Es curioso que la renovación del cómic americano o por lo menos lo que todos entendemos como el nuevo cómic americano, fuera gestado por un melenudo de Northhampton, Inglaterra, en el seno de la que quizás sea la editorial más conservadora del tebeo norteamericano mainstream. Pero hubo un tiempo, a principios/mediados de los años 80, que DC Comics arriesgó, quizás porque no tenía nada que perder ante su gran rival, Marvel Comics y se planteó implantar en el acomodado mainstream americano una verdadera bomba subversiva que borraría de un plumazo lo que gran parte del público esperaría encontrar en un tebeo de superhéroes.
Aunque hay que comenzar diciendo que La Cosa del Pantano no era un superhéroe, ni siquiera en sus orígenes allá por el año 1972, cuando Len Wein y el gran Berni Wrightson lo crearon para el número 92 de House of Mistery, una de las antologías de terror que proliferaron en los años 70.
Con reminiscencias de los monstruos de terror clásico, La Cosa del Pantano fue uno de los acontecimientos comiqueros de los primeros años 70, pero en el momento que Len Wein y Wrightson abandonaron el barco, la colección comenzó a vagar sin rumbo fijo. Algo lógico, ya que la premisa de un científico que se convirtiera en una criatura vegetal y ecologista tampoco daba mucho de sí.
Y ahí tuvo que llegar Alan Moore, joven, rebelde y repleto de nuevas ideas en una cabeza en constante ebullición. Lo primero que hizo fue cerrar en el número 20 de la colección las tramas que el guionista Marty Pasko había estado desarrollando sin mucha fortuna, dándoles un cierre honorable. Y sin ningún miedo matando al personaje principal, Alec Holland, La Cosa del Pantano.
Esta tábula rasa para la colección, dio pie al escritor para darle la vuelta al personaje y convertirlo en uno de los personajes fundamentales del cómic de los 80. Y lo consiguió en un solo ejemplar, el número 21 de La Cosa del Pantano, titulado "La Lección de Anatomía", uno de los puntales del cómic americano. En unas meras 23 páginas, el mundo de la Cosa del Pantano y del género de terror en el mundo del cómic cambió radicalmente. Un tebeo sucio, turbio y viscoso, gracias también a dos artistas como Stephen Bissete y John Totleben que supieron transmitir y plasmar como nadie la excelente prosa del inglés.
En este ejemplar, a través de las palabras del Hombre Florónico, un villano de segunda regional que Moore convirtió en una amenaza a respetar, conocemos el verdadero secreto de La Cosa del Pantano, a través de una disección minuciosa de las entrañas de la criatura. Nunca fue Alec Holland, sino una planta que se creyó un hombre. La terrorífica revelación para nuestro protagonista principal, será el medio de Moore para reinventar el género de terror tal y como lo conocemos.
Y eso consigue en los siguientes 6 números de la colección. Si sois lectores del Sandman de Gaiman, que me imagino que si, debéis saber que lo que el autor de Los Eternos fue un alumno aventajado de Moore. Porque en estos seis números está la génesis de lo que sería su Sandman y la posterior línea Vertigo. Moore transforma el entorno de la colección, un entorno de terror conservador, en una pesadilla lisérgica, donde antiguos personajes de una sola pieza como Matt y Abby se convierten en personas de carne y hueso con debilidades, miedos y pasiones. El universo DC tradicional se entremezcla dentro de este universo, con aparición incluída de la Liga de la Justicia, pero no como los hemos visto siempre, sino como seres superiores que cuidan al mundo mortal desde la frialdad de las alturas.
Pero el verdadero salto cualitativo de la colección ocurre en el número 30 de la colección, el primer capítulo de "Amor y Muerte". Hasta el momento, Moore había reinterpretado el universo DC y sobre todo su parte sobrenatural de manera novedosa y única. Pero es a partir de aquí que hace la colección suya. Superado el trauma de La Cosa del Pantano al descubrir que es una planta que se creía un hombre y comenzar a ser uno con la naturaleza, la colección y el autor se centran en el personaje más interesante de la misma, Abigail Cable.
No es casual que mi primer acercamiento al personaje y a Alan Moore, fuera este primer capítulo de Amor y Muerte. Fue el primer número de la primera miniserie que ediciones Zinco dedicó a todo color del personaje en el año 87 u 88. Y yo, con unos meros 12 años, quede fascinado y aterrorizado con la lectura de este ejemplar que aunque me aterrorizó, me descubrió una manera diferente de escribir y de disfrutar de los cómics. La prosa de Moore, el uso de la voz en off de Abigail para dotar de mayor significado las pesadillescas y dantescas composiciones visuales de Bissete y Totleben dejaron marcado de por vida a mi yo infante.
Y la colección a partir de ahí fue para arriba. El desarrollo y el clímax de Amor y Muerte en el infierno, fue un verdadero revulsivo para el cómic, influenciando de nuevo a Gaiman en sus Libros de la Magia y a una nueva generación de lectores que una vez leído y caído en las garras de Alan Moore y su Cosa del Pantano, el resto de lo que se publicaba, salvo contadas excepciones se te quedaba pequeño.
Pero estos dos primeros volúmenes de la nueva reedición en seis tomos que está realizando ECC en la actualidad, nos entregan dos joyas autoconclusivas que se merecen estar entre los mejores tebeos de la historia. El primero es Pogo, el sentido homenaje de Alan Moore a Walt Kelly, una fábula bella y cartoony con un poso de melancolía y pesadumbre que no se te olvida en la vida y el seminal "Ritos de Primavera", la lisérgica y bella escena de amor entre La Cosa del Pantano y Abby, donde Moore y sus colaboradores Bissette y Totleben vuelven a romper los límites establecidos de la página de cómic, y que sería el primer paso de lo que luego acometería Alan Moore con su Promethea junto a J.H. Williams.
Nada más que decir. Que aquellos que ya lo han leído, les recomiendo que los vuelvan a disfrutar en esta correcta edición en tapa dura y que aquellos que nunca la han leído, que lo hagan. Su mundo cambiará irremediablemente.
No me cansaré de decirlo: si quieres ser guionista de cómics lo primero que deberías hacer es leer La lección de anatomía hasta que te la sepas de memoria, pues contiene todas las claves necesarias para hacer un número único perfecto.
ResponderEliminarLástima que, a mi parecer, la etapa de Moore en la cosa solo recupere este nivel en algunos capítulos puntuales y en general tenga demasiados altibajos (y sí, yo soy de los que no terminan de comulgar con American Gothic).