relatos y dejando entrever un posible futuro, tanto de los personajes como de la colección, que vuelve a demostrar que este Detective Comics no es un serial secundario a la sombra del título principal, Batman, sino que es una serie y una etapa tan o igualmente importante que el Batman de King, pero con su propio estilo y tono. 



En definitiva, un fabuloso tebeo de superhéroes a la antigua usanza, un homenaje y reivindicación de la figura de Tim Drake que ya hacía falta y un paso más para afianzar una etapa que pasará a la historia como un pequeño título de culto que será reivindicado en las próximas décadas, con el mismo regusto del tebeo artesano bien hecho, como lo fue la etapa de Alan Grant y Norm Breyfogle al frente de Batman y Detective Comics.





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